INTRODUCCIÓN
No
pienso que un verdadero sistema de teología se pueda construir desde lo que
podríamos llamar la tradición teológica «liberal», es decir, de personas que
niegan la absoluta veracidad de la Biblia, o que piensan que las palabras de la
Biblia no son exactamente palabras de Dios.
Por
esta razón, los otros escritores con quienes dialogo en este estudio están en
su mayoría dentro de lo que hoy se llama la tradición «evangélica conservadora»
más amplia; desde los grandes reformadores Juan Calvino y Martín Lutero, hasta
los escritos de los eruditos evangélicos de hoy.
Escribo
como evangélico y para evangélicos. Esto no quiere decir que los que siguen la
tradición liberal no tengan nada valioso que decir; sino que las diferencias
con ellos casi siempre se reducen a diferencias en cuanto a la naturaleza de la
Biblia y su autoridad. La cantidad de acuerdo doctrinal que se puede lograr con
personas que tienen bases ampliamente divergentes de autoridad es muy limitada.
Claro,
los profesores pueden siempre asignar lecturas adicionales de teólogos
liberales de interés actual, y estoy agradecido por mis amigos evangélicos que
escriben críticas extensas de la teología liberal. Pero no pienso que todos
están llamados a hacer eso, ni que un análisis extenso de nociones liberales
sea la manera más útil de edificar un sistema positivo de teología basado en la
total veracidad de toda la Biblia. Al final se encuentra un diccionario de
términos usados en este estudio.
Este
estudio lo hemos escrito con el propósito de edificar la iglesia y esta
adecuado para el más mínimo principiante hasta el pastor, el maestro, o
cualquier líder de seminarios, u institutos bíblicos y facultades de teología.
A Dios
sea la gloria y gracias por lo que permite que seamos útiles para su obra.
CONTENIDO
CAPÍTULO 1: El
regreso de Cristo: ¿Cuándo y cómo? Cuándo
y cómo regresará Cristo? ¿Podría venir en cualquier momento?
CAPÍTULO 2: El
Milenio: ¿Qué es el milenio? ¿Cuándo
debe ocurrir? ¿Pasarán los cristianos por la Gran Tribulación?
CAPÍTULO 4: Los
nuevos cielos y la nueva tierra: ¿Qué
es el cielo? ¿Es un lugar? ¿Cómo será renovada la tierra?¿Qué será vivir en los
nuevos cielos y la nueva tierra?
CAPÍTULO 1
EL REGRESO DE CRISTO: ¿CUÁNDO Y CÓMO?
¿CUÁNDO Y CÓMO REGRESARÁ CRISTO?
¿PODRÍA VENIR EN CUALQUIER MOMENTO?
EXPLICACIÓN Y BASES
BÍBLICAS
Al
comenzar la última unidad de este libro, nos volvemos a considerar eventos que
ocurrirán en el futuro. El estudio de eventos futuros se llama a menudo
«escatología «, del griego eschatos, que significa «último». Entonces, el
estudio de la escatología es el estudio de las «últimas cosas».
Los
incrédulos pueden hacer predicciones razonables sobre eventos futuros basadas
en patrones de los acontecimientos pasados, pero está claro que de acuerdo con
la naturaleza de la experiencia humana los seres humanos por sí mismos no
pueden conocer el futuro. Por lo tanto, los incrédulos no pueden poseer un
conocimiento seguro de ningún evento futuro.
Pero
los cristianos que creen en la Biblia están en una situación diferente. Aunque
no podemos conocer todo sobre el futuro, Dios conoce todas las cosas sobre el
futuro y en la Escritura nos ha comunicado los acontecimientos principales por
venir en la historia del universo. Podemos tener absoluta confianza que estos
eventos ocurran pues Dios nunca se equivoca y nunca miente.
En lo
que toca a nuestro futuro personal Como individuos, ya hemos discutido la
enseñanza de la Escritura (sobre la glorificación). El estudio de estos eventos
futuros que ocurrirán a los individuos le llaman a veces (escatología
personal». Pero la Biblia también habla acerca de ciertos eventos mayores que
afectarán al universo entero.
Específicamente,
ella nos habla de la segunda venida de Cristo, el milenio, el juicio final, el
castigo eterno para los incrédulos y la recompensa eterna para los creyentes, y
la vida con Dios en el nuevo cielo y la nueva tierra. El estudio de estos
eventos se llama a veces «escatología general». En este capítulo estudiaremos
el tema del regreso de Cristo, o su «segunda venida». Los capítulos
subsecuentes tratarán el resto de los tópicos en un estudio de las últimas
cosas.
Ha
habido muchos debates-a veces acalorados- en la historia de la iglesia sobre
cuestiones relacionadas con el futuro. En este capítulo comenzaremos con
aspectos de la segunda venida de Cristo con los cuales todos los evangélicos
están de acuerdo, y entonces al final se vuelve a una cuestión controversial:
si Cristo puede retomar en cualquier momento. Entonces, en el siguiente
capítulo discutiremos la cuestión del milenio, un tópico que ha sido una fuente
de controversia entre cristianos.
A. HABRÁ UN SÚBITO, PERSONAL, VISIBLE Y CORPORAL REGRESO DE CRISTO
Jesús
habló a menudo de su regreso. «Por eso también deben estar preparados, porque
el Hijo del hombre vendrá cuando menos lo esperen» (Mt 14: 44). Dijo: «Vendré
para llevármelos conmigo. Así ustedes estarán, donde yo esté. Ustedes ya
conocen el camino para ir adonde yo voy» On 14:3). Inmediatamente después que
Jesús ascendió al cielo, dos ángeles le dijeron a los discípulos: «Este mismo
Jesús, que ha sido llevado de entre ustedes al cielo, vendrá otra vez de la
misma manera que lo han visto irse» (HH. 1: 11).
Pablo
enseñó: «El Señor mismo descenderá del cielo con voz de mando, con voz de
arcángel y con trompeta de Dios» (1 Ts 4:16). El autor de Hebreos escribió que
Cristo «aparecerá por segunda vez, ya no para cargar con pecado alguno, sino
para traer salvación a quienes lo esperan» (Heb 9:28). Santiago escribió: «la
venida' del Señor, que ya se acerca» (Stg 5:8). Pedro dijo: «Pero el día del
Señor vendrá como un ladrón» (2ª P 3: 10). Juan escribió: «cuando Cristo venga
seremos semejantes a él» (1ª Jn 3: 2). Y el libro de Apocalipsis hace
frecuentes referencias al regreso de Cristo, y termina con la promesa» «Sí,
vengo pronto», y Juan responde: «Amén. ¡Ven, Señor Jesús!» (Ap 22:20).
Este
terna, entonces, se menciona frecuentemente a lo largo del Nuevo Testamento.
Esta
es la esperanza de la iglesia del Nuevo Testamento. Estos versículos predicen
un súbito regreso de Cristo que será dramático y visible (¡Miren que viene en
las nubes! Y todos lo verán con sus propios ojos», Ap 1: 7). Los pasajes son
demasiados explícitos como para permitir la idea (una vez popular en los
círculos protestantes liberales) de que el propio Jesús no vendrá, sino que
simplemente vendrá el espíritu de Cristo, en el sentido de que la aceptación de
sus enseñanzas y la imitación de su estilo amoroso de vida regresarían de forma
creciente a la tierra.
No son
sus enseñanzas o su manera de vivir, sino «el propio Señor» quien descenderá
del cielo (1ª Ts 4: 16). Es el mismo Jesús «que ha sido llevado de entre
ustedes al cielo» el que «vendrá otra vez de la misma manera que lo han visto
irse» (Hch 1: 11). Su aparición no será una venida meramente espiritual para
morar en los corazones de las personas, sino un regreso personal y corporal «de
la misma manera que lo han visto irse».
B. DEBEMOS ESPERAR ANSIOSOS EL REGRESO DE CRISTO
La
respuesta de Juan al final de Apocalipsis deben caracterizar los corazones de
los cristianos de todas las épocas: «Amén, ¡Ven, Señor Jesús!» (Ap 22: 20). El
verdadero cristianismo nos prepara para «vivir en este mundo con justicia,
piedad y dominio propio, mientras aguardamos la bendita esperanza, es decir, la
gloriosa venida de nuestro Dios y Salvador Jesucristo» (Tit 2:12-13).2 Pablo
dice:
«Nosotros
somos ciudadanos del cielo, de donde anhelamos recibir al Salvador, el Señor
Jesucristo» (Fil 3: 20).' El término «Maranata», en 1ª Corintios 16: 22
significa también «¡Nuestro Señor, viene!» (2ª Co 16: 22 RVR).
NOTA: El término parousia se utiliza en teología
con el significado de «segunda venida» (de Cristo). Este vocablo viene de la
palabra griega (venir) (parousia) que se usa para referirse a la segunda venida
de Cristo en Santiago 5:8 y varios otros pasajes del Nuevo Testamento. Como
parousia no es un término de uso común en inglés ordinario, no lo he empleado
en este libro.
La palabra traducida aquí como «aguardan,
(prosdechomai) tiene un matiz de ansiosa expectativa: se le atribuye a José de
Arimatea quien «también esperaba el reino de Dios» (Mr 15: 43; Lc 23: 51) y al
justo Simeón «que aguardaba con esperanza la redención de Israel (Lc: 2: 25).
¿Esperan
ansiosos los cristianos el regreso del Señor? Mientras más los cristianos
queden atrapados en el disfrute de las cosas de esta vida, y mientras más
descuiden el genuino compañerismo cristiano y su relación personal con Cristo,
menos anhelarán su regreso. Por otro lado, muchos cristianos que experimentan
sufrimientos y persecución, o que están enfermos y tienen más años, y aquellos
cuyo andar diario con Cristo es profundo y vital, sentirán un mayor anhelo por
su regreso.
Entonces,
en cierta medida, el grado en que realmente anhelemos el regreso de Cristo es
una medida de la condición espiritual de nuestras vidas en ese momento. También
da alguna medida del grado en que vemos el mundo tal cual es realmente, como
Dios 10 ve, siervo del pecado y en rebelión contra Dios, y bajo el poder del
maligno (1ª Jn 5: 19).
¿Significa
esto que no debemos emprender proyectos a largo plazo? Si un científico que es
cristiano ansiosamente espera el regreso de Cristo, ¿debe iniciar un proyecto
de diez años? ¿ü debe un cristiano comenzar un curso de tres años en un
seminario de teología o una universidad bíblica? ¿Qué si Cristo fuera a
regresar el día antes de la graduación de esa institución, antes que hubiera la
más mínima oportunidad de dedicar un monto significativo de tiempo al
ministerio real?
Ciertamente
debemos emprender actividades a largo plazo. Es precisamente por esta razón que
Jesús no nos permite conocer el verdadero momento de su regreso (ver más
adelante): quiere que nos ocupemos de obedecerle, no importa cuál sea nuestro
camino en la vida, hasta el mismo momento de su regreso. Estar «listos» para el
regreso de Cristo (Mt 24: 44) es estar obedeciéndolo fielmente en el presente,
activamente involucrados en cualquier actividad a la que nos haya llamado.
De
acuerdo con la naturaleza de la situación, como no sabemos cuándo regresará,
sin duda ese dia habrá algunos misioneros que en ese momento parten para su
campo de misión, que nunca llegarán a su destino. Habrá algunos en el último
año de su educación teológica que nunca utilizarán su entrenamiento para
pastorear una iglesia.
Habrá
algunos investigadores ofreciendo su disertación doctoral ese día, los frutos
de años de investigación que nunca se publicarán y nunca ejercerán influencia
en el mundo. Pero a todas esas personas que son cristianas, Jesús siempre les
dirá: «¡Hiciste bien, siervo bueno y fiel! Has sido fiel en lo poco; te pondré
a cargo de mucho más. ¡Ven a compartir la felicidad de tu Señor!» (Mt 25: 21).
NOTA: La palabra traducida aquí como «aguardamos»
es apekdechomai, «aguardar ansiosamente» (note su uso con este sentido en Ro 8:
19, 23; 1ª Co 1:7; Gá 5: 5).
C. NO SABERNOS CUÁNDO CRISTO VOLVERÁ
Varios
pasajes indican que no sabemos, ni podemos saber, el momento del regreso de
Cristo. «Por eso también ustedes deben estar preparados, porque el Hijo del
hombre vendrá cuando menos lo esperen» (Mt 24: 44). «Manténgase despiertos
porque no saben ni el día ni la hora» (Mt 25: 13). Por otra parte, Jesús dijo:
«Pero en cuanto al día y la hora, nadie lo sabe, ni siquiera los ángeles del
cielo, ni el Hijo, sino solo el Padre. ¡Estén alerta! ¡Vigilen! Porque ustedes
no saben cuándo llegará ese momento» (Mr 13: 32-33).
Es
evadir la fuerza de esos pasajes decir que no podemos saber el día o la hora,
pero que podemos conocer el mes o el año. Permanece el hecho que Jesús viene
«cuando menos lo esperen» (Mt 24:44), y «il la hora que no penséis» (Lc 12: 40
RVR).
En
estos versículos la palabra «hora»)tora se entiende mejor en un sentido más
general, como referencia a un momento cuando algo tendrá lugar, no
necesariamente a un período de tiempo de sesenta minutos).
El
objetivo de estos pasajes es que Jesús nos dice que no podemos saber cuándo él
regresará. Como vendrá en un momento inesperado, debemos estar listos en todo
momento para su regreso.
El
resultado práctico de esto es que todo el que alega conocer específicamente
cuándo regresa Jesús debe ser considerado equivocado. Los Testigos de Jehová
han hecho muchas predicciones de fechas específicas para el regreso de Cristo,
y todas ellas han resultado estar equivocadas.
Pero
otros en la historia de la iglesia han hecho también esas predicciones, a veces
afirmando tener un nuevo entendimiento de las profecías bíblicas, y en
ocasiones haber recibido revelaciones personales del propio Jesús que indican
el momento de su regreso.
Y es
desafortunado que muchos hayan sido engañados por estas afirmaciones, debido a
que si las personas están convencidas que Cristo regresará (por ejemplo) en un
mes, comenzarán a retirarse de todos los compromisos de largo plazo. Sacarán a
sus hijos de la escuela, venderán sus casas, renunciarán a sus empleos y
dejarán de trabajar en cualquier proyecto de largo plazo sea en la iglesia o en
algún otro lugar.
Puede
que inicialmente sientan un creciente celo por la evangelización y la oración,
pero la naturaleza irracional de su conducta contrarrestará cualquier impacto
evangelística que puedan ejercer. Por otro lado, simplemente están
desobedeciendo la enseñanza de la Escritura de que la fecha del regreso de
Cristo no puede conocerse, lo que significa que hasta sus oraciones y
compañerismo con Dios se dañarán también.
Todo
el que afirme conocer la fecha en que Cristo regresará -no importa la fuente-
se debe rechazar como alguien equivocado.
NOTA: Su intento de salvar la cara aduciendo que
Jesús regresó realmente el 1 de octubre de 1914, de una forma invisible, es
incorrecto pues niega la naturaleza visible y corporal del regreso de Cristo
que se especifica con tanta claridad en varios pasajes citados arriba.
Aun en el «ilustrado» siglo XX, tales alarmas
podían convencer a mucha gente. En el verano de 1988 un antiguo especialista en
cohetes con credenciales académicas impresionantes circuló un folleto alegando
que Jesús retornaría en 12 de septiembre de 1988, y decenas de miles de copias
del libro le dieron la vuelta a Estados Unidos y varias partes del mundo. Me
sorprendió descubrir que algunos amigos cristianos por lo demás sobrios lo
habían leído y estaban alarmados, y escuchar que algunos cristianos de nuestra
comunidad habían sacado a sus hijos de la escuela a fin de estar juntos como
una familia cuando volviera Cristo.
Cuando la predicción falló, el autor, Edgar
Whisenant, revisó su predicción diciendo que sus cálculos estaban equivocados
por un año y que en su lugar Cristo retomaría el1 de septiembre de 1989 (un día
más tarde o más temprano), o, si no entonces, en Rosh Hashanah de 1990 o 1991 o
1992, o, a más tardar, en septiembre 15-17 de 1993. Por supuesto que estas
predicciones también fallaron. Pero se interrumpieron muchas vidas y muchas
personas alentaron falsas expectativas suscitadas y luego quebradas por la
publicación de este folleto y sus secuelas.
D. TODOS LOS EVANGÉLICOS CONCUERDAN SOBRE LOS RESULTADOS ÚLTIMOS DEL
REGRESO DE CRISTO
No
importa cuáles sean sus diferencias sobre los detalles, todos los cristianos
que aceptan la Biblia como su autoridad máxima concuerdan que el resultado
final y último del regreso de Cristo será el juicio de los incrédulos y la
recompensa final de los creyentes, y que éstos vivirán con Cristo en un nuevo
cielo y una nueva tierra por toda la eternidad.
Dios
Padre, Hijo y Espíritu Santo reinará y será adorado en un reino eterno donde no
habrá más pecado, pena ni sufrimiento. Discutiremos estos detalles más
ampliamente en los siguientes capítulos.
E. HAY DESACUERDO SOBRE LOS DETALLES DE LOS EVENTOS FUTUROS
A
pesar de todo, los cristianos difieren sobre los detalles específicos que
conducen y siguen inmediatamente al regreso de Cristo. Ellos difieren específicamente
sobre la naturaleza del milenio y la relación del regreso de Cristo con el
milenio, la secuencia del regreso de Cristo y el período de la gran tribulación
que vendrá sobre la tierra, y la cuestión de la salvación del pueblo judío (y
de la relación entre los judíos salvos y la iglesia).
Antes
que examinemos algunas de estas cuestiones con más detalle, es importante
subrayar la posición genuinamente evangélica de aquellos que sostienen
diferentes posiciones sobre estas cuestiones. Todos los evangélicos que
sostienen estas distintas posiciones concuerdan que la Escritura está libre de
errores, y tienen el compromiso de creer todo lo que la Escritura enseña.
Sus
diferencias tienen que ver con la interpretación de varios pasajes relacionados
con estos acontecimientos, pero sus diferencias sobre estos temas deben ser
vistas como cuestiones de importancia secundaria, no como diferencias sobre
cuestiones doctrinarias fundamentales.
A
pesar de todo, vale la pena que dediquemos tiempo al estudio de estas
cuestiones con más detalle, porque podemos obtener una mejor comprensión de la
naturaleza de estos eventos que Dios ha planeado y nos ha prometido, y porque
todavía hay esperanza de que se produzca una mayor unidad en la iglesia cuando
acordemos examinar estos temas de nuevo con más detalle y nos empeñemos en
discutirlos como se debe.
F. PODRÍA CRISTO VOLVER EN CUALQUIER MOMENTO?
Una de
las áreas de desacuerdo importante trata de la cuestión de si Cristo podría
regresar en cualquier momento. Por un lado, hay muchos pasajes que nos instan a
estar listos porque Cristo regresará cuando menos lo esperemos. Por otro lado,
hay varios pasajes que hablan de ciertos eventos que ocurrirán antes del
regreso de Cristo.
Ha
habido diferentes maneras de resolver la aparente tensión entre estos dos
conjuntos de pasajes, con algunos cristianos que concluyen que Cristo aun
podría regresar en cualquier momento, y otros que concluyen que no podría
regresar por lo menos en una generación, porque tomaría ese tiempo el cumplimiento
de algunos de los acontecimientos vaticinados que deben ocurrir antes de su
regreso.
1. VERSÍCULOS QUE PREDICEN UN REGRESO DE CRISTO SÚBITO E INESPERADO.
A fin
de sentir la fuerza acumulada de los pasajes que predicen que Cristo vendrá muy
pronto, ayuda relacionarlos aquí en orden:
Manténganse
despiertos, porque no saben qué día vendrá su Señor. Pero entiendan esto: Si un
dueño de casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, se
mantendría despierto para no dejarlo forzar la entrada. Por eso ustedes deben
tamo bien estar preparados, porque el Hijo del hombre vendrá cuando menos lo
esperen. (Mt 24: 42-44; 36-39)
El día
en que el siervo menos lo espere y a la hora menos pensada el señor volverá.
(Mt 24:50)
Manténganse
despiertos porque no saben ni el día ni la hora. (Mt 25: 13)
Pero
en cuanto al día y la hora, nadie lo sabe, ni siquiera los ángeles del cielo,
ni el Hijo, sino sólo el Padre. ¡Estén alerta! ¡Vigilen! Porque ustedes no
saben cuándo llegará ese momento (Mr 13:32-33).
Es
como cuando un hombre sale de viaje y deja su casa al cuidado de sus siervos,
cada uno con su tarea, y le manda al portero que vigile. Por lo tanto,
manténganse despiertos, porque no saben cuándo volverá el dueño de la casa, si
al atardecer, o a la medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer; no sea
que venga de repente y los encuentre dormidos. Lo que les digo a ustedes, se lo
digo a todos: ¡Manténganse despiertos! (Mr 13: 34-37)
Vosotros,
pues, también, estad preparados, porque a la hora que no penséis, el Hijo del
hombre vendrá. (Lc 12:40) ¡Maranata¡ (1ª Co 16: 22)
En
cambio, nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde anhelamos recibir al
Salvador, el Señor Jesucristo. (Fil 3: 20)
Porque
ya saben que el día del Señor llegará como ladrón en la noche. (1ª Ts 5: 2) y
nos enseña a rechazar la impiedad... Así podremos vivir en este mundo con
justicia, piedad y domino propio, mientras aguardamos la bendita esperanza, es
decir, la gloriosa venida de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo. (Tit 2:
12-13)
Sino
animémonos unos a otros, y con mayor razón ahora que vemos que aquel día se
acerca. (Heb 10: 25)
Por
tanto, hermanos, tengan paciencia hasta la venida del Señor Manténganse firmes
y aguarden con paciencia la venida del Señor, que ya se acerca ¡EI juez ya está
a la puerta! (Stg 5:7-9)
Ya se
acerca el fin de todas las cosas. (1ª P 4: 7)
Pero
el día del Señor vendrá como un ladrón. En aquel dia los de los desaparecerán
con un estruendo espantoso, los elementos serán destruidos por el fuego, y la
tierra, con todo lo que hay en ella, será quemada, (2 P 3:10)
El
tiempo está cerca (Ap 1:3)
¡Miren
que vengo pronto (Ap 22:7)
¡Miren
que vengo pronto! Tengo conmigo mi recompensa, y le pagaré a cada uno según lo
que haya hecho. (Ap 22:12)
El que
da testimonio de estas cosas, dice: "Sí, vengo pronto», Amén. ¡Ven, Señor
Jesús! (Ap 22: 20).
¿Qué
diremos de estos pasajes? Si no hubiera pasajes en el Nuevo Testamento sobre
señales que precederían el regreso de Cristo, probablemente concluiríamos de
los pasajes acabados de citar que Jesús podría venir en cualquier momento.
En
este sentido, ¿podríamos decir que el regreso de Cristo es inminente?'
Parecería embotar la fuerza de los mandatos a estar listos y vigilar si hubiera
una razón para pensar que Cristo no volvería pronto.
En
este punto, antes de examinar los pasajes sobre las señales que preceden el
regreso de Cristo, debe considerarse otro problema. ¿Estaban Jesús y el Nuevo
Testamento equivocados en su expectativa de que él regresaría pronto? ¿No
piensan ellos y aun enseñan que la segunda venida de Cristo ocurriría en solo
unos pocos años? De hecho, un punto de vista de mucho relieve entre
especialistas liberales del Nuevo Testamento ha sido que Jesús enseñó
erróneamente que él regresaría pronto.
Pero
ninguno de los textos citados requiere esta interpretación. Los textos que
dicen estad listos no dicen cuánto tiempo tendremos que esperar, ni tampoco
dicen los textos que Jesús viene en un momento que no esperamos. En cuanto a
los textos que dicen que Jesús viene «pronto», tenemos que damos cuenta que los
profetas bíblicos a menudo hablan en términos de una «abreviación profética»,
que ven los acontecimientos futuros pero no ven el tiempo que media antes que
esos eventos ocurran.
Georg
Ladd dice:
Los
profetas estaban poco interesados en la cronología, y el futuro se veía siempre
como inminente los profetas del Antiguo Testamento mezclaban las perspectivas
de lo cercano y lo lejano para formar un solo lienzo. La profecía bíblica no es
tridimensional en lo fundamental, sino bidimensional; tiene altura y ancho pero
se preocupa poco de la profundidad, i.e., la cronología de los eventos futuros
lo distante se percibe a través de la transparencia de lo inmediato.
Es
verdad que la iglesia primitiva vivió a la expectativa del regreso del Señor, y
está en la naturaleza de la profecía bíblica hacer posible que cada generación
viva a la expectativa del fin. Ti Pedro también nos recuerda que el Señor tiene
una perspectiva del tiempo diferente a la nuestra, de manera que el «pronto»
puede que no sea lo que esperamos: «Pero no olviden, queridos hermanos, que
para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día.
El
Señor no tarda en cumplir su promesa, según entienden algunos la tardanza» (2ª
P 3: 8-9).
NOTA: En este capítulo, debe estar claro que no usa
inminente como un término técnico para designar un rapto anterior a la
tribulación (explicado abajo), sino simplemente para decir que Cristo podría
regresar cualquier dia, o aun a cualquier hora.
Todavía más, no uso el término inminente para decir
que Cristo ciertamente vendrá pronto (pues entonces los versículos que hablan
de inminencia habrían estado equivocados cuando fueron escritos). Utilizo la
palabra inminente para decir que Cristo podría venir y vendría en cualquier
momento. (Otros definen inminente con más amplitud, dándole el significado que
Cristo podría venir en cualquier generación. No utilizo el término de esa
manera en este capítulo.)
2. SEÑALES QUE PRECEDEN EL REGRESO DE CRISTO.
El
otro conjunto de textos a ser considerados hablan de varias señales que la
Escritura dice precederán el momento del regreso de Cristo. De hecho, Berkhof
dice: «De acuerdo con la Escritura tienen que ocurrir varios eventos
importantes antes del regreso del Señor, y por lo tanto esta no puede llamarse
inminente».
Aquí
sería útil relacionar aquellos pasajes que se refieren más directamente a las
señales que deben ocurrir antes del regreso de Cristo.
A. LA PREDICACIÓN DEL
EVANGELIO A TODAS LAS NACIONES:
Pero
primero tendrá que predicarse el evangelio a todas las naciones (Mr 13: 10; d.
Mateo 24: 14)
B. LA GRAN TRIBULACIÓN:
Cuando
sepan de guerras y de rumores de guerras, no se alarmen. Es necesario que eso
suceda, pero no será todavía el fin. Se levantará nación contra nación, y reino
contra reino. Habrá terremotos por todas partes; también habrá hambre. Esto
será apenas el comienzo de los dolores. (Mr 13: 7-8; d. Mt 24: 15-22; Lc 21:
20-24)
Porque
serán días de tribulación como no ha habido desde el principio, cuando Dios
creó al mundo, ni la habrá jamás. Si el Señor no hubiera acortado esos días,
nadie sobreviviría. Pero por causa de los que ha elegido, los ha acortado. (Mr
13: 19-20).
NOTA: Berkhof. Systematic
Theology, p. 696. Éste relaciona varios eventos, como la predicación del evangelio a todas
las naciones, la plena restauración de Israel, la gran tribulación. la
revelación del anticristo, y la notable conjunción de muchas señales y milagros
ominosos (guerras, hambrunas, terremotos, falsos profetas que hacen milagros, y
temibles señales en el sol, la luna y las estrellas), todo lo cual discute en
la pp. 697-703.
C. FALSOS PROFETAS QUE HARÁN
SEÑALES Y MILAGROS:
Porque
surgirán falsos profetas que harán señales y milagros, para engañar, de ser
posible, aun a los elegidos. (Mr 13: 22; Mt 24: 23-24)
D. SEÑALES EN LOS CIELOS:
Pero
en aquellos días, después de esa tribulación, «se oscurecerá el sol y no
brillará más la luna; las estrellas caerán del cielo y los cuerpos celestes
serán sacudidos». Verán entonces al Hijo del hombre venir en las nubes con gran
poder y gloria. (Mr 13: 24-25; Mt 24: 29-30; Lc 21: 25-27)
E. LA VENIDA DEL HOMBRE DE
PECADO Y LA REBELIÓN:
Pablo
escribe a los tesalonicenses que Cristo no vendrá hasta que el hombre de pecado
sea primero revelado, y entonces el Señor Jesús lo destruirá en su venida. A
este «hombre de pecado» se le identifica a veces con la bestia de Apocalipsis
13, y a veces se le llama el anticristo, el peor y último en la serie de
«anticristos» mencionados en 1Juan 2:18. Pablo escribe:
Ahora
bien, hermanos, en cuanto a la venida de nuestro Señor Jesucristo primero tiene
que llegar la rebelión contra Dios y manifestarse el hombre de maldad, el
destructor por naturaleza. Este se opone y se levanta contra todo lo que lleva
el nombre de Dios o es objeto de adoración, hasta el punto de adueñarse del
templo de Dios y pretender ser Dios.
Bien
saben que hay algo que detiene a este hombre, a fin de que él se manifieste a
su debido tiempo. Es cierto que el misterio de la maldad ya está ejerciendo su
poder; pero falta que sea quitado de en medio el que ahora lo detiene.
Entonces
se manifestará aquel malvado, a quien el Señor Jesús derrocará con el soplo de
su boca y destruirá con el esplendor de su venida. El malvado vendrá, por obra
de Satanás, con toda clase de milagros, señales y prodigios falsos. Con toda
perversidad engañará a los que se pierden por haberse negado a amar la verdad y
así ser salvos(2ª Ts 2: 1-10).
F. LA SALVACIÓN DE ISRAEL:
Pablo
habla del hecho de que muchos judíos han confiado en Jesús, pero dice que algún
día en el futuro un gran número será salvo:
Pero
si su transgresión ha enriquecido, es decir si su fracaso ha enriquecido a los
gentiles, ¡cuánto mayor será la riqueza que su plena restauración producirá!
(Ro 11: 12).
Hermanos,
quiero que entiendan este misterio para que no se vuelvan presuntuosos.
Parte
de Israel se ha endurecido, y así permanecerá hasta que haya entrado la
totalidad de los gentiles. De esta misma manera todo Israel será salvo. (Ro
11:25-26)
NOTA: La palabra griega traducida aquí (plena
restauración) es pleroma, «plenitud.., A esta futura plena restauración de
Israel entre el pueblo de Dios también la llaman a veces la «plenitud de
Israel.
Luis Berkhof también menciona a Mt 25: 19, según el
cual el maestro regresa «después de mucho tiempo», y Mt 25: 5, que habla de la
tardanza del novio en regresar (Systematic Theology, p. 697). Pero ambos
pasajes son vagos en lo que toca al exacto monto de tiempo, y ambos serían
consistentes aun con un atraso de diez o veinte años tras el regreso de Jesús
al cielo.
G. CONCLUSIONES DE ESTAS
SEÑALES QUE PRECEDEN EL REGRESO DE CRISTO:
El
impacto de estos pasajes parece tan claro que, como se mencionó arriba, muchos
cristianos sienten simplemente que Cristo no puede retomar en cualquier
momento.
Cuando
examinamos la lista de señales ofrecidas arriba, no parece que requiere
argumentar mucho para demostrar que la mayoría de estos eventos, o quizá todos
ellos, no han ocurrido aún. O por lo menos ese parece ser el caso tras una
primera lectura de estos pasajes.
3. POSIBLES SOLUCIONES.
¿Cómo
podemos reconciliar los pasajes que parecen advertimos que estemos listos
porque Cristo podría venir en cualquier momento, con los pasajes que indican
que varios acontecimientos importantes y visibles deben tener lugar antes que
Cristo pueda volver? Se han propuesto varias soluciones.
Una
solución podría ser afirmar que Cristo no podría volver en ningún momento.
Louis Berkhof asume esta posición, en la frase arriba citada. Cuánto tiempo
pasaría antes que Cristo regresara depende del estimado de cada persona sobre
cuánto tiempo demorarían en cumplirse algunas señales, tales como la
predicación del evangelio a todas las naciones, la llegada de la gran
tribulación, y la congregación de todos los judíos que serán salvos.
Este
punto de vista tiene dos dificultades. Primero, realmente parece anular la
fuerza de la advertencia de Jesús de que debemos vigilar, estar listos, y de
que él regresaría en un momento que no esperamos.
¿Qué
fuerza tiene una advertencia de estar listos para el regreso de Cristo en un
momento inesperado cuando sabemos que esta venida no puede ocurrir en muchos
años? La sensación de espera urgente del regreso de Cristo disminuye mucho o se
niega por completo en esta posición, y el resultado parece ser absolutamente
contrario a la intención de Jesús al hacer tales advertencias.
Segundo,
esta posición parece utilizar estas señales de una forma completamente opuesta
a la forma que Jesús quería que se usara. Se ofrecen las señales de manera que,
cuando las veamos, intensificarán nuestra expectación del regreso de Cristo.
Jesús dijo: «Cuando comiencen a suceder estas cosas, cobren ánimo y levanten la
cabeza, porque se acerca su redención» (Lc 21:28).
Y las
advertencias también se ofrecen para impedir que los creyentes se extravíen y
sigan falsos mesías: «Tengan cuidado de que nadie los engañe-comenzó Jesús a
advertirles. Vendrán muchos que, usando mi nombre, dirán: «Yo soy», y engañarán
a muchos. Entonces si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo; o, mirad,
allí está, no le creáis» (Mr 13: 5-6,21).
De
manera que se ofrecen las señales para impedir que los cristianos se sorprendan
con estos notables eventos, para asegurarles que Dios los conoce por
anticipado, y para impedir que sigan tras supuestos mesías que no vienen de un
modo dramático, visible y como conquistador del mundo, como vendrá Jesús.
Pero
las señales nunca se ofrecen para hacer que pensemos: «Jesús no podría venir en
unos pocos años» No hay indicios de que Jesús dio estas señales a fin de
proveer a los cristianos con una razón para que no estuvieran listos para su
venida ¡O a fin de alentarlos a no esperar que él podría venir en cualquier
momento! Utilizar las señales que precederán el regreso de Cristo de esta
manera (como hace Berkhof, por ejemplo), es utilizarlas de una manera que Jesús
nunca se propuso. Por lo tanto, no parece convincente decir que Cristo no
podría venir en cualquier momento.
NOTA: No he relacionado (las guerras y rumores de
guerras) y "hambres y terremotos por todas partes» (Mt 24:6-7) como
señales que deben preceder el regreso de Cristo, porque han estado presentes a
todo lo largo de la historia, y porque no se mencionan por Jesús como señales
que precederían inmediatamente su regreso, sino como eventos que vienen antes
de esas señales. Como "el comienzo de los dolores» (Mt 24: 8). Sin
embargo, una intensificación de estas cosas puede que indique el comienzo de
los últimos días, con otras señales que pronto seguirían.
Otra
solución importante a este problema es decir que Cristo [de hecho podría venir
en cualquier momento, y reconciliar los dos conjuntos de pasajes de varias
maneras.
(1) Una forma de conciliadas es decir que el Nuevo Testamento habla de dos
regresos distintos de Cristo, o dos segundas venidas de Cristo, esto es, una
venida secreta en la que Cristo se lleva a los cristianos del mundo (una venida
«para sus santos»), y entonces, siete años después que haya ocurrido la
tribulación sobre la tierra, una venida visible, pública, triunfante (una
venida «con sus santos») en la que Cristo viene a reinar sobre la tierra.
Durante
el intervalo de siete años todas las señales que todavía no se hayan cumplido
(la gran tribulación, los falsos profetas con señales y milagros, el
anticristo, la salvación de Israel, y las señales en los cielos) se cumplirán,
de manera que no hay ninguna tirantez entre esperar por una venida que podría
ocurrir «en cualquier momento» y comprender que una posterior venida estará
precedida por muchas señales.
El
problema Con esta solución es que resulta dificil derivar dos venidas separadas
de Cristo de los pasajes que predicen su regreso. Sin embargo, no discutiremos
esta cuestión aquí, pero la trataremos en el siguiente capítulo, cuando se
Considere el punto de vista del milenio pre-tribulación del regreso de Cristo.
También
debemos anotar que esta solución es históricamente bastante reciente, pero se
la desconocía en la historia de la iglesia antes que John Nelson Darby la
propusiera en el siglo diecinueve (1800-1882). Esto debe alertarnos sobre el
hecho de que esta solución no es la única posible para la tirantez que se
presenta en los pasajes citados arriba.
(2) Otra solución es decir que todas las señales se han cumplido, y por lo
tanto Cristo podría regresar en cualquier momento. Según este punto de vista,
se podría esperar un posible cumplimiento de estas señales en los eventos de la
iglesia primitiva, aun en el primer siglo.
En
cierto sentido, podría decirse, que el evangelio se predicó de hecho a todas
las naciones, falsos profetas se levantaron y se opusieron al evangelio, hubo
una gran tribulación con la persecución que sufrió la iglesia a manos de algunos
emperadores romanos, el hombre de maldad era de hecho el emperador Nerón, y el
número del pueblo judío que será salvo ha aumentado gradualmente a lo largo de
la historia de la iglesia, pues el propio Pablo se pone a sí mismo como ejemplo
del comienzo de la congregación del pueblo judío (Ro 11: 1).
Discutiremos
con más detalle en la siguiente sección el punto de vista de que las señales
que preceden al regreso de Cristo puede que ya se hayan cumplido,16 pero aquí
podemos simplemente anotar que muchas personas no han hallado convincente
ningún punto de vista que dice que ellas han ocurrido porque estas señales les
parece que apuntan a eventos mucho mayores que los que tuvieron lugar en el
primer siglo.
(3) Hay
otra manera posible de conciliar estos dos conjuntos de pasajes.
Es
decir que es poco probable pero posible que las señales ya se hayan cumplido, y
que por lo tanto no podemos simplemente saber con certeza en ningún momento de
la historia si todas las señales se han cumplido o no. Esta posición es atractiva
pues toma en serio el propósito primario de las advertencias, y el hecho de que
no conoceremos cuándo Cristo regresará. Con respecto a las señales, su
propósito primario es intensificar nuestras expectativas sobre el regreso de
Cristo.
Por lo
tanto, cuando quiera que veamos indicios de cosas que se asemejan a estas
señales, se elevarán e intensificarán nuestras expectativas sobre el regreso de
Cristo. Con respecto a las advertencias de estar listos, los que abogan por
esta posición dirían que Cristo podría regresar en cualquier momento (pues no
podemos estar seguros de que las señales no se han cumplido), de manera que
debemos estar listos, aunque es poco probable que Cristo regresará de inmediato
(porque parece que aun deben cumplirse varias señales). Por último, esta
posición está de acuerdo con que no podemos saber cuándo regresará Cristo, y
que regresará en el momento cuando no lo esperemos.
¿Pero
es posible que estas señales se hayan cumplido? Las podemos examinar una a una.
En cada caso nuestra conclusión será que es poco probable, pero posible, que la
señal ya se haya cumplido.
NOTA: Aquellos que sostienen este punto de vista
objetan la caracterización de esto como dos segundas venidas y prefieren hablar
de dos aspectos de la misma segunda venida, pero como estas dos venidas están
separadas por un intervalo de siete años, no parece equivocado caracterizar el
punto de vista como que cree en dos segundas venidas.
Ese punto de vista es el de la pre-tribulación. Que
se le llama a menudo el del rapto de la pre-tribulación, pues aquellos que lo
sostienen refieren frecuentemente al primer regreso secreto de Cristo para
sacar a los cristianos del mundo como un 'rapto» (dellat. rapio, «capturar,
arrebatar, arrastran).
A. LA PREDICACIÓN DEL EVANGELIO A TODAS LAS NACIONES.
¿Se ha
predicado el evangelio a todas las naciones? Probablemente no, pues hay muchos
grupos lingüísticos y tribus que aun no han escuchado el evangelio. Por
consiguiente, es poco probable que esta señal se haya cumplido. No obstante, Pablo
sí habla en Colosenses sobre la divulgación mundial del evangelio. Habla de que
«el evangelio que ha llegado hasta ustedes. Este evangelio está dando fruto y
creciendo en todo el mundo» (Col 1: 5-6).
También
habla de que «este es el evangelio que ustedes oyeron y que ha sido proclamado
en toda la creación debajo del cielo, y del que yo, Pablo, he llegado a ser
servidor» (Col 1:23). Con estos versículos él ciertamente no indica que toda
criatura viva ha escuchado la proclamación del evangelio, sino que su
proclamación ha avanzado en todo el mundo, y que en un sentido por lo menos
alegórico el evangelio ha sido predicado a todo el mundo o a todas las
naciones? Por lo tanto, es poco probable pero posible que esta señal se cumplió
inicialmente en el primer siglo y se ha cumplido en mayor medida muchas veces
desde entonces.
NOTA: R. T. France. The Gospel According to
Matthew, TNTC (Leicester: Inter-Varsity Press, Grand Rapids: Eerdmans, 1985),
p. 339, dice de la afirmación de Jesús de» que «este evangelio del reino se
predicará en todo el mundo como testimonio a todas las naciones» (Mt 24:14), lo
siguiente: (El mundo es oikoumene, lit. 'el área habitada', un término que se
aplicaba de ordinario al mundo griego (como opuesto a los bárbaros), entonces
al Imperio Romano, y en lo sucesivo a todo el mundo conocido; por lo que no es
tanto un término geográfico que debe incluir toda comunidad o área que ahora se
sabe se encuentra sobre la tierra, sino más bien como indicación de la oferta
universal del evangelio a todas las naciones, Lc., más allá de los confines de
la comunidad judía.
En cierto sentido Pablo pudo afirmar mucho antes de
70 d.C.: «He completado la proclamación del evangelio de Cristo por todas
partes, hasta la región de Iliria» (Ro 15: 19) y en muchas ocasiones desde
entonces afirmaciones similares podrían haberse hecho para referirse a un área
mucho más amplia que el oikoumene conocido en tiempo de Jesús».
B. LA GRAN TRIBULACIÓN:
De
nuevo, parece que el lenguaje de la Escritura indica un período en el que llega
a la tierra un sufrimiento mucho mayor de todo lo que hasta ahora se ha
experimentado. Pero se tiene que comprender que muchas personas han entendido
las advertencias de Jesús sobre la gran tribulación como referidas al sitio
romano de Jerusalén durante la Guerra Judía de 66-70 d.C. I El sufrimiento
durante esa guerra fue efectivamente terrible, y pudo ser lo que Jesús
describía al predecir esta tribulación.
De
hecho, desde el primer siglo, ha habido muchos periodos de violenta e intensa
persecución de los cristianos, y aun en nuestro siglo mucho de esto ha ocurrido
en amplias porciones del globo terráqueo, con cristianos horriblemente
perseguidos en la antigua Unión Soviética, en la China comunista, y en los
países musulmanes.
Sería
dificil convencer a algunos cristianos en este siglo quienes han pasado por
décadas de persecución por su fe, y han conocido persecuciones que afectan a
otros cristianos a lo largo de grandes segmentos del mundo, que esa gran
tribulación ciertamente no ha ocurrido todavía. Han deseado y orado durante
años porque Cristo venga y los rescate de la tribulación que padecen.
Una
vez más, aunque podemos pensar que las palabras de Jesús indican la
probabilidad de una persecución todavía mayor que viene en el futuro, es dificil
estar seguros de esto. Parece apropiado concluir que es poco probable pero
posible que la predicción de una gran tribulación ya se haya cumplido.
C. FALSOS CRISTOS Y FALSOS
PROFETAS:
En lo
que toca a los falsos cristos y falsos profetas que harán señales y milagros,
cualquier misionero que haya trabajado entre gente donde la brujería y la
actividad demoníaca están rampantes estarían dispuestos a testificar que
«señales y maravillas» aparentemente milagrosas se han producido por el poder
demoníaco para oponerse a la difusión del evangelio.
Sin
duda por siglos se han realizado milagros demoníacos y falsas señales, por lo
menos desde el tiempo en que los magos de la corte del Faraón produjeron falsas
señales en oposición a los milagros de Moisés (Éx 7: 11; 8:7; d. la actividad
de Simón el hechicero en Hch 8: 9-11).
Cualquiera
que sea la forma específica que ello asuma, esa producción de milagros
engañosos está casi siempre acompañada por religiones falsas, que extravían a
mucha gente (los líderes de esos grupos pueden denominarse falsos mesías y
falsos profetas). Parece posible que las palabras de Jesús predigan una
manifestación mucho mayor de este tipo de actividades justo en el momento
anterior a su regreso, pero otra vez, es dificil estar seguros de que esto será
así. Es mejor concluir que es poco probable pero aun posible que esta señal se
haya cumplido ya.
D. PODEROSAS SEÑALES EN LOS
CIELOS:
La
ocurrencia de poderosas señales en los cielos es una señal que casi ciertamente
no ha ocurrido todavía. Por supuesto, ha habido eclipses de sol y de luna, y
han aparecido cometas, desde el comienzo del mundo. Pero Jesús habla de algo
mucho mayor: «Se oscurecerá el sol y no brillará más la luna; las estrellas
caerán del cielo y los cuerpos celestes serán sacudidos» (Mt 24: 29).
Aunque
R. T. France intenta explicar esto como lenguaje simbólico que se refiere a la
destrucción de Jerusalén y el juicio de Dios sobre ella,'9 debe basar este
alegato sobre la afirmación de Isaías 13:10 (de donde parecen tomarse las palabras
de Jesús en Mt 24:29) es también lenguaje meramente simbólico que se refiere a
la caída de Babilonia, por cuanto es más probable que tanto Isaías 13:10 y
Mateo 24:29 habla de una aún futura caída literal de las estrellas y de un
oscurecimiento del sol y la luna, algo que sería un preludio adecuado a la
sacudida de la tierra y los cielos y la destrucción cósmica que vendrá tras el
regreso de Cristo (vea Heb 1:10-12; 12:27; 2ª P 3:10-11).
Por
otra parte, es significativo que esta descripción de eventos cósmicos en Mateo
24: 29 esté seguida en el resto del pasaje por la oración: «Verán al Hijo del
hombre venir sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria» (v. 30).20
Dados estos hechos, parece poco probable que las descripciones de la caída de
las estrellas del cielo y el oscurecimiento del sol y la luna son un lenguaje
meramente simbólico.
Es
mejor considerarlas como señales reales que ocurrirán justo antes del regreso
de Cristo, y como tales, caen en una categoría diferente a la de las otras
señales, pues parece seguro que aún no han ocurrido. Con todo, pueden ocurrir
muy rápidamente en el lapso de unos pocos minutos o con mucho de una hora o dos
para que los siga inmediatamente el regreso de Cristo. Estas señales
particulares no son del tipo que nos llevarían a negar que Cristo podría
regresar en cualquier momento.
E. LA APARICIÓN DEL HOMBRE DE
MALDAD:
Muchos
intentos se han hecho a lo largo de la historia para identificar al hombre de
maldad (el «anticristo») con figuras históricas que tenían gran autoridad y
trajeron desolación y devastación entre la gente sobre la tierra.
Muchos
pensaron que los antiguos emperadores romanos Nerón y Domiciano, quienes
persiguieron severamente a los cristianos, serían el anticristo. (Muchos
emperadores romanos, incluyendo estos dos, decían ser deidades y exigieron que
se les adorara.) En épocas más recientes comúnmente se consideró que Adolfo
Hitler era el anticristo, como lo fue José Stalin.
Por
otro lado, muchos protestantes desde la reforma, especialmente aquellos perseguidos
por la iglesia católica, han pensado que uno u otro de los papas era el
anticristo.
Pero
todas estas identificaciones han probado ser falsas, y es probable que un
«hombre de maldad» aún peor se levantará sobre la escena mundial y traerá
sufrimientos sin paralelo y persecución, solo para que Jesús lo destruya cuando
regrese.
Pero
el mal perpetrado por muchos de estos gobernantes ha sido tan grande que, al
menos mientras estuvieron en el poder, sería dificil estar seguros que el
«hombre de maldad» mencionado en 2ª Tesalonicenses 2 aun no ha aparecido. 22 De
nuevo otra vez, es poco probable pero posible que esta señal se haya cumplido.
NOTA: La dificultad en la posición de France se ve
en el hecho de que debe tomar esta evidentemente muy clara predicción del
regreso de Cristo a la tierra como una predicción de la destrucción del templo
judío en 70 d.C. Él dice que Mt 24:30 habla de la «venida de Dios para recibir
autoridad y vindicación:, y por lo tanto no indica un regreso de Cristo en la
carne. Sino la vindicación de su autoridad «sobre el establecimiento judío que
lo había rechazado» mientras la traducción del templo ocurre en 70 d.C. (ibid.,
p. 344).
Sin embargo, Juan dice: «Así como ustedes oyeron
que el anticristo vendría, muchos son los anticristos que han surgido ya» (1 Jn
2:18), y habla del «anticristo» que «ya está en el mundo» (1ª Jn 4:3). Por lo
tanto, aun si estos previos perseguidores de la iglesia no fueran el
anticristo, muchos de ellos pueden haber sido perseguidores del último anticristo.
F. LA SALVACIÓN DE ISRAEL:
Con
respecto a la salvación de Israel como un todo, se debe decir de nuevo que
Romanos 9-11 parece indicar que habrá una aún futura reagrupación del pueblo
judío en que este se volverá y aceptará a Jesús como su Mesías.
Pero
no es seguro que Romanos 9-11 prediga esto, y muchos han alegado que no tendrá
lugar ningún tipo de congregación ulterior del pueblo judío más allá de la que
ya hemos visto a 10 largo de la historia de la iglesia, pues el propio Pablo se
presenta como ejemplo primario de esta congregación (Ro 11: 1-2). Una vez más,
es poco probable pero posible que esta señal ya se haya cumplido.
G. CONCLUSIÓN:
A
excepción de las espectaculares señales en los cielos, es poco probable pero
posible que estas señales ya se hayan cumplido. Por otra parte, la única señal
que parece ciertamente que no ha ocurrido, el oscurecimiento del sol y la luna
y la caída de las estrellas, podría ocurrir en el transcurso de unos pocos
minutos, por eso parece apropiado decir que Cristo podría volver a cualquier
hora del día o la noche. Es por lo tanto poco probable pero ciertamente posible
que Cristo podría regresar en cualquier momento.
¿Pero
le hace justicia esta posición a las advertencias que debemos estar preparados
y que Cristo viene en el momento que no esperamos? ¿Se puede estar listos para
algo que pensamos es poco probable que ocurra en el futuro cercano? Ciertamente
sí. Todo el que lleva un cinturón de seguridad cuando maneja, o compra un
seguro de automóvil, se prepara para un evento que él o ella piensa que es poco
probable. De forma similar parece posible tomar con seriedad las advertencias
de que Jesús podría venir cuando no lo esperamos, y no obstante decir que las
señales que preceden su venida probablemente tendrán lugar en el futuro.
Esta
posición ofrece beneficios espirituales positivos mientras buscamos vivir una
vida cristiana en medio de un mundo que cambia velozmente. En el flujo y
reflujo de la historia mundial, vemos de tiempo en tiempo acontecimientos que
podrían ser la materialización final de algunas de estas señales. Ocurren, y
entonces se esfuman.
Durante
los días más negros de la Segunda Guerra Mundial, parecía muy posible que
Hitler fuera el anticristo. En tiempos de persecución contra la iglesia, puede
parecer más probable que los cristianos estén en medio de la gran tribulación.
Cuando
escuchamos de terremotos y hambrunas y guerras, nos preguntamos si el regreso
de Cristo no estará cerca. Entonces esos eventos se desvanecen y los líderes
mundiales desaparecen de la escena, y la ola de eventos que llevan al fin de la
era parece retroceder por un tiempo. Entonces una nueva ola de eventos irrumpe
en la escena mundial, y de nuevo crecen nuestras expectativas del regreso de
Cristo. Tras cada «ola» sucesiva de eventos, no sabemos cuál será la última.
Y esto
es bueno, pues Dios no intenta que lo sepamos. Quiere que continuemos anhelando
el regreso de Cristo y esperando que ocurra en cualquier momento. Es
espiritualmente insano que digamos que sabemos que estas señales no han
ocurrido, y parece estirar los límites de una interpretación creíble decir que
sabemos que estas señales han ocurrido.
Pero
parece encajar exactamente con el enfoque del Nuevo Testamento sobre el regreso
de Cristo decir que no sabemos con certeza si estos eventos han ocurrido. Una
exégesis responsable, estar a la espera de un regreso súbito de Cristo, y
cierta medida de humildad en nuestro entendimiento, las tres cosas se preservan
en esta posición.
Entonces,
si Cristo regresa de pronto, no estaremos tentados a objetar que una u otra
señal no ha ocurrido aún. Simplemente estaremos listos para darle la bienvenida
cuando él aparezca. Y si todavía debe venir un gran sufrimiento, y si empezamos
a ver una gran oposición al evangelio, un gran avivamiento entre el pueblo
judío, un notable progreso en la predicación del evangelio a través del mundo,
y aun señales espectaculares en los cielos, entonces no nos desalentaremos ni
descorazonaremos, pues recordaremos las palabras de Jesús: «Cuando comiencen a
suceder estas cosas, cobren ánimo y levanten la cabeza, porque se acerca su
redención» (Lc 21: 28).
NOTA: Se podría argumentar que Pablo no quería que
la iglesia de Tesalónica esperara que Cristo regresara en cualquier momento
pues les escribe que «no pierdan la cabeza ni se alarmen por ciertas profecías
ni por mensajes orales o escritos supuestamente nuestros que digan. ¡Ya llegó
el día del Señoril, (2 Ts 2:3). Entonces sigue diciendo: «No se dejen engañar
de ninguna manera porque primero tiene que llegar la rebelión contra Dios y
manifestarse el hombre de maldad), (2ª Ts 2:3). Alguien podría preguntar sin
Pablo no está razonando de esta manera:
Saben que e! hombre de maldad no ha aparecido
todavía, por lo tanto, saben que Cristo no ha regresado aún. Y Cristo no vendrá
hasta que este hombre de maldad aparezca en escena.
Pero se debe notar que Pablo no les dice a los
tesalonicenses que Cristo no podría venir en cualquier momento.
Él no les dice que no estarán listos o que
fracasarán a la hora de esperar el regreso de Cristo. Les dice simplemente que
el regreso de Cristo no ha ocurrido todavía, lo cual es algo completamente
diferente. Y la razón que ofrece no solo es el hecho que e! hombre de maldad
debe aparecer primero, sino también que cuando Cristo vuelva derrotará a este
hombre de maldad y lo destruirá: «Entonces se manifestará aquel malvado, a
quien el Señor Jesús derrocará con el soplo de su boca y destruirá con el
esplendor de su venida.
La conclusión es que Cristo no ha venido, porque no
ha llegado destruyendo al hombre de maldad. Pero ciertamente podría haber
venido en cualquier momento, aun en el contexto de 2 Tesalonicenses, y
destruido inmediatamente al emperador romano que reinaba en ese momento (pues
los emperadores romanos alegaban regularmente ser dioses dignos de adoración, y
e! propio Juan dijo que «muchos son los anticristos que han surgido ya», 1ª Jn
2: 18).
Le doy gracias a Dios que he manejado durante
treinta años sin ningún accidente mayor de automóvil, y oro y espero que no
experimente ninguno, pero todavía me ajusto el cinturón de seguridad cada vez
que entro al carro. Me preparo para un acontecimiento que pienso es poco
probable, pero que sin embargo es posible. De manera similar, pienso que muchas
señales tendrán que cumplirse de manera aun más notable, y que es poco probable
que Cristo regrese en los próximos días o semanas.
De hecho, escribo este libro, que no se publicará
en muchos meses, bajo la suposición de que Cristo no habrá regresado para
entonces. No obstante, frecuentemente examino mi corazón y mi vida para ver si
hay algo de lo que me avergonzaría cuando Jesús regrese, porque quiero estar
preparado para su regreso en cualquier momento, aun en el momento que no
espero.
PREGUNTAS
PARA APLICACIÓN PERSONAL
1. Antes de leer el capítulo, ¿cree usted que Cristo podría regresar en
cualquier momento? ¿Cómo afecta eso su vida cristiana? ¿Ahora qué piensa usted?
Si su punto de vista ha cambiado, ¿qué efecto tendrá esto en su propia vida?
2. ¿Por qué piensa que Jesús decidió dejar el mundo por un tiempo y
entonces regresar, en lugar de quedarse en la tierra tras su resurrección y
predicar el evangelio a través del mundo él mismo?
3. ¿Anhela ahora intensamente el regreso de Cristo? ¿Ha sentido en el
pasado un anhelo mayor? Si no tiene un muy fuerte anhelo por el regreso de
Cristo, ¿qué factores en su vida piensa que contribuyen a esa falta de
añoranza?
4. ¿Alguna vez decidió no emprender un proyecto a largo plazo porque pensó
que el regreso de Cristo estaba cerca? ¿Tiene alguna vacilación ahora sobre
proyectos a largo plazo a causa de esta razón? Si es así, ¿piensa que la
vacilación tiene alguna consecuencia negativa en su vida?
5. ¿Está listo para el regreso de Cristo hoy? Si supiera que él va a
volver en 24 horas, ¿qué relaciones o situaciones querría usted fortalecer
antes de su regreso? ¿Piensa que el mandato de «estar listos» significa que
usted debía intentar fortalecer esas cosas ahora, aun si piensa que es poco
probable que él regrese hoy?
TÉRMINOS
ESPECIALES
Escatología,
escatología general, escatología personal, inminente, parusía, segunda venida
de Cristo
PASAJE
BÍBLICO PARA MEMORIZAR
1ª Tesalonicenses 4: 15-18: Conforme A Lo Dicho Por El Señor, Afirmamos
Que Nosotros, Los Que Estemos Vivos Y Hayamos Quedado Hasta La Venida Del
Señor, De Ninguna Manera Nos Adelantaremos A Los Que Hayan Muerto. El Señor
Mismo Descenderá Del Cielo Con Voz De Mando, Con Voz De Arcángel Y Con Trompeta
De Dios, Y Los Muertos En Cristo Resucitarán Primero. Luego Los Que Estemos
Vivos, Los Que Hayamos Quedado, Seremos Arrebatados Junto Con Ellos En Las
Nubes Para Encontrarnos Con El Señor En El Aire. Y Así Estaremos Con El Señor
Para Siempre. Por Lo Tanto, Anímense Unos A Otros Con Estas Palabras.
CAPÍTULO 2
EL MILENIO
¿QUÉ ES EL MILENIO? ¿CUÁNDO DEBE
OCURRIR? ¿PASARÁN LOS CRISTIANOS POR LA GRAN TRIBULACIÓN?
EXPLICACIÓN Y BASES
BÍBLICAS
La
palabra milenio significa «mil años» (dellat. millenium, «mil años»). El
término viene de Apocalipsis 20: 4-5, donde dice que ciertos individuos
«volvieron a vivir y reinaron con Cristo mil años. Los demás muertos no
volvieron a vivir hasta que se cumplieron los mil años«. Justo antes de esta
afirmación, leemos que un ángel descendió del cielo y sujetó al diablo «y lo
encadenó por mil años. Lo arrojó al abismo, lo encerró y tapó la salida para
que no engañara más a las naciones, hasta que se cumplieran los mil años Cap
20: 2-3).
A lo
largo de la historia de la iglesia ha habido tres puntos de vista principales
sobre el momento y la naturaleza de este «milenio).
A. EXPLICACIÓN DE LOS TRES PUNTOS DE VISTA PRINCIPALES
1. AMILENARISMO.
El
primer punto de vista que se explica aquí, amilenarismo, es realmente simple.
De
acuerdo con esta posición el pasaje de Apocalipsis 20: 1-10 describe la
presente era de la iglesia. Esta es una era en la que la influencia de Satanás
sobre las naciones ha sido reducida bastante de manera que se pudiera predicar
en todo el mundo el evangelio. Aquello que se dice que reinaban ton Cristo
durante los mil años son cristianos que han muerto y ya reinan con Cristo en el
cielo. Cristo reina en el milenio, de acuerdo con este punto de vista, no es un
reino corporal aquí sobre la tierra sino el reino celestial del cual habló
cuando dijo: «Se me ha dado autoridad en el cielo y en la tierra» (Mt 28: 18).
Este
punto de vista se llama «amilenario» porque mantiene que no hay futuro milenio
por venir. Como los amilenarios creen que Apocalipsis 20 se cumple ahora en la
era de la iglesia, sostienen que el «milenio» que se describe ahí tiene lugar
actualmente.
La
duración exacta de la era de la iglesia no puede conocerse, y la expresión «mil
años» es simplemente una expresión por un largo período de tiempo en el que se
cumplirán los propósitos perfectos de Dios.
De
acuerdo con esta posición, la presente era de la iglesia continuará hasta el
momento del regreso de Cristo (vea figura 55.1). Cuando Cristo vuelva, habrá
una resurrección tanto de creyentes como de incrédulos. Se levantarán los
cuerpos de los creyentes para que se reúnan con sus espíritus y entren al pleno
gozo del cielo para siempre. Se levantará a los incrédulos pata enfrentar el
juicio final y la eterna condenación.
Los
creyentes también se levantarán ante el trono del juicio de Cristo (2 Ca 5:10),
pero este juicio solo determinará grados de recompensa en el cielo, porque solo
los incrédulos serán condenados eternamente. En este momento también comenzarán
los nuevos cielos y la. nueva tierra. Inmediatamente después del juicio final,
comenzará el estado de eternidad y continuará para siempre.
Este
esquema es bastante simple todo lo del final de los tiempos ocurre de una vez,
inmediatamente después del regreso de Cristo. Algunos amilienalistas dicen que
Cristo podría regresar en cualquier momento, mientras otros (tales como
Berkhof) argumentan que todavía deben cumplirse ciertas señales.
2. POSMILENARISMO.
El
prefijo pos- significa «después». De acuerdo con este punto de vista, Cristo
regresará después del milenio.
De
acuerdo con este punto de vista, el progreso del evangelio y el crecimiento de
la iglesia se incrementarán gradualmente, de manera que una proporción cada vez
mayor de la población mundial será cristiana. Como resultado, habrá una
influencia cristiana significativa sobre la sociedad, la sociedad funcionará
cada vez más de acuerdo con las normas de Dios, y sobrevendrá gradualmente una
«era milenaria» de paz y justicia sobre la tierra.
Este
«milenio» durará un largo período de tiempo (no necesariamente unos mil años
literales), y por último, al final de este período, Cristo regresará a la
tierra, se levantará a los creyentes y a los incrédulos, tendrá lugar el juicio
final, y habrá un nuevo cielo y una nueva tierra. Entonces entraremos en el
estado de eternidad.
La
principal característica del posmilenarismo es su optimismo sobre el poder del
evangelio para cambiar vidas y causar mucho bien en el mundo. La creencia en el
posmilenarismo tiende a incrementarse en tiempos cuando la iglesia experimenta
un gran avivamiento, cuando no hay guerra ni conflictos internacionales, y
cuando parece que se hacen grandes progresos en vencer el mal y el sufrimiento
en el mundo.
Pero
el posmilenarismo en su forma más responsable no se basa simplemente en la
observación de los eventos en el mundo que nos rodea, sino en argumentos
tomados de varios pasajes de la Escritura, los que se examinarán abajo.
NOTA: Otra denominación que a veces se usa para
referirse al premilenarismo es quilianismo, de la palabra griega *quilioi, (mi)".
Este término se halla más a menudo en la literatura más antigua y rara vez se
utiliza hoy.
3. PREMILENARISMO.
A. PREMILENARISMO CLÁSICO O
HISTÓRICO:
El
prefijo «pre» significa «antes», y la posición «premilenaria» dice que Cristo
regresará antes del milenio.' Este punto de vista tiene una larga historia
desde los primeros siglos en adelante.
De
acuerdo con este punto de vista, la era de la iglesia actual continuará hasta
que, al acercarse el fin, un tiempo de gran tribulación y sufrimiento
sobrevenga sobre la tierra (La T en la figura de arriba simboliza tribulación).
Tras
ese tiempo de tribulación al final de la era de la iglesia, Cristo regresará a la
tierra para establecer un reino milenario. Cuando él vuelva, los creyentes que
hayan muerto se levantarán de los muertos, sus cuerpos se reunirán con sus
espíritus, y reinarán con Cristo sobre la tierra durante mil años. (Algunos
premilenarios interpretan esto como mil años literales, y otros lo consideran
una expresión simbólica para un largo período de tiempo).
Durante
este tiempo, Cristo estará físicamente presente sobre la tierra en su cuerpo
resucitado, y gobernará como Rey sobre la tierra entera. Los creyentes que se
hayan levantado de los muertos, y aquellos que estén en la tierra al regreso de
Cristo, recibirán cuerpos de resurrección glorificados que nunca morirán, y en
estos cuerpos resucitados vivirán sobre la tierra y reinarán con Cristo. De los
incrédulos que permanecen sobre la tierra, muchos (pero no todos) se volverán a
Cristo y se salvarán. Jesús reinará en perfecta justicia y habrá paz en toda la
tierra.
Muchos
premilenarios sostienen que la tierra será restaurada y que de hecho veremos nuevos
cielos y una nueva tierra en este momento (pero no es esencial para el
premilenarismo atenerse a esto, porque se puede ser premilenario y sostener que
los nuevos cielos y la nueva tierra no ocurrirán hasta después del juicio
final). Al comienzo de este tiempo Satanás será encadenado y lanzado al abismo
de manera que no tendrá influencia sobre la tierra durante el milenio (Ap 20:
1-3).
De
acuerdo con el punto de vista premilenario, al final de los mil años Satanás
será liberado del abismo y aunará fuerzas con muchos incrédulos que se han
sometido formalmente al reinado de Cristo pero que internamente han estado
enfurecidos en rebelión contra él. Satanás reunirá esta gente rebelde para
luchar contra Cristo, pero ellos serán decisivamente derrotados. Entonces
Cristo levantará de los muertos a todos los creyentes que han muerto a través
de la historia, y estos se presentarán ante él para el juicio final. Después
que haya ocurrido el juicio final, los creyentes entrarán en el estado de
eternidad.
Parece
que el premilenarismo ha tendido a incrementar su popularidad cuando la iglesia
ha experimentado persecución, y cuando el mal y el sufrimiento han crecido en
la tierra. Pero, como en el caso del posmilenarismo, los argumentos de la
posición premilenaria no se basan en la observación de los acontecimientos
presentes, sino en pasajes específicos de la Escritura, especialmente (pero no
exclusivamente) en Apocalipsis 20: 1-10.
NOTA: Un tipo alternativo de premilenarismo
sostiene que Cristo regresará antes que el periodo de la gran tribulación
comience sobre la tierra. Examinaremos la forma alternativa del premilenarismo
más adelante.
B. PREMILENARISMO
PRETRIBULACIONISTA (O PREMILENARISMO DISPENSACIONAL):
Otra
variedad de premilenarismo ha ganado amplia popularidad en los siglos
diecinueve y veinte, particularmente en el Reino Unido y en los Estados Unidos.
De acuerdo con esta posición, Cristo volverá no solo antes del milenio (el
regreso de Cristo es premilenario), sino también ocurrirá antes de la gran
tribulación (el regreso de Cristo es pretribulacionalista). Esta posición es
similar a la posición milenaria clásica mencionada arriba, pero con una
diferencia importante: añadirá otro regreso de Cristo antes de su regreso para
reinar sobre la tierra en el milenio.
Este
regreso de Cristo se piensa que será en secreto para sacar a los creyentes del
mundo.
De
acuerdo con este punto de vista, la era de la iglesia continuará hasta que,
súbita, inesperada y secretamente, Cristo regresará a medio camino de la
tierra, y entonces llamará a los creyentes hacia sí mismo: «Los muertos en
Cristo resucitarán primero.
Luego
los que estemos vivos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados junto con
ellos en las nubes para encontramos con el Señor en el aire» (1ª Ts 4: 16-17).
Entonces
Cristo regresará al cielo con los creyentes que han sido arrebatados de la
tierra.
Cuando
esto ocurra, habrá una gran tribulación sobre la tierra durante un período de
siete anos.
Durante
este período de siete años de tribulación, muchas de las señales que se predijo
que precederían el regreso de Cristo se cumplirán.' La gran congregación de
todo el pueblo judío tendrá lugar, al confiar en Cristo como su Mesías. En
medio del gran sufrimiento también habrá mucha evangelización efectiva, llevado
a cabo especialmente por los nuevos judíos cristianos.
Y al
final de la tribulación, Cristo volverá con sus santos para reinar sobre la
tierra durante mil años. Tras este período milenario habrá una rebelión, que
llevará a la derrota final de Satanás y de sus fuerzas, y entonces vendrá la
resurrección de los incrédulos, el juicio final, y el comienzo del estado de
eternidad.
Una
característica adicional del premilenarismo pretribulacionalista debe
mencionarse: Este punto de vista se encuentra casi exclusivamente entre los
dispensacionalistas que desean mantener una clara distinción entre la Iglesia e
Israel.
Este
punto de vista pretribulacionalista permite que la distinción se mantenga, pues
la iglesia se saca del mundo antes de la conversión generalizada del pueblo
judío. Por consiguiente, este pueblo judío se mantiene como un grupo distinto
de la iglesia.
Otra
característica del premilenarismo pretribulacionalista es su insistencia en
interpretar las profecías «literalmente donde sea posible». Esto se aplica especialmente
a las profecías del Antiguo Testamento concernientes a Israel. Aquellos que
sostienen este punto de vista argumentan que esas profecías de la futura
bendición a Israel todavía se cumplirá entre el propio pueblo judío; no deben
ser «espiritualizadas» buscando su cumplimiento en la iglesia.
Por
último, un rasgo atractivo del premilenarismo pretribulacionalista es que este
insiste que el regreso de Cristo podría ocurrir «en cualquier momento» y por
consiguiente hace justicia a toda la fuerza del pasaje que nos alienta a estar
listos para el regreso de Cristo, mientras que permite un cumplimiento muy
literal de las señales que precederán el regreso de Cristo, pues dice que ellas
tendrán lugar en la tribulación.
Antes
de examinar los argumentos a favor de estas tres (o cuatro) posiciones, es
importante darse cuenta que la interpretación de los detalles de los pasajes
proféticos relativos a eventos futuros a menudo es una tarea compleja y dificil
que encierra muchas variables. Por lo tanto el grado de certidumbre que se
atribuye a nuestras conclusiones en esta área será menor que el de muchas otras
doctrinas.
Aunque
defienda una posición (el premilenarismo clásico), pienso que también es
importante que los evangélicos reconozcan que esta área de estudio es compleja
y sean condescendientes con otros que sostienen diferentes puntos de vista
sobre el milenio y el período de la tribulación.
NOTA: A veces a esta venida secreta de Cristo para
los creyentes se le llama «rapto", de la palabra latina rapio, que significa
«tomar arrebatar, llevarse».
4Algunos intérpretes sostienen una variante de este
punto de vista, tal como que Cristo regresa a mediados de la tribulación y
rescata a los creyentes. Después de eso, habrá tres y medio años adicionales de
tribulación sobre la tierra. A esto se le llama el punto de vista del (rapto
midtribulacional). Para una discusión ulterior de este punto de vista, vez
Gleason Archer.
B. UNA CONSIDERACIÓN DE LOS ARGUMENTOS A FAVOR DEL AMILENARISMO
En
favor del punto de vista amilenario se proponen estos argumentos:
1. Los
amilenarios dirán que cuando revisamos toda la Biblia solo un pasaje (Ap 20:
1-6) parece enseñar un futuro gobierno milenario de Cristo sobre la tierra, y
ese pasaje es oscuro en sí mismo.
Es
poco juicioso basar una doctrina principal como esa sobre un pasaje de
interpretación ambigua y ampliamente disputada. ¿Pero cómo entienden los
amilenarios Apocalipsis 20: 1-6? La interpretación amilenaria ve este pasaje
como que se refiere a la presente era de la iglesia. El pasaje se lee como
sigue:
Vi Además A Un Ángel Que Bajaba Del Cielo Con La Llave Del Abismo Y Una
Gran Cadena En La Mano. Sujetó Al Dragón, Y A Aquella Serpiente Antigua Que Es
El Diablo Y Satanás, Y Lo Encadenó Por Mil Años. Lo Arrojó Al Abismo, Lo
Encerró Y Tapó La Salida Para Que No Engañara Más A Las Naciones, Hasta Que Se
Cumplieran Los Mil Años. Después Habrá De Ser Soltado Por Algún Tiempo.
Entonces Vi Tronos Donde Se Sentaron Los Que Recibieron Autoridad Para
Juzgar. Vi También Las Almas De Los Que Habían Sido Decapitados Por Causa Del
Testimonio De Jesús Y Por La Palabra De Dios. No Habían Adorado A La Bestia Ni
A Su Imagen, Ni Se Habían Dejado Poner Su Marca En La Frente Ni En La Mano.
Volvieron A Vivir Y Reinaron Con Cristo Mil Años. Ésta Es La Primera
Resurrección; Los Demás Muertos No Volvieron A Vivir Hasta Que Se Cumplieron
Los Mil Años. Dichosos Y Santos Los Que Tienen Parte En La Primera
Resurrección. La Segunda Muerte No Tiene Poder Sobre Ellos, Sino Que Serán
Sacerdotes De Dios Y De Cristo, Y Reinarán Con Él Mil Años.
De
acuerdo con la interpretación amilenaria6 el encadenamiento de Satanás en los
versículos 1-2 es la que el que ocurre durante el ministerio terrenal de Jesús.
Éste
habló de atar al hombre fuerte para poder robar su casa (Mt 12: 29) y dijo que
el Espíritu de Dios estaba en ese momento presente para triunfar sobre las
fuerzas demoníacas: «Si expulso a los demonios por medio del Espíritu de Dios,
eso significa que el reino de Dios ha llegado a ustedes» (Mt 12:28). De manera
similar, con respecto a la quiebra del poder de Satanás, Jesús dijo durante su
ministerio: «Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo» (Lc 10: 18).
Los
amilenarios argumentan que este encadenamiento de Satanás en Apocalipsis 20:1-3
tiene un propósito específico: «para que no engañara más a las naciones» (v.
3). Esto es exactamente lo que sucedió cuando vino Jesús y el evangelio comenzó
a ser proclamado no solamente a los judíos sino, después del Pentecostés, a
todas las naciones del mundo.
De
hecho, la actividad misionera mundial de la iglesia, y la presencia de la
iglesia en la mayoría o todas las naciones del mundo, muestra que el poder que
tenía Satanás en el Antiguo Testamento, para «engañar a las naciones» y
mantenerlas en la oscuridad, ha sido quebrado.
Según
el punto de vista amilenario la escena descrita en el versículo 4 ocurre en el
cielo: Juan dijo: «Vi también las almas de los que habían sido decapitados por
causa del testimonio de Jesús. Volvieron a vivir y reinaron con Cristo mil
años» (v. 4). Se argumenta que como Juan ve almas y no cuerpos físicos, esta
escena debe ocurrir en el cielo.
Cuando
el texto dice que «Volvieron a vivir» ello no significa que recibieron una
resurrección corporal. Posiblemente signifique simplemente que «vivieron», pues
el aoristo del verbo ezesan puede fácilmente interpretarse como un evento que
ocurrió durante un largo período de tiempo. (El verbo que se traduce «reinaron»
también es un indicativo de aoristo y se refiere a algo que ocurrió durante más
de mil años, de manera que el verbo «vivieron» debe tener un significado
similar).
Por
otro lado, algunos intérpretes amilenares dirán que el verbo ezesan significa
«volvieron a vivir» en el sentido de llegar a una existencia celestial en la
presencia de Cristo y comenzar a reinar con él desde el cielo.
De
acuerdo con este punto de vista, la frase «primera resurrección» (v. 5) se
refiere a ir al cielo a estar con el Señor. Esta no es una resurrección
corporal sino un arribar a la presencia de Dios en el cielo. De manera similar,
cuando el versículo 5 dice: «los demás muertos no volvieron a vivir hasta que
se cumplieron los mil años», se entiende que esto significa que no vinieron
ante la presencia de Dios para juicio hasta el final de los mil años. De manera
que en ambos versículos, 4 y 5, la frase «volver a vivir» significa «venir a la
presencia de Dios».
(Otro
punto de vista amilenario de la «primera resurrección» es que esta se refiere a
la resurrección de Cristo, y a la participación de los creyentes en la
resurrección de Cristo a través de una unión con Cristo.)
2. Un
segundo argumento que se propone a menudo a favor del amilenarismo es el hecho
que la Escritura enseña solo una resurrección, cuando se levantará tanto a los
creyentes como a los incrédulos, no dos resurrecciones (una resurrección de los
creyentes antes que comience el milenio, y una resurrección de los incrédulos
para el juicio después del fin del milenio). Este es un argumento importante,
pues el punto de vista premilenario requiere dos resurrecciones separadas,
separadas por mil años.
Una
prueba a favor de una sola resurrección se encuentra en por lo menos tres
pasajes. Jesús dice: «No se asombren de esto, porque viene la hora en que todos
los que están en los sepulcros oirán su voz, y saldrán de allí. Los que han
hecho el bien resucitarán para tener vida, pero los que han practicado el mal
resucitarán para ser juzgados» (Jn 5: 28-29). Aquí Jesús habla de una sola
«hora» cuando tanto los creyentes como los incrédulos muertos saldrán de las
tumbas.
De
manera similar, cuando Pablo compareció ante Félix en juicio explica que él
tiene una esperanza en Dios que sus acusadores judíos también aceptan: «que
habrá una resurrección de los justos y los impíos» (Hch 24: 15). Una vez más,
él habla de una sola resurrección tanto de creyentes como de incrédulos. Por
último, leemos en Daniel: «y del polvo de la tierra se levantarán las
multitudes de los que duermen, algunos de ellos para vivir por siempre, pero
otros para quedar en la vergüenza y en la confusión perpetuas» (Dn 12: 2).
3. La
idea de creyentes glorificados y pecadores viviendo juntos sobre la tierra es
demasiado dificil de aceptar. Berkhof dice: «Es imposible comprender cómo una
parte de la vieja tierra y de una humanidad pecadora van a poder existir junto
a una parte de la nueva tierra y de una humanidad glorificada. ¿Cómo van a
poder los santos perfectos en cuerpos glorificados tener comunión con pecadores
en la carne? ¿Cómo van a poder pecadores glorificados vivir en esta atmósfera
recargada de pecado y en medio de escenas de muerte y decadencia?»'
4. ¿Si Cristo viene en gloria a reinar sobre la tierra, cómo van a poder
las personas persistir en el pecado? Una vez que Jesús esté de hecho presente
en su cuerpo resucitado y gobernando como Rey sobre la tierra, no parece muy
poco probable que la gente todavía lo rechace, y que el mal y la rebelión
crezcan sobre la tierra hasta que eventualmente Satanás pueda reunir a las
naciones para luchar contra Cristo.
5. No
parece existir un propósito convincente para un milenio como ese. Una vez que
la era de la iglesia haya terminado y Cristo haya regresado, entonces ¿cuál es
la razón para demorar el comienzo del estado de eternidad.
6. En
conclusión, los amilenarios dicen que la Escritura parece indicar que todos los
grandes eventos aún por venir antes del estado de eternidad ocurrirán de una
vez. Cristo regresará, habrá una resurrección de creyentes e incrédulos, el
juicio final tendrá lugar, y se establecerá un nuevo cielo y una nueva tierra.
Entonces entraremos inmediatamente en el estado de eternidad, sin ningún futuro
milenio:
En
este punto podemos responder brevemente a estos argumentos amilenarios, aunque
en algunos puntos se desarrollará una respuesta más completa en los argumentos
del premilenarismo.
1. En respuesta
a la objeción de que solo un pasaje habla de un futuro milenio terrenal, se
pueden hacer varios comentarios:
A. La Biblia solo necesita decir algo una vez a fin de que esto sea
verdadero y algo en que debemos creer. La historia de la confusión de las
lenguas en la torre de Babel, por ejemplo, solo se enseña en Génesis 11: 1-9,
pero creemos que ella es verdad porque la Escritura la enseña. De manera
similar, si solo un pasaje habla de un futuro reino milenario de Cristo,
debemos creerlo.
Por
otra parte, no sorprende que esta doctrina deba enseñarse con claridad en el
libro de Apocalipsis. Hubo en parte una situación similar a fines de la era del
Antiguo Testamento. En todo el Antiguo Testamento no hay una enseñanza
explícita que asuma que el Mesías vendría dos veces, una como Mesías sufriente
que moriría y se levantaría de nuevo, ganando nuestra salvación, y entonces más
tarde como un Rey conquistador para gobernar sobre la tierra.
La
primera y segunda venida de Cristo puede que se sugiera en los profetas del
Antiguo Testamento, pero no se enseña explícitamente en ningún lugar, porque
Dios no estimó necesario revelar esa cantidad de detalles sobre su plan de
redención antes de que ello ocurriera.
De
manera similar, en varios de los libros del Antiguo y el Nuevo Testamentos que
conducen al tiempo en que se escribió el Apocalipsis, hay alusiones a un futuro
milenio terrenal anterior al estado de eternidad, pero la enseñanza explícita
sobre él se dejó hasta que Juan escribió el Apocalipsis. Como el Apocalipsis es
el libro del Nuevo Testamento que enseña de manera más explícita sobre las
cosas por venir, es apropiado que esta revelación más explícita del futuro
milenio se coloque en este lugar de la Biblia.
B. En respuesta a la alegación de que el pasaje que habla del milenio es
oscuro, los premilenaristas responden que ellos no lo encuentran en absoluto
oscuro. Aducen que una ventaja de la posición premilenaria es que interpreta
Apocalipsis 20: 1-6 en sentido estricto: El texto dice que Satanás será encadenado
y lanzado al abismo por mil años, y los premilenarios dicen que viene un tiempo
cuando Satanás será encadenado y lanzado al abismo por mil años.
El
texto habla de un reinado de Cristo de mil años, y los premilenarios esperan un
futuro reinado de Cristo sobre la tierra de mil años. Este habla de aquellos
que se levantan en la «primera resurrección», y los premilenarios dicen que
habrá una primera resurrección de creyentes que son «dichosos y santos» (Ap 20:
6) y de una segunda resurrección al final de los mil años para «1os demás
muertos» (v. 5). De acuerdo con los premilenarios, la «oscuridad» solo se
cierne sobre el pasaje cuando un intérprete trata de encontrar en él algo
distinto a esa interpretación estricta.
NOTA: Como creen que Apocalipsis 20: 1-6 se aplica
a la era presente, los amilenarios dicen a veces que los «Premilenislistas
esperan el milenio. Los posmilenarios trabajan por él, pero nosotros lo
disfrutamos»,
Se debe notar que a algunos amilenarios les
desagrada el término amilenario porque implica que ellos no creen en ningún
milenio, cuando es más exacto decir que no creen en un milenio futuro. Ellos
prefieren un término más positivo como «milenarismo realizado», que les permite
más fácilmente señalar que sí creen en el reinado milenario de Cristo que se
enseña en Apocalipsis 20: 1-6; sin embargo, ellos creen que el pasaje habla de
la era presente de la iglesia. (Vea Jay Adams, The Time Isa t Hand
[Presbyterian and Reformed. Phillipsburg, N.] [1970], pp. 7-11.)
C. Por
último, muchos premilenarios arguyen que varios otros pasajes, especialmente en
el Antiguo Testamento, requieren que creamos en período futuro mucho más
prolongado que al era presente pero eso no llega al estado de eternidad (vea
Sal 72: 8-14; Is 11: 2-9; 65: 20; Zac 14;6-21: 1ª Co 15: 24' Ap 2: 27; 12: 5;
19: 15).
Estos
pasajes, dicen ellos, describen un período que se parece mucho al milenio según
lo entienden.
D. Con respecto a la interpretación de Apocalipsis 20: 1-6, tal como la
ofrecen los amilenarios, se presentan varias dificultades. Aunque Mateo 12:
28-29 y Lucas 10: 18 sí hablan de Un «encadenamiento» de Satanás durante el
ministerio terrenal de Jesús, el encadenamiento de Satanás descrito en
Apocalipsis 20 parece ser mucho más prolongado que eso.
El
pasaje no dice simplemente que se encadena a Satanás en este momento, sino
habla del «abismo» y dice que el ángel que bajó del cielo «lo arrojó al abismo,
lo encerró y tapó la salida, para que no engañara más a las naciones hasta que
se cumplieran los mil años» (Ap 20:2-3). Aquí se observa más que un mero
encadenamiento o una restricción de actividad.
Lo que
se dice de lanzar a Satanás a un abismo, encerrarlo y tapar la salida ofrece
una imagen de total remoción de su influencia sobre la tierra. Decir que
Satanás está ahora en un abismo cerrado y sellado simplemente no se ajusta a la
actual situación del mundo durante la era de la iglesia, en la que la actividad
de Satanás es muy fuerte, en la que él «ronda como león rugiente, buscando a
quién devorar» (1ª P 5: 8), en la que puede llenar el corazón de alguien para
mentirle «al Espíritu Santo» (Hch 5:3), y en la que los paganos ofrecen
sacrificios a «1os demonios, no a Dios» (1ª Co 10: 20).
Por
otra parte, aún tras el encadenamiento de Satanás durante el ministerio de
Jesús, sigue siendo verdad que «el dios de este siglo cegó el entendimiento de
los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria
de Cristo» (2ª Co 4: 4). Por esto los cristianos todavía deben luchar no
«contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra
potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales
malignas en las regiones celestiales» (Ef6: 12).
Esto
es porque durante la era de la iglesia, aunque el evangelio es capaz de salir
triunfante y quebrar las fuerzas de la oposición demoníaca a la expansión del
reino de Dios, no obstante la influencia de Satanás no ha sido por completo
removida del mundo: «El espíritu del anticristo ahora ya está en el mundo»(1ª
Jn 4: 3), y, de hecho: «Sabemos que somos hijos de Dios, y que el mundo entero
está bajo el control del maligno» (1ª Jn 5: 19).
Este
tema que se repite en el Nuevo Testamento, el tema de la continua actividad de
Satanás sobre la tierra a lo largo de la era de la iglesia, hace extremadamente
dificil pensar que Satanás ha sido arrojado al abismo, y que ha sido encerrado
y se le tapó la salida durante mil años.
Esas
imágenes solo pueden referirse a una total remoción de la activa influencia de
Satanás sobre la tierra.
Pero
qué puede decirse respecto al hecho de que los amilenarios dicen que el
encadenamiento de Satanás en Apocalipsis 20 se dice que es «para que no
engañara más a las naciones» (v. 3). ¿No significa eso simplemente que el
evangelio puede ahora predicarse efectivamente entre las naciones? Mientras la
frase puede significar eso, parece más consistente, con el uso de la palabra
engañar (gr. planao), especialmente en Apocalipsis, decir que es un engaño que
tiene lugar ahora durante toda la era de la iglesia y que termina solo cuando
comience el milenio.
A
Satanás se le llama el que «engaña al mundo entero» (Ap 12: 9), y se dice que
las hechicerías de Babilonia han engañado «a todas las naciones» (Ap 18: 23).
Por lo tanto es más apropiado decir que Satanás todavía ahora engaña a las
naciones, pero que al principio del milenio esta influencia engañosa será
eliminada. Hubo un engaño aún mayor antes que Cristo viniera, pero todavía se
mantiene un engaño significativo.
El
hecho de que Juan viera «almas» en su visión no requiere situar la escena en el
cielo. Como estas almas son personas que «han vuelto a vivir» en «la primera
resurrección» debemos verlas como 'gente que ha recibido cuerpos resucitados y
que comenzaron a reinar sobre la tierra. Por otra parte, Apocalipsis 20: 1
indica que la escena se centra en acontecimientos sobre la tierra, pues dice:
«Vi además un ángel que bajaba del cielo. Pero si el ángel bajaba del cielo,
entonces llevaba a cabo su actividad sobre la tierra, y la escena entera se
sitúa sobre la tierra.
Algunos
amilenarios argumentan que la frase «volvieron a vivir» se refiere a una
venidera existencia celestial o a venir ante la presencia de Dios. Pero se debe
preguntar: «¿Dónde el término griego zao (vivir) tiene alguna vez ese
significado?
No hay
ejemplos de esa palabra en el Nuevo Testamento que tengan el sentido de «venir
ante la presencia de Dios».
Además,
la interpretación amilenaria de la frase «primera resurrección» no es
convincente. La palabra resurrección (gr. Anastasio) nunca significa en parte
alguna «ir al cielo» o «ir a la presencia de Dios», sino que más bien significa
una resurrección corporal. Este es el sentido en el que los lectores del primer
siglo habrían entendido la palabra.
El
otro punto de vista amilenario, que entiende «primera resurrección» como la
resurrección de Cristo (y nuestra unión con él) no parece probable porque
aquellos que «volvieron a vivir» son los que fueron «decapitados por causa del
testimonio de Jesús» (v. 4), lo que sugiere una resurrección corporal después
de la muerte.
2. ¿Enseña la Escritura solo una resurrección, de manera que se levanten
al mismo tiempo los creyentes y los incrédulos?
Es
dificil aceptar esto cuando nos damos cuenta que Apocalipsis 20 habla
explícitamente sobre «la primera resurrección», lo que implica que también
habrá una segunda resurrección. Hablando de aquellos que volvieron a vivir y
reinaron con Cristo mil años, leemos: «Esta es la primera resurrección.
Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; las
segunda muerte no tiene potestad sobre éstos» (vv. 5-6).
El
pasaje distingue a aquellos que tienen parte en esta primera resurrección y son
bienaventurados de los otros que no tienen parte en ella. Estos son «los demás
muertos» y la implicación es que «la segunda muerte» (esto es, enfrentar el
juicio final y ser condenados al eterno castigo lejos de la presencia de Dios)
tiene potestad sobre ellos, y la experimentarán.
Estos
dos pasajes utilizan el mismo término planao. El mismo verbo se usa en Mateo
24:4, 5, 11,24 al hablar de las advertencias de Jesús que muchos serán
engañados o descarriados por falsos Cristos y falsos profetas.
NOTA: Otras razones para rechazar esta
interpretación son:
(1) «Los demás muertos» se dice que «vuelven a
vivir» después que terminen los mil años (v. 5)-una referencia a la
resurrección corporal de los incrédulos-pero esto implica que la frase
«volvieron a vivir, se refiere a una resurrección corporal en ambos casos, no
solo a la unión espiritual con Cristo en su resurrección»; y:
(2) cuando el texto dice: «Esta es la primera
resurrección» (v. 5), el más evidente antecedente en el contexto es la vuelta a
la vida de los creyentes en el v. 4, pero no tiene lugar una mención de la
resurrección de Cristo en el contexto.
Pero
si este pasaje habla claramente de una primera resurrección, más el hecho de
que los demás muertos volverán a vivir al final de los mil años, entonces hay
una clara enseñanza aquí, en Apocalipsis 20, sobre dos resurrecciones
separadas.
En
cuanto a los otros pasajes que los amilenarios alegan apoyan el punto de vista
de que hay solo una resurrección, debe decirse que esos pasajes no excluyen la
idea de dos resurrecciones, sino que simplemente no especifican si las
resurrecciones de los creyentes y los incrédulos estarán separadas en el
tiempo. De hecho, la declaración de Jesús en Juan 5 apunta a la posibilidad de
dos resurrecciones.
Él
dice que todos los que están en los sepulcros saldrán, «los que han hecho bien
resucitarán para tener vida, pero los que han practicado el mal resucitarán
para ser juzgados» Gn 5: 28-29). De esta manera Jesús habla de hecho de dos
resurrecciones diferentes.
En
cuanto a Daniel 12:2, ello simplemente dice que aquellos que duermen en el
polvo de la tierra despertarán, «algunos de ellos para vivir por siempre, pero
otros para quedar en la vergüenza yen la confusión perpetua», pero no
especifica si esto ocurrirá simultáneamente o en momentos diferentes.
Simplemente dice que los dos tipos de individuos se levantarán. Lo mismo es
cierto para Hechos 24: 15, donde Pablo dice que habrá «una resurrección del)
justos y de los injustos».
Esto
afirma que ambos tipos de personas se levantarán de los muertos, pero no
excluye la posibilidad que ello ocurra en diferentes momentos. Todos estos
versículos, en la ausencia de Apocalipsis 20:5-6, pueden que hablen o no de un
solo tiempo futuro de resurrección. Pero con la explícita enseñanza de
Apocalipsis 20:5-6 sobre dos resurrecciones, estos versículos deben entenderse
como que se refieren a la certidumbre futura de una resurrección para cada tipo
de persona, sin especificar que esas resurrecciones estarán separadas en
tiempo.
3. La
idea de creyentes glorificados y pecadores viviendo juntos sobre la tierra
durante el milenio nos suena extraña ahora, pero ciertamente no es imposible
para Dios llevar esto a cabo.
Debemos
comprender que Jesús vivió sobre la tierra con un cuerpo glorificado cuarenta
días después de su resurrección, y aparentemente hubo muchos otros santos del
Antiguo Testamento que también vivieron con cuerpos glorificados sobre la
tierra durante ese tiempo (Mt 27: 53).
Será
por cierto un tipo de situación mundial muy diferente y mucho más glorificadora
para Dios que el mundo que existe ahora, pero no parece que estemos
justificados para afirmar que Dios no podría o no daría lugar a ese estado de
cosas. Ciertamente podría hacerlo, y varios pasajes parecen indicar que él
también tiene la buena intención y el propósito de hacerlo.
NOTA: El hecho de que Jesús dice en este contexto.
(Viene la hora en que todos los que están en los sepulcros oirán su voz",
no requiere que ambas resurrecciones ocurran al mismo) tiempo pues la palabra
hora en otros lugares del evangelio de Juan se puede referir a un largo período
de tiempo; en solo tres versículos previos. Jesús dice: «Ciertamente les
aseguro que ya viene la hora, y ha llegado ya, en que los muertos oirán la voz
del Hijo de Dios. y los que la oigan vivirán" Jn 5: 25).
Aquí la hora se refiere a toda la era de la iglesia
cuando aquellos que están espiritualmente muertos escuchan la voz de Jesús y
vuelven a vivir. Juan puede usar también la palabra hora (gr, hora para hablar
del tiempo cuando los verdaderos adoradores rinden culto al Padre en espíritu y
en verdad Jn 4: 21,23), o cuando una intensa persecución vendrá sobre los
discípulos Jn 16:2). Estos ejemplos también hablan de largos períodos de
tiempo, aun de eras enteras.
Una manera similar de hablar es posible también en
idiomas como el español: Le puedo decir a una clase de sesenta estudiantes: «No
se desalienten-el día de la graduación se acerca para cada uno de ustedes».
Pero sé que algunos se graduarán este año, algunos el año próximo, y algunos se
graduarán dos o tres años más tarde.
Aun puedo hablar del «día de la graduación» en
lugar de «los días de graduación» porque está claro que hablo del tipo de día,
no sobre el momento en que éste tendrá lugar o de si habrá un día o varios días
del mismo tipo.
4. No es
ciertamente imposible que una secreta y malvada rebelión pueda persistir sobre
la tierra pese a la presencia corporal de Cristo gobernando como Rey.
Debemos
recordar que Judas vivió con Jesús en una estrecha relación durante tres años,
y aun lo traicionó. Por otro lado, muchos fariseos vieron los milagros de
Jesús, y hasta lo vieron levantar a gente de los muertos, y todavía no creían.
De hecho, aun cuando los discípulos estuvieron en la presencia del Señor Jesús
glorificado, leemos que «algunos dudaban» (Mt 28: 17).
Esa
persistente incredulidad en la mera presencia de Cristo es dificil de
comprender, pero tenemos que recordar que el propio Satanás cayó desde una
posición exaltada en la presencia de Dios en el cielo.
Cuando
los amilenarios objetan que las personas no podrían persistir en el pecado en
la presencia del reinado corporal de Cristo sobre la tierra, su posición no
tiene en cuenta las profundas raíces y la naturaleza altamente irracional del
pecado.
También
falla completamente al no considerar el hecho de que aun una «prueba sólida» y
una «evidencia innegable» no pueden forzar una conversión genuina. El genuino
arrepentimiento y la fe nacen de la obra del Espíritu Santo en el corazón de
las personas que faculta y persuade. Tal es la naturaleza irracional del pecado
que aquellos que «están muertos en transgresiones y pecados» persistirán a
menudo en rebelión e incredulidad aun ante una abrumadora evidencia en contra.
Esto
no es decir que nadie se convertirá a Cristo durante el milenio. Sin duda
millones de personas se volverán cristianas durante ese tiempo, y la influencia
del reino de Cristo se impregnará en cada aspecto de toda sociedad en el mundo.
Pero al mismo tiempo no es dificil comprender cómo el mal y la rebelión
crecerán simultáneamente.
5. Puede
que Dios tenga varios propósitos en mente para un futuro milenio, todos los
cuales pueden no estar claros ahora para nosotros.
Pero
un milenio como ese mostraría ciertamente la realización de los buenos
propósitos de Dios en las estructuras de la sociedad, especialmente las
estructuras de la familia y el gobierno civil. Durante la era de la iglesia,
los buenos propósitos de Dios se ven principalmente en las vidas individuales y
las bendiciones que reciben todos los que creen en Cristo.
En
cierta medida ahora (y en mayor medida en tiempos de avivamiento) esto afecta
al gobierno civil y las instituciones educacionales y corporativas, y en mayor
medida afecta a la familia. Pero en ninguna de estas estructuras se manifiestan
los buenos propósitos de Dios en la extensión que podrían manifestarse, lo que
muestra la gran sabiduría y benevolencia de Dios no solo en sus planes para los
individuos sino también para las estructuras sociales.
En el
milenio todas estas estructuras sociales comunicarán la belleza de la sabiduría
e Dios para su gloria.
Por
otra parte, el milenio vindicará aún más la justicia de Dios. El hecho de que
algunos se mantengan en el pecado y la incredulidad mostrará que «el pecado-la
rebelión contra Dios-no se debe a una sociedad impía o a un mal ambiente. Se
debe a la pecaminosidad de los corazones humanos. De esa manera la justicia de
Dios será completamente vindicada en el día del juicio fina!».
Con
Satanás encadenado por mil años, el hecho de que el pecado pueda persistir
también mostrará que la culpa final del pecado no la tiene la influencia
demoníaca en la vida de las personas sino la enraizada pecaminosidad en los
corazones de las personas.
Tercero,
en toda su amplitud la Biblia nos revela que es del agrado de Dios desplegar
sus propósitos y revelar gradualmente más y más de su gloria con el tiempo.
Desde
el llamado de Abraham al nacimiento de Isaac, la jornada en Egipto y el éxodo,
el establecimiento del pueblo en la tierra Prometida, el reino davídico, y la
monarquía dividida, el exilio y el regreso con) la reconstrucción del templo,
la preservación de un remanente fiel, y por último la venida de Jesús en la
carne, los propósitos de Dios se ven como cada vez más gloriosos y
maravillosos.
Aun en
La vida de Jesús la revelación progresiva de su gloria tomó treinta y tres
años, y culminó en los últimos tres años de su vida. Entonces, en la muerte,
resurrección y ascensión de Jesús al cielo, se completó el logro de nuestra
redención. Pero ahora la diseminación de la iglesia a través de todas las
naciones ha tomado más de 1,900 años, y no sabemos cuánto más va a continuar.
Todo
esto es para decir que Dios no lleva a cabo todos sus buenos propósitos de una
vez, sino los despliega gradualmente con el tiempo. Esto es así aun en la vida
individual de los cristianos, quienes crecen diariamente en la gracia y en el
compañerismo de Dios y en la semejanza de Cristo.
Por lo
tanto no sería sorprendente si, antes del estado de eternidad, Dios instituyera
un paso final en el despliegue progresivo de la historia de la redención. Esto
serviría para aumentar su gloria mientras los hombres y los ángeles observan
con asombro las maravillas del plan y la sabiduría de Dios.
6. Por
último, una objeción principal al amilenarismo continúa siendo el hecho de que
no puede proponer una verdadera explicación de Apocalipsis 20.17.
NOTA: Un ejemplo hasta cierto punto similar es el
hecho de que mucha gente rehúsa creer que hay un Dios que creó el universo,
pese a la increíble complejidad de todo ser vivo, y pese a lo que es, para todo
propósito práctico, la imposibilidad matemática que el universo entero pueda
haber surgido por casualidad.
C. UNA CONSIDERACIÓN DE LOS ARGUMENTOS A FAVOR DEL POSMILENARISMO
LOS ARGUMENTOS A FAVOR
DEL POSMILENARISMO SON COMO SIGUE»
1. La
Gran Comisión nos conduce a esperar que el evangelio irá adelante poderosamente
y eventualmente dará lugar a un mundo cristiano más amplio: Jesús dijo
explícitamente: «Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. Por
tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el
nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo
lo que les he mandado a ustedes. y les aseguro que estaré can ustedes siempre,
hasta el fin del mundo (Mt 28:18-20).
Como Cristo
tiene toda autoridad en el cielo y sobre la tierra, y como promete estar con
nosotros en el cumplimiento de esta comisión, esperaríamos que esta acontecería
sin obstáculos y eventualmente triunfaría en todo el mundo.
NOTA: Los amilenarios han propuesto algunas otras
interpretaci0I1es de Apocalipsis 20, pero todas tienen la desventaja de
soportar e! peso de la prueba al tratar de desechar lo que parece la
interpretación directa de! texto porque están convencidos que el resto de la
Escritura no habla de un futuro milenio terrenal. Pero e! resto de la Escritura
no lo niega (y en algunos lugares hace alusión a él), y si este texto lo
enseña, entonces parecería mucho más apropiado aceptarlo.
2. Las parábolas del gradual crecimiento del reino indican que este
llenará eventualmente la tierra con su influencia. Aquí los posmilenarios
apuntan a lo siguiente:
Les Contó Otra Parábola: «El Reino De Los Cielos Es Como Un Grano De
Mostaza Que Un Hombre Sembró En Su Campo. Aunque Es La Más Pequeña De Todas Las
Semillas, Cuando Crece Es La Más Grande De Todas Las Hortalizas Y Se Convierte
En Árbol, De Modo Que Vienen Las Aves Y Anidan En Sus Ramas». Mt 13: 31-32)
También
podemos notar el siguiente versículo: «Les contó otra parábola más: «El reino
de los cielos es como la levadura que una mujer tomó y mezcló en una gran
cantidad de harina, hasta que fermentó toda la masa» (Mt 13:33). De acuerdo con
los posmilenarios estas dos parábolas indican que el reino crecerá en
influencia hasta que impregne y en alguna medida transforme el mundo entero.
3. Los
posmilenarios también argumentan que el mundo se vuelve más cristiano.
La
iglesia crece y se expande a través del mundo, y aun cuando se le persigue y
oprime crece notablemente gracias al poder de Dios.
Sin
embargo, en este punto debemos hacer una distinción significativa. El «milenio»
en el que los posmilenarios creen es muy diferente al «milenio» del que hablan
los premilenarios. En cierto sentido, ni siquiera discuten el mismo tópico.
Mientras
los premilenarios hablan acerca de una tierra renovada con Jesucristo
físicamente presente y gobernando como Rey, junto con creyentes glorificados en
cuerpos resucitados, los posmilenarios hablan simplemente sobre una tierra con
muchos cristianos que influencian la sociedad.
Estos
no visualizan un milenio que consista en una tierra renovada o santos
glorificados o Cristo presente en forma corporal para reinar (pues piensan que
estas cosas solo ocurrirán tras el regreso de Cristo para inaugurar el estado
de eternidad)." Por lo tanto la discusión entera del milenio es más que
una simple discusión de la secuencia de eventos que lo rodean.
Ésta
también implica una diferencia significativa sobre la naturaleza de este
período de tiempo en sí mismo.
De
hecho, aunque no estoy consciente si alguno ha hecho esto, no sería imposible
para alguien ser un posmilenario y un premilenario al mismo tiempo, con dos
percepciones diferentes del término milenio. Alguien podría ser concebiblemente
un posmilenario y pensar que el evangelio crecerá en influencia hasta que el
mundo sea en gran parte cristiano, y entonces regresaría Cristo y establecería
literalmente un reino terrenal, levantando a los creyentes de los muertos para
reinar con él en cuerpos glorificados.
O, del
otro lado, un premilenario muy optimista podría concebiblemente adoptar muchas
de las enseñanzas de los posmilenarios sobre la naturaleza crecientemente
cristiana de la era presente.
NOTA: El posmilenario A. H. Strong argumenta que
Apocalipsis 20:4-10 «no describe los eventos comúnmente llamados la segunda
venida y la resurrección. Sino más bien describe los grandes cambios
espirituales en la posterior historia de la iglesia que son típicos de, y
previos a, la segunda venida y la resurrección».
Él ve Ap 20, por lo tanto, simplemente como una predicción
de (los últimos días de la iglesia militante) y de un tiempo cuando «bajo la
especial influencia del Espíritu Santo» la iglesia triunfará, «en una medida
desconocida antes sobre los poderes del mal, tanto a dentro como por fuera» (A.
H. Strong, Systematic Theology, p. 1013).
De manera similar, cuando los amilenarios hablan
sobre «disfrutar» en e! presente e! milenio, el cual entienden que se refiere a
la era de la iglesia sobre la base de Ap 20, también hablan sobre un tipo de
«milenio» muy diferente del que visualizan tanto los posmilenarios como los
premilenarios.
En
respuesta a los argumentos de los posmilenarios, deben plantearse los puntos
siguientes:
1 La Gran Comisión sí habla en efecto de la autoridad que se coloca en
manos de Cristo, pero esto no implica necesariamente que Cristo utilizará esa
autoridad para propiciar la conversión de la mayoría de la población del mundo.
Decir que la autoridad de Cristo es grande es simplemente otra manera de decir
que el poder de Dios es infinito, lo que nadie negaría.
Pero
el asunto es la medida en que Cristo usará su poder para propiciar el
crecimiento numérico de la iglesia. Podemos asumir que la usará en gran medida
y propiciará una cristianización a nivel mundial, pero esa suposición es
meramente eso-una suposición. Esta no está basada en ningún indicio específico
de la Gran Comisión o en otros textos sobre la autoridad y el poder de Cristo
en la era presente.
2. Las parábolas de la semilla de mostaza y de la levadura sí nos hablan
de que el reino de Dios crecerá gradualmente de algo muy pequeño a algo muy
grande, pero no nos dicen la medida en que crecerá el reino. Por ejemplo, la
parábola de la mostaza no nos dice que el árbol creció de tal manera que se
extendió por toda la tierra.
Y la
parábola de la levadura simplemente habla sobre un crecimiento gradual que
impregna la sociedad (como la iglesia ha hecho ya), pero no dice nada sobre el
grado o el efecto que esa influencia tiene (no nos dice, por ejemplo, si al
final un 5 por ciento de la barra de pan se fermentó y un 95 por ciento de la
masa se convirtió en pan, o un 20 por ciento se fermentó y un 80 por ciento se
convirtió en pan, o un 60 por ciento se fermentó y un 40 por ciento se
convirtió en pan, y así por el estilo).
Se
presiona la parábola más allá del propósito deseado cuando se trata de hacer
que diga algo más que el reino crecerá poco a poco y llegará a ejercer una
influencia sobre cada sociedad en que se establezca.
3. En respuesta al argumente de que el mundo se vuelve más cristiano, debe
decirse que también el mundo se vuelve más malvado. Ningún estudiante de
historia o de la sociedad moderna discutiría que la humanidad ha hecho muchos
progresos a lo largo de los siglos en superar la profunda perversidad y la
extendida inmoralidad que aún permanece en los corazones de la gente.
Ciertamente,
la modernización de las sociedades occidentales en el siglo veinte ha estado a
menudo acompañada no por un avance moral sino por un nivel sin precedentes del
abuso de drogas, infidelidad marital, pornografía, homosexualidad, rebelión
contra la autoridad, superstición (en la astrología y el movimiento de la Nueva
Era), materialismo, avaricia, robo y falsas alocuciones.
Aun entre cristianos confesos existen pruebas
repetidas de una desalentadora imperfección en la vida cristiana, especialmente
en los ámbitos de la moralidad personal y lo profundo de la intimidad con Dios.
En lugares donde los cristianos que creen en la Biblia comprenden grandes
segmentos de la población, todavía no tiene lugar nada parecido a un reino del
milenio terrenal."
Es
cierto que el crecimiento de la iglesia como un porcentaje de la población
mundial ha sido notable en décadas recientes, y que debemos estar muy animados
por esto. Es posible que algún día veamos una influencia mucho mayor del
cristianismo genuino sobre muchas sociedades, y si eso ocurre, ello hará que la
posición posmilenaria parezca más plausible.
Pero
tales eventos podrían también concebirse dentro de un marco premilenario o
amilenario, de manera que la decisión final respecto a estas posiciones rivales
todavía debe hacerse a través de la interpretación de textos bíblicos
relevantes.
NOTA: Esto no es para decir que tal posición
estaría libre de tensiones y dificultades internas (especialmente la dificultad
de explicar cómo disminuiría el mal cuando Cristo estaba ausente de la tierra
pero en medio de una creciente rebelión cuando él está físicamente presente
reinando), sino para decir que no habría una absoluta inconsistencia dentro de
esta posición.
1ª Corintios 15: 25 dice; «Porque es necesario que
Cristo reine hasta poner a todos sus enemigos debajo de sus pies, pero el
contexto inmediato (vv. 24, 25) habla de destruir a sus enemigos (incluyendo la
muerte en el v. 26), no sobre convertir a las personas y traerlas a la iglesia.
4. Por último, debemos notar que hay varios pasajes del Nuevo Testamento
que parecen contradecir explícitamente la posición posmilenaria. Jesús dijo:
«Entren por la puerta estrecha. Porque es ancha la puerta y espacioso el camino
que conduce a la destrucción, y muchos entran por ella. Pero estrecha es la
puerta y angosto el camino que conduce a la vida, y son pocos los que la
encuentran» (Mt 7:13-14).
En
lugar de enseñar que la mayoría del mundo se volverá cristiana, Jesús parece
decir aquí que aquellos que se salvan serán «pocos» en comparación con los
«muchos» que viajan hacia la eterna destrucción. De manera similar, Jesús
pregunta; «Cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe en la tierra? (Lc
18: 8), una pregunta que sugiere que la tierra no estará llena con aquellos que
creen, sino que más bien estará dominada por aquellos que no tienen fe.
En
contradicción con el punto de vista de que el mundo mejorará al crecer la
influencia de la iglesia, Pablo predice que antes que Cristo regrese vendrá «la
rebelión» y «el hombre de maldad» se manifestará, «el destructor por
naturaleza» quien se adueñará «del templo de Dios» y pretende «ser Dios».(2ª Ts
2: 3_4).
NOTA: Un ejemplo interesante en los Estados Unidos
es e! estado de Texas. Las estadísticas indican que más del 50 por ciento de la
población de Texas pertenece a la Iglesia Bautista del Sur. Una denominación
que predica un evangelio genuino de salvación solo por la fe. y la necesidad de
que cada individuo nazca de nuevo. Esto en sí mismo es un hecho maravilloso por
e! que debemos dar gracias a Dios. Pero no todo el que vive hoy en Texas
proclamaría seriamente estar viviendo ya en e! milenio (por lo menos en la
manera que los posmilenarios lo entienden).
Si añadimos a los bautistas del sur todos los demás
cristianos creyentes en la Biblia en el mismo estado, mucho más de la mitad de
la población estaría constituida por Cristianos renacidos. Pero si una
población 50 por ciento cristiana no puede llevamos a nada cercano a un milenio
terrenal, ¿entonces qué por ciento de! mundo tiene que volverse cristiano antes
que la esperanza posmilenaria se realice' ¿Y dónde está la prueba a lo largo de
la historia de que estamos haciendo un progreso significativo hacia la
realización de tal milenio?
Algunos posmilenarios creen que habrá una rebelión
final antes que Cristo vuelva. Estos versículos no constituirían una objeción a
su posición, pero los versículos siguientes indican que el patrón dominante
no-cristiano en los asuntos mundiales justo antes del regreso de Cristo todavía
pesa contra ese punto de vista posmilenario, porque describen un mundo
concluyentemente diferente al de un milenio de paz y justicia creado por la
difusión del evangelio en un sistema posmilenario.
Al
escribirle a Timoteo sobre los últimos días, Pablo dice:
Ten en
cuenta, que en los últimos días vendrán tiempos difíciles. La gente estará
llena de egoísmo y avaricia; serán jactanciosos, arrogantes, blasfemos,
desobedientes a los padres, ingratos, impíos, insensibles, implacables,
calumniadores, libertinos, despiadados, enemigos de todo lo bueno,
traicioneros, impetuosos, vanidosos y más amigos del placer que de Dios.
Aparentarán ser piadosos, pero su conducta desmentirá el poder de la piedad.
¡Con esa gente ni te metas! (2ª Ti 3: 1-5).
Dice
además:
Así Mismo Serán Perseguidos Todos Los Que Quieran Llevar Una Vida
Piadosa En Cristo Jesús, Mientras Esos Malvados Embaucadores Irán De Mal En
Peor, Engañando Y Siendo Engañados, Porque Llegará El Tiempo En Que No Van A
Tolerar La Sana Doctrina, Sino Que, Llevados De Sus Propios Deseos, Se Rodearán
De Maestros Que Les Digan Las Novelerías Que Quieren Oír. Dejarán De Escuchar
La Verdad Y Se Volverán A Los Mitos. (2ª Ti 3: 12-13; 4: 3-4)
Por
último, y quizá más concluyentemente, Mateo 24:15-31 habla de una gran
tribulación que precederá el momento del regreso de Cristo:
Porque Habrá Una Gran Tribulación, Como No La Ha Habido Desde El
Principio Del Mundo Hasta Ahora, Ni La Habrá Jamás. Si No Se Acortan Esos Días,
Nadie Sobreviviría, Pero Por Causa De Los Elegidos Se Acortarán. Inmediatamente
Después De La Gran Tribulación De Aquellos Días, «Se Oscurecerá El Sol Y No
Brillará Más La Luna; Las Estrellas Caerán Del Cielo Y Los Cuerpos Celestes
Serán Sacudidos». La Señal Del Hijo Del Hombre Aparecerá En El Cielo, Y Se
Angustiarán Todas Las Razas De La Tierra. Verán Al Hijo Del Hombre Venir Sobre
Las Nubes Del Cielo Con Poder Y Gran Gloria. (Mt 24: 21-30)
Este
pasaje describe, no un mundo cristianizado, sino un mundo de gran sufrimiento y
maldad, una gran tribulación que excede todos los previos períodos de
sufrimiento sobre la tierra. No dice que la gran mayoría del mundo dará la
bienvenida a Cristo cuando venga, sino más bien que cuando la señal del Hijo
del hombre aparezca en el cielo, entonces «se angustiarán todas las razas de la
tierra» Mt 24: 30).
Como
Mateo 24 es un pasaje tan dificil desde la perspectiva posmilenaria, ha habido
varios intentos de explicarlo no como una predicción de eventos que ocurrirán
justo antes de la segunda venida de Cristo, sino más bien algo que se cumplió
en lo fundamental con la destrucción de Jerusalén en el 70 d.C.
Para
sostener esta interpretación, los posmilenarios convierten en simbólicos la
mayoría de los elementos de Mateo 24:29-31:25 el oscurecimiento del sol y la
luna, la caída de las estrellas del cielo y el sacudimiento de los cuerpos
celestes no deben entenderse como eventos literales, sino como símbolos de la
venida de Dios en juicio. Similares imágenes del juicio se dice que pueden
hallarse en Ezequiel 32: 7; Joel 2: 10; y Amós 8: 9, pero estos pasajes
simplemente hablan de los juicios de las tinieblas y no mencionan la caída de
las estrellas del cielo o el sacudimiento de los cuerpos celestes.
R. T.
France también menciona Isaías 13: 10 y 34:4, los que sí hablan sobre el
oscurecimiento del sol y la luna y la desintegración de los astros del cielo,
pero está lejos de ser cierto que France tenga razón al afirmar que esos
pasajes son solo simbólicos -están colocados en contextos en los que fácilmente
se podrían comprender como predicciones literales de cambios cósmicos que
preceden el juicio final. Así que está lejos de ser obvio que estos pasajes son
solo imágenes apocalípticas del juicio sobre Jerusalén.
Por
otra parte, la interpretación que las ve como declaraciones meramente
simbólicas se hace más dificil al continuar las afirmaciones de Jesús, pues él
no habla solamente sobre señales en el sol, la luna, y las estrellas, sino que
dice inmediatamente después que entonces «la señal del Hijo del hombre
aparecerá en el cielo. Verán al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo
con poder y gran gloria» (Mt 24: 30).
Consecuente
con su previa interpretación simbólica de este pasaje, France dice que «todas
las razas de la tierra» se refiere meramente a los judíos, o sea, «a todas las
tribus (familias) de la tierra»," esto es, la tierra de Israel. Y dice que
la referencia al Hijo del hombre que viene sobre las nubes del cielo con poder
y gran gloria no se refiere al regreso de Cristo sino a su llegada ante el
Padre en el cielo, para ser vindicado y recibir autoridad».
France
cita con aprobación la declaración de G. B. Cairo, quien dice que «la venida
del Hijo del hombre en las nubes del cielo nunca se concibió como una forma
primitiva de viaje espacial, sino como el símbolo de un poderoso vuelco en las
fortunas dentro de la historia y a nivel nacional».
Entonces
el envío de los ángeles de Cristo con un poderoso llamado de trompeta para
reunir a sus elegidos de un extremo al otro del cielo se interpreta como
referido a los mensajeros que predican el evangelio a través de la tierra. La
reunión de los elegidos entonces es reunirlos dentro de la iglesia por la
predicación del evangelio.
Sin
embargo, acerca de esta interpretación France no puede dar cuenta
satisfactoriamente del hecho que Jesús dice que todas las razas sobre la tierra
«verán al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo con poder y gran
gloria» (Mt 24: 30). Esta no es una transacción celestial invisible en la que
Cristo recibe autoridad de Dios el Padre, sino lo que aquí se predice es su
regreso con poder y gran gloria.
A
aquellos que predican el evangelio no se les llama nunca en ningún otro lugar
ángeles que hacen un poderoso llamado de trompeta, y a la predicación del
evangelio no se le llama en ningún otro lugar la reunión «de los cuatro vientos
a los elegidos, de un extremo al otro del cielo» (Mt 24:31).
Por
otro lado, cuando Jesús habla en alguna otra parte de su venida en las nubes,
habla de Una venida no a Dios el Padre en el cielo, sino de una venida a la gente sobre la tierra: «¡Miren que viene
en las nubes! Y todos lo verán con sus propios ojos, incluso quienes lo
traspasaron; y por él harán lamentación todos los pueblos de la tierra» (Ap
1:7).
Y
cuando Cristo regrese, Pablo dice que aquellos que estemos vivos «seremos
arrebatados junto con ellos en las nubes para encontrarnos con el Señor en el
aire» (1ª Ts 4: 17). Cuando Cristo venga sobre las nubes de gloria con gran
poder y autoridad, viene a reinar sobre la tierra, y este es el sentido de
Mateo 24: 30-31. (France no comenta el hecho que Jesús dice que las razas de la
tierra que se angustian «verán al Hijo del hombre venir sobre las nubes del
cielo» (v.30).
El hecho
de que estas razas verán a Jesús llegando hace dificil comprender cualquier
interpretación simbólica o invisible aquí.) Por otro lado, la acumulación de
factores que por otros textos conocemos están relacionados con el regreso de
Cristo (señales cósmicas, la venida de Cristo con poder, el poderoso llamado de
trompeta, los ángeles reuniendo a los elegidos) provee una acumulación de
evidencias para creer que aquí se alude a la segunda venida de Cristo, no solo
a una representación simbólica de la recepción de su autoridad.
Y si
Mateo 24 habla sobre la segunda venida de Cristo, entonces habla de su venida
justo después de un período de gran tribulación, después que un milenio de paz
y justicia se haya establecido sobre la tierra.
Por
último, todos los pasajes que indican que Cristo podría regresar pronto y que
debemos estar listos para su regreso en cualquier momento" deben
considerarse también como un argumento significativo contra el posmilenarismo.
Pues si Cristo podría regresar en cualquier momento, y nosotros debemos estar
listos para su regreso, entonces el prolongado período que se requiere para el
establecimiento del milenio sobre la tierra antes del regreso de Cristo
simplemente no se puede considerar una teoría persuasiva.
NOTA: 0tro argumento a favor del punto de vista
posmilenarista puede extraerse de la declaración (no pasará esta generación
hasta que todas estas cosas sucedan) en Mt 24: 34, Un posmilenarista puede
tomar «esta generación, en un sentido perfectamente natural como referida a la
gente que escuchaba a Jesús mientras hablaba. y así apoyar el punto de vista
que todos los eventos de vv, 29-31 (o aun los de vv, 5-31) ocurrieron cerca
de170 d.C.
Pero esa interpretación no es necesaria en Mt 24:
34. Porque «esta generación» puede entenderse como referida a la generación que
vea ocurrir «todas estas cosas" (v, 33), cualesquiera que estas sean, (La
«higuera» del v, 32 no debe comprenderse como un símbolo profético para un
tiempo particular de la historia tal como el renacimiento de Israel como
nación-porque Jesús lo usa simplemente como una ilustración tomada de la
naturaleza: Cuando de la higuera broten hojas, usted sabrá que el verano vendrá
pronto; de manera similar, cuando estas señales (vv, 5-31) ocurran, sabrá que
el Hijo del hombre regresará pronto).
Es verdad que algunos posmilenarios sostienen que
habrá un tiempo de rebelión al final del milenio, justo antes del regreso de
Cristo. Pero un periodo de rebelión contra 1m reino de justicia y paz milenaria
dominante no es lo mismo que un periodo de tribulación en cual el mal domina y
los cristianos experimentan una gran persecución.
D. UNA CONSIDERACIÓN DE LOS ARGUMENTOS A FAVOR DEL PREMILENARISMO
La
posición propugnada en este libro es el premilenarismo histórico. Los
argumentos en contra de la posición premilenaria han sido presentados en lo
esencial en los argumentos a favor del amilenarismo y) posmilenarismo, y por lo
tanto no se los repetirá aquí en una sección aparte, pero objeciones
incidentales a estos argumentos serán consideradas en su transcurso.
1. Varios pasajes del Antiguo Testamento no parecen ajustarse ni a la era
presente ni al estado de eternidad. Estos pasajes indican alguna etapa futura
en la historia de la redención que es muy superior a la presente era de la
iglesia pero que aun no ve la remoción de todo pecado, rebelión y muerte de la
faz de la tierra.
Hablando
de Jerusalén en algún futuro momento, Isaías dice:
Nunca Más Habrá En Ella Niños Que Vivan Pocos Días, Ni Ancianos Que No
Completen Sus Años. El Que Muera A Los Cien Años Será Considerado Joven; Pero
El Que No Llegue A Esa Edad Será Considerado Maldito. (Is 65: 20)
Aquí
leemos que no habrá más infantes que mueran en la niñez, ni hombres viejos que
mueran prematuramente, algo muy diferente a esta era presente. Pero la muerte y
el pecado estarán todavía presentes, porque el niño que tiene cien años debe
morir, y el pecador que tiene cien años «será considerado maldito».
En el
amplio contexto de este pasaje puede que se entremezclen del milenio y del
estado de eternidad (cE vv. 17,25), pero está en la naturaleza de la profecía
del Antiguo Testamento no distinguir entre eventos futuros, exactamente como
estas profecías no distinguen entre la primera y la segunda venida de Cristo.
Por lo tanto, en un contexto más amplio puede haber elementos mezclados, pero
se mantiene el asunto de que este único elemento (los infantes y ancianos que
viven mucho, el niño que muere a los cien años, y el pecador que será maldito)
indica un tiempo específico en el futuro diferente a la edad presente.
Isaías
parece predecir un reino milenario en otro lugar cuando dice:
El Lobo Vivirá Con El Cordero, El Leopardo Se Echará Con El Cabrito, Y
Juntos Andarán El Ternero Y El Cachorro De León, Y Un Niño Pequeño Los Guiará.
La Vaca Pastará Con La Osa, Sus Crías Se Echarán Juntas, Y El León Comerá Paja
Como El Buey.
Jugará El Niño De Pecho Junto A La Cueva De La Cobra, Y El Recién
Destetado Meterá La Mano En El Nido De La Víbora. No Harán Ningún Daño Ni
Estrago En Todo Mi Monte Santo, Porque Rebosará La Tierra Con El Conocimiento
Del Señor Como Rebosa El Mar Con Las Aguas (Is 11: 6-9)
Este
pasaje habla claramente de una momentánea renovación de la naturaleza que nos
lleva mucho más allá de la era presente, un tiempo cuando «rebosará la tierra
con el conocimiento del Señor como rebosa el mar con las aguas» (v. 9). Pero en
el verso inmediatamente siguiente Isaías dice:
En Aquel Día Se Alzará La Raíz De Isaí Como Estandarte De Los Pueblos;
Hacia Él Correrán Las Naciones, Y Glorioso Será El Lugar Donde Repose. En Aquel
Día El Señor Volverá A Extender Su Mano Para Recuperar El Remanente De Su
Pueblo, A Los Que Hayan Quedado En Asiria, En Egipto, Patras Y Cus. (Is 11:
10-11)
Aquí
algunos todavía buscan al Mesías y se acercan aparentemente a la salvación, y
también aquí el Señor todavía congrega el remanente de su pueblo desde varias
naciones de la tierra. Por lo tanto, no parece que el estado de eternidad ha
comenzado, pero los percances de la naturaleza exceden con mucho todo lo que
ocurrirá en esta era presente. ¿No indica esto un futuro reino milenario?
El
Salmo 72 parece ir más allá de una descripción del reinado de Salomón para
predecir las glorias del reino del Mesías:
Que Domine El Rey De Mar A Mar, Desde El Río Éufrates Hasta Los Confines
De La Tierra. Que Se Postren Ante Él Las Tribus Del Desierto; ¡Que Muerdan El
Polvo Sus Enemigos! Que Le Paguen Tributo Los Reyes De Tarsis Y De Las Costas
Remotas; Que Los Reyes De Sabá Y De Seba Le Traigan Presentes; Que Ante Él Se
Inclinen Todos Los Reyes; ¡Que Le Sirvan Todas Las Naciones! Él Librará Al
Indigente Que Pide Auxilio, Y Al Pobre Que No Tiene Quien Lo Ayude.
Se Compadecerá Del Desvalido Y Del Necesitado, Y A Los Menesterosos Les
Salvará La Vida. Los Librará De La Opresión Y La Violencia, Porque Considera
Valiosa Su Vida. (Sal 72: 8-14)
Este
pasaje ciertamente habla de un gobierno mesiánico mucho más amplio que el
experimentado por David y Salomón, porque este reino mesiánico «hasta los
confines de la tierra» y lo servirán «todas las naciones» (vv. 8, 11; note que
el salmo también dice en el v. 5: «Que viva el rey por mil generaciones, lo
mismo que el sol y la luna»). Este será un reino justiciero, de justicia-pero
ciertamente no será el estado de eternidad.
Todavía
existirá «el indigente que pide auxilio» y «el pobre que no tiene quien lo
ayude» (vv. 12-14). Todavía habrá enemigos «que muerdan el polvo» bajo el
gobierno de este Rey justiciero (v. 9). Todo esto habla de una era muy
diferente de la era presente pero menos que el estado de eternidad en el que no
hay más pecado ni sufrimiento.
Zacarías
también profetiza que viene una era en la que hay una gran transformación en la
tierra, en la que el Señor es Rey sobre toda la tierra, y en la que todavía hay
rebelión y pecado, y muerte:
Entonces
vendrá el Señor mi Dios, acompañado de todos sus fieles. En aquel día
excepcional, que sólo el Señor conoce: no tendrá día ni noche, pues cuando
llegue la noche, seguirá alumbrando la luz. En aquel día fluirá agua viva desde
Jerusalén, tanto en el verano como en invierno. Yuna mitad correrá hacia el Mar
Muerto, y la otra hacia el mar Mediterráneo. El Señor reinará sobe toda la
tierra. En aquel día el Señor será el único Dios, y su nombre será el único
nombre.
NOTA: Algunas versiones bíblicas, como la NASB y la
RSV toman estas afirmaciones no como predicciones sino como oraciones. Pero en
ambos casos este salmo muestra el ansia de un gobernante mesiánico que algún
día dominaría «hasta los confines de la tierra».
Esta
será la plaga con la que el Señor herirá a todos los pueblos que pelearon
Contra Jerusalén. Se les pudrirá la carne en vida, se les pudrirán los ojos en
las cuencas, y se les pudrirá la lengua en la boca y se recogerán las riquezas
de todas las naciones vecinas, y grandes cantidades de oro y plata y de ropa.
Entonces Los Sobrevivientes De Todas Las Naciones Que Atacaron A
Jerusalén Subirán Año Tras Año Para Adorar Al Rey, Al Señor Todopoderoso, Y
Para Celebrar La Fiesta De Las Enramadas. Si Alguno De Los Pueblos De La Tierra
No Sube A Jerusalén Para Adorar Al Rey, Al Señor Todopoderoso, Tampoco Recibirá
Lluvia. (Zac 14: 5-17)
Otra
vez aquí la descripción no se ajusta a la era presente, pues el Señor es Rey
sobre toda la tierra en esta situación. Pero esto tampoco se ajusta al estado
de eternidad, porque la desobediencia y la rebelión contra el Señor están
claramente presentes. Se podría objetar que esta es una típica profecía del
Antiguo Testamento en la que se unen distintos eventos futuros que la visión
del profeta no distingue, pese a que pueden estar separados por largos períodos
cuando realmente ocurran.
No
obstante, es dificil hacer esa distinción en este pasaje porque se trata de una
rebelión específica contra el Señor que es Rey sobre toda la tierra que se
castiga con estas plagas y la falta de lluvia.
2. También hay otros pasajes del Nuevo Testamento, aparte de Apocalipsis
20, que sugieren un futuro milenio. Cuando el Señor Jesús resucitado habla a la
iglesia de Tiatira, dice: «Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin,
yo le daré autoridad sobre las naciones, y las regirá con vara de hierro, y
serán quebradas como vaso de alfarero, como yo también la he recibido de mi
Padre» (Ap 2; 26-27).
La
simbología que se usa (reinar con una vara de hierro; quebrar vasos de
alfarero) implica un gobierno fuerte sobre los rebeldes. ¿Pero cuándo los
creyentes que triunfen sobre el mal participarán en este gobierno? La idea se
ajusta bien a un futuro reino milenario cuando los santos glorificados reinen
con Cristo sobre la tierra, pero no se ajusta bien a ningún momento de la era
presente o del estado de eternidad. (La idea de gobernar las naciones «con vara
de hierro» también se encuentra en Apocalipsis 12: 5-6 y 19: 15.)
Cuando
Pablo habla de la resurrección, dice que cada persona recibirá un cuerpo
resucitado, cada uno en su debido orden: «Cristo, las primicias; después (eita)
cuando él venga, los que les pertenecen. Entonces (epeita) vendrá el fin,
cuando el entregue el reino a Dios el Padre, luego de destruir todo dominio,
autoridad y poder.
Porque
es necesario que Cristo reine hasta poner a todos sus enemigos debajo de sus
pies» (1ª Ca 15: 23-25). Las dos palabras traducidas «entonces» en este pasaje
(epeita y eita) tienen el sentido de «después de», no el sentido de «al mismo
tiempo».
Por
consiguiente el pasaje le ofrece algún apoyo a la idea que, justo como hay un
intervalo de tiempo entre la resurrección de Cristo y su segunda venida cuando
nosotros recibamos un cuerpo resucitado (v. 23), de manera que hay un intervalo
de tiempo entre la segunda venida de Cristo y «el fin» (v. 24), cuando Cristo
entregue el reino al Padre tras haber reinado durante un tiempo y puesto a
todos sus enemigos debajo de sus pies."
3. Con
cierto número de otros pasajes de trasfondo que apuntan o claramente sugieren
un tiempo futuro mucho más grandioso que la era presente pero menos que el
estado de eternidad, resulta entonces apropiado examinar Apocalipsis 20 una vez
más. Aquí hay varias afirmaciones que se entienden mejor como referidas a un
futuro reinado terrenal de Cristo anterior al juicio futuro.
A. La
atadura y encierro de Satanás en el abismo (v. 2-3) implican una restricción
mucho mayor de su actividad que lo que conocemos en esta era presente (vea la
discusión arriba, bajo amilenarismo).
B. La declaración de que aquellos que fueron fieles «vivieron» (v. 4) se
interpreta mejor como referida a una resurrección corporal, pues el siguiente
versículo dice: «Ésta es la primera resurrección». El verbo ezesan, «volver a
vivir», es el mismo verbo y fa misma forma verbal que se utiliza en Apocalipsis
2: 8, donde Jesús se identifica a sí mismo como «el que murió y ve) volvió a
vivir», una obvia referencia a su resurrección.
C. En una
interpretación premilenario, el reinado de Cristo (en Ap 20:4) es algo todavía
futuro, no algo que ocurre ahora (como aducen los amilenarios). Esto es
consistente con el resto del Nuevo Testamento, donde se nos dice a menudo que
los creyentes reinarán con Cristo y se les dará autoridad por él para reinar
sobre la tierra (vea Lc 19: 17, 19; 1ª Co 6: 3; Ap 2: 26-27; 3: 21).
Pero
en ningún otro lugar la Escritura dice que los creyentes en el estado
intermedio (entre su muerte y el regreso de Cristo) están reinando con Cristo o
compartiendo su gobierno con él. De hecho, Apocalipsis describe primero a los
santos en el cielo antes que Cristo regrese esperando bajo el altar y clamando
a gran voz al Señor que comience a juzgar a los impíos sobre la tierra (Ap
6:9-10). En ningún lugar se dice que los cristianos ya reinan con Cristo.
Aquellos
que vuelven a vivir y reinan con Cristo en Apocalipsis 20 incluyen a gente «que
no habían adorado a la bestia ni a su imagen y que no recibieron la marca en
sus frentes» (Ap 20: 4). Esta es una referencia a aquellos que no se rindieron
ante las persecuciones de la bestia de que se habla en Apocalipsis 13: 1-18).
Pero
si la severidad de la persecución descrita en Apocalipsis 13 nos lleva a
concluir que la bestia no ha aparecido aun sobre el escenario mundial, sino que
esto es algo futuro, entonces la persecución de esta bestia es también futura.
y si esta persecución es aun futura, entonces la escena de Apocalipsis 20 donde
aquellos «que no habían adorado la bestia y no recibieron la marca en sus
frentes» (Ap 20: 4) también es futura. Esto significa que Apocalipsis 20: 1-6
no describe la presente era de la iglesia sino se entiende mejor como referida
a un futuro reino milenario de Cristo.
Estas
consideraciones se combinan para plantear un caso a favor del premilenarismo.
Si
estamos convencidos de esta posición, es realmente una cuestión incidental si
el período de mil años se concibe como mil años literales o simplemente como un
período prolongado de tiempo de duración indeterminada. Y aunque puede que no
tengamos muy claros todos los detalles de la naturaleza del milenio, podemos
estar razonablemente seguros que habrá un futuro reinado terrenal de Cristo que
será notablemente diferente de esta era presente.
NOTA: El pasaje aun describe las bendiciones en
términos de los sacrificios del antiguo pacto y menciona la fiesta de las
Enramadas, un festival del viejo pacto. Esta era la terminología y la
descripción de que disponía el pueblo de ese dia, pero el Nuevo Testamento
puede permitir una realización mayor (espiritual) de cierto número de estos
detalles.
La palabra griega eita significa «enseguida» o
«después» o (luego) (vea Mr 4: 17.28; 1Ca 15:5. 7; 1 Ti 2: 13). No siempre
indica una secuencia temporal porque también puede introducir el siguiente
asunto o argumento en una progresión lógica pero al narrar sucesos históricos
indica 'algo que ocurre después de otra cosa (vea BAGO. pp. 233-34; también
LSJ, p. 498: «utilizada para denotar la secuencia de un acto o estado encima de
otro entonces, a continuación.
En ambos casos entiendo el aoristo de indicativo
ezesan cama un aoristo incipiente. que marca el comienzo de una acción.
E. EL TIEMPO DE LA GRAN TRIBULACIÓN
Aquellos
que están persuadidos de los argumentos a favor del premilenarismo, deben
decidir sobre una cuestión adicional: ¿Regresará Cristo antes o después de la
(gran tribulación)?
La
expresión «gran tribulación» en sí misma viene de Mateo 24:21 (y paralelos),
Donde Jesús dice: «Porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido
desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá».
El
premilenarismo histórico cree que Cristo regresará después de esa tribulación,
pues el pasaje continúa: «E inmediatamente después de la tribulación de aquello
días, el sol se oscurecerá entonces aparecerá la señal del Hijo del hombre en
el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo
del hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria» (Mt
24:29-30).
Pero,
como se explicó arriba, en los siglos diecinueve y veinte se hicieron populares
una variedad de premilenarismos que sostiene una venida de Cristo
pretribulacionalista». Esto se llama a menudo el punto de vista del «rapto
pretribulacionalista», porque sostiene que cuando Cristo regrese por primera
vez la iglesia será «raptada» o arrebatada a los cielos para estar con él.
Los
argumentos para tal rapto pretribulacionalista son los siguientes:
1. Todo el período de la tribulación será un tiempo en que se derramará la
ira de Dios sobre la tierra. Por lo tanto, no sería apropiado que los
cristianos estén sobre la tierra en ese tiempo.
2. Jesús promete en Apocalipsis 3:10: «Yo te guardaré de la hora de la
tentación que vendrá sobre el mundo entero para poner a prueba a los que viven
en la tierra». Este pasaje indica que se sacará a la iglesia del mundo antes
que llegue esa hora de prueba.
3. Si Cristo regresa después de la tribulación y derrota a todos sus
enemigos, ¿entonces de dónde vendrán los incrédulos que necesariamente deben
poblar el reino milenario? La posición pretribulacionalista" sin embargo,
vislumbra miles de judíos creyentes que se han vuelto cristianos durante la
tribulación y que entrarán al reino milenario en cuerpos no glorificados.
4. Este
punto de vista hace posible creer que Cristo podría venir en cualquier momento
(su venida antes de la tribulación) y que aun deben cumplirse muchas señales
antes que él venga (su venida después de la tribulación, cuando se hayan
cumplido las señales).
Aunque
este no es un argumento específico a favor de una posición
pretribulacionalista, también debe notarse que los pretribulacionistas ven
entonces la enseñanza sobre la tribulación en Mateo 24 y las advertencias y
aliento dados a los creyentes en esa situación como aplicables a los judíos
creyentes durante la tribulación, y no a la iglesia en general.
En
respuesta a estos argumentos, se deben hacer las observaciones siguientes:
1. No es
consistente con las descripciones de la tribulación en el Nuevo Testamento
decir que todo el sufrimiento que ocurra durante ese tiempo es específicamente
el resultado de la ira de Dios. Mucho del sufrimiento se debe al hecho que la
maldad se multiplicará (Mt 24: 12) y al hecho que crecerá mucho la persecución
de la iglesia y la oposición de Satanás durante este período. Por supuesto,
todos los cristianos (ya sean gentiles o creyentes judíos) evadirán la ira de
Dios en todo momento, pero esto no significa que evadirán todo sufrimiento, aun
en tiempos extremadamente difíciles.
2. El hecho de que Jesús diga a los fieles creyentes de la iglesia de
Filadelfia (Ap 3: 10) que él
los guardará de la hora de prueba que viene sobre todo el mundo no es una
evidencia lo suficientemente fuerte como para decir que se sacará a la iglesia
entera del mundo antes de la tribulación.
Primero,
esta declaración se hace a una iglesia específica (Filadelfia) y no debe
aplicarse a toda la iglesia en algún punto futuro de la historia. Por otra
parte, «la hora de tentación que vendrá sobre el mundo entero» no tiene que
referirse al tiempo de la gran tribulación, sino que más probablemente se
refiere al tiempo de gran persecución y sufrimiento que vendría sobre todo el
Imperio Romano o todo el mundo habitado.
Por
último, la promesa que la iglesia en Filadelfia sería guardada no implica que
los sacarían del mundo, sino simplemente que se les mantendría fieles y se les
guardaría de sufrir daños derivados de ese período de sufrimiento y prueba.
3. No
favorece al punto de vista pretribulacionalista decir que debe haber algunos en
cuerpos no glorificados que entrarán en el milenio, porque (desde un punto de
vista postribulacionalista) cuando Cristo venga al fin de la tribulación
derrotará todas las fuerzas que dispuestas contra él, pero eso no significa que
las matará o aniquilará a todas. Muchos simplemente se rendirán sin confiar en
Cristo, y así entrarán al milenio como incrédulos. Y durante todo el período
del milenio muchos se convertirán sin duda a Cristo y también se volverán
creyentes.
4. El punto de vista pretribulacionalista no es el único consistente con
las ideas de que Cristo podría volver en cualquier momento que haya señales que
precedan su regreso. La posición presentada en el capítulo anterior -que es
poco probable pero posible que las señales se hayan cumplido- es también
consistente con estas ideas.
Pero
debe decirse que detrás de este argumento de los pretribulacionistas hay una
preocupación de más peso: El deseo de preservar una distinción entre la iglesia
(que ellos piensan será alzada al cielo para estar con Cristo) e Israel (que
piensan constituirá el pueblo de Dios sobre la tierra durante la tribulación y
entonces durante el reino milenario). Pero, como hemos anotado en un capítulo
anterior, el Nuevo Testamento no respalda una distinción de este tipo entre
Israel y la iglesia.
Por
consiguiente, esto no implica la necesidad de contemplar una distinción entre
estos grupos en el tiempo de la tribulación y el milenio.
Hay
una variante de la posición del rapto pretribulacionalista que se conoce como
el punto de vista del rapto midtribulacionalista. Este se define por Gleason Archer en su ensayo: «The
Case for the Mid Seventieth Week Rapture Position».
Él ve
la tribulación como separada en dos mitades. Los primeros tres y medio años se
caracterizan por la ira del hombre, y la iglesia está presente en ese tiempo.
Los segundos tres y medio años se caracterizan por la ira de Dios, y durante
ese tiempo la iglesia está ausente de la tierra.
El
argumento primario de la Escritura para respaldar un rapto midtribulaciolista
es el hecho de que en Daniel 7:25, 9:27, y 12:7 y 11, así como en Apocalipsis
12:14, los siete días o tiempos a que se alude están cortados en mitades, al
mencionar el intervalo de tres y medio tiempos o tres y medio días en una
semana simbólica, apuntando de esa manera a un período de tres y medio años,
tras el cual él se rescataría al pueblo de Dios de la tribulación. Otro
argumento a favor de esta posición es que destaca el sentido de expectación
ante el regreso de Cristo, pues tres y medio años es un período más corto de
tiempo que siete años.
No
obstante, aunque los pasajes de Daniel sí hablan de una interrupción de la
séptima semana que Daniel predice para el futuro, no dan ninguna indicación
clara de que los creyentes serán removidos de la tierra a mediados de la
semana." También es dificil ver que la expectativa de una tribulación de
tres años y medio provee una sensación de inminencia mucho mayor que la que
provee la expectativa de una tribulación de siete años.
Por
último, algunas objeciones a la posición del rapto pretribulacionista se pueden
plantear en forma de argumentos a favor del punto de vista del rapto
postribulacionista (el punto de vista premilenario histórico que Cristo
regresará tras un período de tribulación sobre la tierra):
1. El
Nuevo Testamento no dice claramente en ningún lugar que la iglesia será sacada
del mundo antes de la tribulación. Si fuera a ocurrir este significativo
evento, podríamos por lo menos esperar que se hallara una enseñanza específica
a ese efecto en el Nuevo Testamento. Ciertamente Jesús nos dice que el
regresará y nos tomará para estar con él Jn 14: 3), y Pablo nos dice que
seremos arrebatados a las nubes para encontrarnos con el Señor en el aire (1ª
Ts 14:17), y que seremos transformados en un abrir y cerrar de ojos y
recibiremos un cuerpo incorruptible (1ª Co 15: 51-52).
Pero
los creyentes han entendido cada uno de estos pasajes a lo largo de la
historia, no como que hablan de un rapto secreto de la iglesia antes de la
tribulación, sino de un rapto público (o «arrebato») muy visible de la iglesia
para estar con Cristo precisamente unos momentos antes de su venida a la tierra
junto con ellos para reinar durante el reino milenario (o de acuerdo con el
punto de vista amilenario, durante el estado de eternidad).
Por
otro lado, es muy dificil comprender 1ª Tesalonicenses 4: 17, el único pasaje
que habla explícitamente del hecho que la iglesia será «arrebatada» (o
raptada), para hablar de la idea de una venida secreta. Este dice: «El Señor
mismo descenderá del cielo con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta
de Dios» (1ª Ts 4: 16).
De
estas palabras Lean Morris correctamente dice: «Puede ser que con esto él
intenta hacernos comprender que el rapto ocurrirá en secreto, y que nadie
excepto los propios santos sabrán lo que sucede. Pero a duras penas se podría
deducir esto de sus palabras. Es dificil ver cómo podría él describir más
explícitamente algo que es manifiesto y público»"
La
doctrina del rapto pretribulacionista resulta de una inferencia de varios
pasajes.
Primero,
la poderosa trompeta convoca a la reunión de los elegidos en Mateo 24: 31, el
sonido de la trompeta de Dios en 1ª Tesalonicenses 4: 16, y el toque final de
la trompeta cuando nuestros cuerpos serán transformados en 1ª Corintios 15:
51-52, todo parece ser el mismo toque de trompeta-la trompeta que suena justo
antes del milenio. Si de veras es «el último toque de trompeta» (1ª Co 15: 52),
entonces es dificil ver cómo otro poderoso toque de trompeta (Mt 24:31) podría
seguirlo siete años después.
Además,
es muy dificil pensar que Mateo 24 no se refiera a la iglesia, sino al pueblo
judío que se salvaría durante la tribulación. Jesús se dirige a sus discípulos
(Mt 24: 1-4) y los alerta de la persecución y el sufrimiento que vendrán. Les
habla de la gran tribulación por venir, y entonces dice que «inmediatamente
después de la tribulación de aquellos días» aparecerán señales cósmicas y «se
angustiarán todas las razas de la tierra. Verán al Hijo del hombre venir sobre
las nubes del cielo con poder y gran gloria» (Mt 24: 30). ¿Pero sería verosímil
que Jesús, al decir estas cosas a sus discípulos, intentara que sus palabras se
aplicaran, no a la iglesia, sino solo a un futuro reino terrenal del pueblo
judío que se convertiría durante la tribulación?
Tampoco
parece verosímil que los discípulos estén aquí como representantes de un futuro
reino judío y no como representantes de la iglesia, a cuyo establecimiento
estaban tan estrechamente ligados como su fundamento (Ef. 2: 20).
3. Por
último, el Nuevo Testamento no parece justificar la idea de dos regresos de
Cristo separados (uno para su iglesia antes de la tribulación y entonces, siete
años después, con su iglesia para juzgar a los incrédulos). Una vez más, en
ningún pasaje se enseña explícitamente ese punto de vista, sino que este es
simplemente una inferencia extraída de las diferencias entre distintos pasajes
que describen el regreso de Cristo desde distintas perspectivas.
Pero
no es nada dificil ver estos pasajes como refiriéndose a un solo evento que
ocurrió en un momento: Parece mejor concluir, con la gran mayoría de la iglesia
a través de la historia, que la iglesia atravesará el tiempo de tribulación
predicho por Jesús. Probablemente no habríamos escogido este sendero por nosotros
mismos, pero la decisión no estaba en nuestras manos.
Y si
Dios quiere que alguno de nosotros que ahora vivimos permanezcamos sobre la
tierra hasta el tiempo de esta gran tribulación, entonces debemos prestar oídos
a las palabras de Pedro: «Dichosos ustedes si los insultan por causa del nombre
de Cristo, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre ustedes (1ª P 4:
14), y «Cristo sufrió por ustedes, dándoles ejemplo para que sigan sus pasos»
(1ª P 2:21).
Esta
idea de que los cristianos deben estar preparados para soportar sufrimientos
también se observa en las palabras de Pablo de que somos coherederos con
Cristo: «pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su
gloria» (Ro 8:17). Y podemos recordar que desde el tiempo de Noé al tiempo del
martirio de los primeros apóstoles, ha sido frecuentemente el camino de Dios
traer a su pueblo a la gloria a través del sufrimiento, pues hizo lo mismo con
su propio Hijo.
«En
efecto, a fin de llevar a muchos hijos a la gloria, convenía que Dios, para
quien y por medio de quien todo existe, perfeccionara mediante el sufrimiento
al autor de la salvación de ellos» (Heb 2:10). Es del Salvador, el mismo que ha
sufrido más de lo que ninguno de sus hijos nunca sufrirán, que recibimos la
admonición: «No tengas miedo de lo que estás por sufrir. Sé fiel hasta la
muerte, y yo te daré la corona de la vida» (Ap 2:10).
NOTA: Peinberg ofrece un argumento adicional sobre
las diferencias entre los pasajes que él entiende describen el rapto (antes de
la tribulación) y los pasajes que ve como describiendo la segunda venida
(después de la tribulación). No obstante. la mayoría de estas diferencias no
son contradicciones insuperables. Sino solo casos en los que se menciona un
evento en un pasaje y no en otro (un punto bien señalado por Douglas Moa en su
«Response,). pp. 99-101).
Cuando Pablo dice que (dos que estemos vivos, los
que hayamos quedado. Seremos arrebatados junto con ellos en las nubes para
encontrarnos con el Señor en el aire) (1ª Ts 4: 17), utiliza la palabra griega
apantesis, para «encontrarnos», que se usa en la literatura griega fuera de la
Biblia para hablar de ciudadanos que salen de una ciudad para encontrarse con
un magistrado, y retornar entonces a la ciudad con él.
«La palabra apantesis debe entenderse como un
tecnicismo para una conducta cívica de la antigüedad por medio de la cual una
ciudad le concedía una bienvenida pública a visitantes importantes» (Eric
Peterson, «apantesis» TDNT, 1:380). Moulton y Milligan dicen: «La palabra
parece haber sido un tecnicismo para la bienvenida oficial de un dignatario
recién llegado-un uso que concuerda de manera excelente con su empleo en el
Nuevo Testamento» (MM, p. 53).
PREGUNTAS PARA APLICACIÓN PERSONAL
1. Antes de leer este capítulo, ¿tenía usted alguna certidumbre sobre si
el regreso de Cristo sería amilenario, posmilenario, o premilenario? Y si sería
postribulacional o pretribulacional? Si es así, ¿cómo ha cambiado su punto de
vista ahora, si es el caso?
2. Explique cómo su actual punto de vista del milenio afecta su vida
cristiana hoy. De manera similar, explique cómo su punto de vista de la
tribulación afecta su vida cristiana actual.
3. ¿Cómo piensa que sería la sensación de vivir sobre la tierra con un
cuerpo glorificado, y con Jesucristo como Rey sobre todo el mundo? ¿Puede
describir con cierto detalle algunas de las actitudes y reacciones emocionales
que usted tendría hacia distintas situaciones en un reino como ese? ¿Espera
usted realmente un reino como ese? (Sus respuestas diferirán algo en dependencia
de si usted espera o no un cuerpo glorificado durante el milenio hasta el
estado de eternidad.)
4. ¿Cuáles serían los resultados, tanto positivos como negativos, de una
posición como la del rapto pretribulacionista en las actitudes y la vida diaria
de los cristianos? De manera similar, ¿cuáles serían los resultados positivos y
negativos de una posición como la del rapto postribulacionalista?
TÉRMINOS ESPECIALES
Amilenarismo,
premilenarismo dispensacionalista, gran tribulación, premilenarismo histórico,
rapto midtribulacionista, milenio, posmilenarismo, premilenarismo
postribulacionista rapto postribulaicionista, premilenarismo, premilenarismo
pretribulacionista, rapto pretribulacionista, rapto
PASAJE BÍBLICO PARA MEMORIZAR
Apocalipsis 20: 4-6: (Entonces Vi Tronos Donde Se Sentaron Los Que
Recibieron Autoridad Para Juzgar. Vi También Las Almas De Los Que Habían Sido
Decapitados Por Causa Del Testimonio De Jesús Y Por La Palabra De Dios. No
Habían Adorado A La Bestia Ni A Su Imagen, Ni Se Habían Dejado Poner Su Marca
En La Frente Ni En La Mano. Volvieron A Vivir Y Reinaron Con Cristo Mil Años.
Esta Es La Primera Resurrección: Los Demás Muertos No Volvieron A Vivir Hasta
Que Se Cumplieron Los Mil Años. Dichosos Y Santos Los Que Tienen Parte En La Primera
Resurrección. La Segunda Muerte No Tiene Poder Sobre Ellos, Sino Que Serán
Sacerdotes De Dios Y De Cristo, Y Reinarán Con Él Mil Años).
CAPÍTULO 3
EL JUICIO FINAL Y EL CASTIGO ETERNO
¿QUIÉN SERÁ JUZGADO?
¿QUÉ ES EL INFIERNO?
EXPLICACIÓN Y BASES BÍBLICAS
A. EL HECHO DEL JUICIO FINAL
1. PRUEBA BÍBLICA DE UN JUICIO FINAL.
La
Escritura frecuentemente afirma el hecho de que habrá un gran juicio final de
creyentes e incrédulos. Comparecerán ante el trono del juicio de Cristo en
cuerpos resucitados y escucharán la proclamación de su destino eterno.
El
juicio final se describe vívidamente en la visión de Juan en el Apocalipsis:
Y Vi Un Gran Trono Blanco Y Al Que Estaba Sentado En Él, De Delante Del
Cual Huyeron La Tierra Y El Cielo, Y Ningún Lugar Se Encontró Para Ellos. Y Vi
A Los Muertos, Grandes Y Pequeños, De Pie Ante Dios; Y Los Libros Fueron
Abiertos, Y Otro Libro Fue Abierto, El Cual Es El Libro De La Vida; Y Fueron
Juzgados Los Muertos Por Las Cosas Que Estaban Escritas En Los Libros, Según
Sus Obras.
Y El Mar Entregó A Los Muertos Que Había En Él; Y La Muerte Y El Hades
Entregaron Los Muertos Que Había En Ellos; Y Fueron Juzgados Cada Uno Según Sus
Obras. Y La Muerte Y El Hades Fueron Lanzados En El Lago De Fuego. Esta Es La
Muerte Segunda. Y El Que No Se Halló Inscrito En El Libro De La Vida Fue
Lanzado Al Lago De Fuego. (Ap 20: 11-15)
Muchos
otros pasajes instruyen sobre este juicio final. Pablo les dice a los filósofos
griegos de Atenas que Dios «... manda a todos, en todas partes, que se arrepientan.
Él ha
fijado un día en que juzgará al mundo con justicia, por medio del hombre que ha
designado. De ello ha dado prueba a todos al levantarlo de entre los muertos»
(Hch 17:30-31).1 De manera similar, Pablo habla sobre «el día de la ira, cuando
Dios revelará su justo juicio» (Ro 2:5). Otros pasajes hablan claramente de que
viene un día de juicio (vea Mt 1):15; 11: 22, 24; 12: 36; 25: 31-46; 1ª Co 4:
5; Heb 6: 2; 2ª P 2:4; Judas 6; y otros.).
Este
juicio final es la culminación de muchos que lo precedieron en los cuales Dios
recompensó la justicia o castigó la injusticia a través de la historia.
Mientras trajo bendiciones y liberación del peligro a aquellos que le fueron
fieles, incluyendo Abel, Noé, Abraham, Isaac, Jacob, Moisés y David, y los
fieles entre el pueblo de Israel, de tiempo en tiempo trajo también juicio
sobre aquellos que persistieron en la desobediencia y la incredulidad: sus
juicios incluyeron el diluvio, la dispersión del pueblo desde la torre de
Babel, los juicios de Sodoma y Gomarra, y los juicios que siguieron a lo largo
de la historia, tanto sobre los individuos (Ro 1: 18-32) como sobre las
naciones (Is 13-23; y otros) que persistieron en el pecado.
Por
otra parte, en el ámbito espiritual invisible él trajo juicio sobre los ángeles
que pecaron (2ª P 2:4). Pedro nos recuerda que los juicios de Dios se han
llevado a cabo segura y periódicamente, y esto nos recuerda que un juicio final
aún viene, pues «el Señor sabe librar de la prueba a los que viven como Dios
quiere, y reservar a los impíos para castigarlos en el día del juicio. Esto les
espera sobre todo a los que siguen los corrompidos deseos de la naturaleza
humana y desprecian la autoridad del Seño (2ª P 2: 9-10).
NOTA: Es interesante que Pablo proclamara el juicio
eterno a los incrédulos gentiles que tenían poco conocimiento, si alguno, de
las enseñanzas del Antiguo Testamento. Pablo también disertó del «juicio
venidero" (Hch 24: 25) ante otro incrédulo, el gobernador romano Félix. En
ambos casos Pablo aparentemente comprendía que el simple hecho de que se
acercaba para todos los hombres el dia de comparecer delante de Dios les daría
quienes lo escuchaban una sobria comprensión de que su destino eterno estaba en
juego mientras escuchaban predicar sobre Jesús.
2. ¿HABRÁ MÁS DE UN JUICIO?
De
acuerdo con el punto de vista dispensacionalista, viene más de un juicio. Por
ejemplo, los dispensacionalistas no verían el juicio final en Mateo 25:31-46:
Cuando El Hijo Del Hombre Venga En Su Gloria Con Todos Sus Ángeles, Se
Sentará En Su Trono Glorioso. Todas Las Naciones Se Reunirán Delante De Él, Y
Él Separará A Unos De Otros, Como Separa El Pastor Las Ovejas De Las Cabras.
Pondrá Las Ovejas A Su Derecha Y Las Cabras A Su Izquierda. Entonces Dirá El
Rey A Los Que Están A Su Derecha: Niegan Ustedes, A Quienes El Padre Ha
Bendecido; Reciban Su Herencia, El Reino Preparado Para Ustedes Desde La
Creación Del Mundo. Porque Tuve Hambre. «Les Aseguro Que Todo Lo Que Hicieron
Por Uno De Mis Hermanos, Aun Por El Más Pequeño, Lo Hicieron Por Mil).
Luego Dirá A Los Que Estén A Su Izquierda: «Apártense De Mi, Malditos,
Al Fuego Eterno Preparado Para El Diablo Y Sus Ángeles. Porque Tuve Hambre, Y
Ustedes No Me Dieron Nada Que Comer. «En Cuanto No Lo Hicisteis A Uno De Estos
Más Pequeños, Tampoco A Mí Lo Hicisteis». E Irán Éstos Al Castigo Eterno, Y Los
Justos A La Vida Eterna.
Desde
una perspectiva dispensacionalista, este pasaje no se refiere al juicio final
(el «gran trono blanco» del juicio de que se habla en Ap 20: 11-15), sino más
bien de un juicio que viene tras la tribulación y antes del comienzo del
milenio. Dicen que este será un «juicio de las naciones» en el que se juzga a
las naciones de acuerdo a cómo han tratado al pueblo judío durante la
tribulación. Aquellos que han tratado bien a los judíos y quieren someterse a
Cristo entrarán en el milenio, y a aquellos que no lo han hecho se les negará
la entrada.
Así,
desde el punto de vista dispensacionalista hay diferentes juicios:
(A) Un juicio de las naciones» (Mt 25:31-46) para determinar quién entra en
el milenio;
(B) Un juicio de las obras de los creyentes» (llamado a veces juicio bema
según la palabra griega para «tribunal» del juicio en 2ª Co 5: 10) en el cual
los cristianos recibirán grados de recompensa; y:
(C) Un «gran trono blanco del juicio» al final del milenio (Ap 20: 11-15)
para declarar castigos eternos para los incrédulos.'
El
punto de vista asumido en este libro es que estos tres pasajes hablan del mismo
juicio final, no de tres juicios separados. Con respecto a Mateo 25: 31-46 en
particular, es aparente que el punto de dispensacionalista está equivocado: No
se hace mención en este pasaje de entrar al milenio. Por otro lado, los juicios
pronunciados no hablan de una entrada al reino milenial sobre la tierra o una
exclusión de ese reino sino de los destinos eternos de las personas: «Reciban
su herencia, el reino preparado para ustedes desde la creación del mundo.
Apártense
de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.
Aquéllos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna» (vv. 34,
41,46). Por último, no sería consistente con los caminos de Dios a lo largo de
la Escritura manejar el destino de las personas sobre la base de la nación a la
que pertenecen, pues naciones que no creen tienen creyentes en su seno, y
naciones que se muestran más conformes con la voluntad revelada de Dios tienen
todavía muchos impíos en su seno. Y «con Dios no hay favoritismos» (Ro 2: 11).
Aunque
efectivamente «todas las naciones» están reunidas ante el trono de Cristo en
esta escena (Mt 25: 32), el cuadro es el de un juicio de individuos (las ovejas
están separadas de las cabras, y se les da la bienvenida al reino a aquellos
individuos que trataron bondadosamente a los hermanos de Cristo, mientras se
rechaza a aquellos que los rechazaron, vv. 35-40, 42-45).
B. EL MOMENTO DEL JUICIO FINAL
El
juicio final ocurrirá después del milenio y la rebelión que tiene lugar al
final de este. Juan describe el reino milenial y la remoción de la influencia
de Satanás sobre la tierra en Apocalipsis 20: 1-6 (vea la discusión en los dos
capítulos anteriores) y entonces dice que «Cuando se cumplan los mil años,
Satanás será liberado de su prisión, y saldrá para engañar a las naciones.
" a fin de reunirlas para la batalla» (Ap 20: 7-8). Tras derrotar Dios
esta rebelión final (Ap 20: 9-10),Juan nos dice que seguirá un juicio: «Luego
vi un gran trono blanco y a alguien que estaba sentado en él» (v. 11).
C. LA NATURALEZA DEL JUICIO FINAL
1. JESUCRISTO SERÁ EL JUEZ.
Pablo
habla de que Cristo Jesús «juzgará a los vivos y a los muertos» (2ª Tim 4: 1).
Pedro dice Jesucristo «ha sido nombrado por Dios como juez de vivos y muertos»
(Hech 10: 42; compare 17: 31; Mt 25: 31-33). Este derecho de actuar como juez
sobre todo el universo es algo que el Padre le ha dado el Hijo:
«El
Padre le ha dado autoridad para juzgar, puesto que es el Hijo del hombre» Jn
5:26-27).
2. SE JUZGARÁ A LOS INCRÉDULOS.
Está
claro que todos los incrédulos comparecerán ante Cristo para ser juzgados, pues
este juicio incluye a «los muertos, grandes y pequeños» (Ap 20: 12), y Pablo
dice que «el día de la ira, cuando Dios revelará su justo juicio. «Dios pagará
a cada uno según merezcan sus obras» los que por egoísmo rechazan la verdad
para aferrarse a la maldad, recibirán el gran castigo de Dios» (Ro 2:5-7).
Este
juicio de los incrédulos incluirá grados de castigo, porque leemos que se
juzgará a los muertos «según lo que habían hecho» (Ap 20: 12, 13), y este
juicio de acuerdo con lo que las personas hubieran hecho debe en consecuencia
incluir una evaluación de las obras que éstas hayan hecho.' De igual manera,
Jesús dice:
El Siervo Que Conoce La Voluntad De Su Señor, Y No Se Prepara Para
Cumplirla, Recibirá Muchos Golpes. En Cambio, El Que No La Conoce Y Hace Algo
Que Merezca Castigo, Recibirá Pocos Golpes» (Lc 12: 47-48).
Cuando
Jesús dice a las ciudades de Corazín y Betsaida: «Pero les digo que en el día
del juicio será más tolerable el castigo para Tiro y Sidón que para ustedes»
(Mt 11: 22); compare v. 24), o cuando dice que los maestros de la ley
«recibirán peor castigo» (Lc 20: 47), implica que habrá grados de castigo en el
día final.
De
hecho, toda mala acción será recordada y tomada en cuenta en el castigo que se
asigne ese día, pues «en el día del juicio todos tendrán que dar cuenta de toda
palabra ociosa que hayan pronunciado» (Mt 12: 36). Toda palabra pronunciada,
toda acción realizada se expondrá a la luz y será juzgada: «Porque Dios traerá
toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala»
(Ec 12: 14).
Como
indican estos versículos, el día del juicio se revelarán y se harán públicos
los secretos de los corazones de las personas. Pablo habla del día cuando «por
medio de Jesucristo, Dios juzgará los secretos de toda persona» (Ro 2: 16;
compare Lc 8: 17). Por consiguiente, «todo lo que ustedes han dicho en la
oscuridad se dará a conocer a plena luz, y lo que han susurrado a puerta
cerrada se proclamará desde las azoteas» (Lc 12: 2-3).
3. SE JUZGARÁ A LOS CREYENTES.
Escribiéndole
a los cristianos Pablo dice: «Todos tendremos que comparecer ante el tribunal
de Dios! Así que cada uno de nosotros tendrá que dar cuentas de sí a Dios» (Ro
14: 10, 12). También le dice a los corintios: «Porque es necesario que todos
comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba lo que le
corresponda, según lo bueno o malo que haya hecho mientras vivió en el cuerpo
(2ª Co 5:10; Ro 2: 6-11; Ap 20: 12, 15).
Por
añadidura, la reseña del juicio final en Mateo 25: 31-46 incluye a Cristo
separando las ovejas de las cabras, y premiando a aquellos que reciben su
bendición.
Es
importante tener en cuenta que este juicio de los creyentes será un juicio para
evaluar y conceder varios grados de recompensa (vea abajo), pero el hecho de
que enfrentarán tal juicio nunca debe hacer temer a los creyentes que ellos
serán eternamente condenados. Jesús dijo: «El que oye mi palabra y cree al que
me envió, tiene vida eterna y no será juzgado, sino que ha pasado de la muerte
a la vida» Jn 5:24). Aquí (Juicio) debe ser entendido en el sentido de eterna
condenación y muerte, pues contrasta con el paso de la muerte a la vida.
NOTA: El hecho de que habrá grados de castigo para
los incrédulos de acuerdo con sus obras no significa que los creyentes pueden
alguna vez hacer méritos para obtener la aprobación de Dios o ganar su
salvación, pues la salvación solo llega como una dádiva gratuita para aquellos
que confían en Cristo. "El que cree en él no es condenado, pero el que no
cree ya está condenado por no haber creído en el nombre del Hijo unigénito de
Dios» Jn 3:18).
Para una discusión del hecho que no habrá una
«segunda oportunidad» para que las personas acepten a Cristo después que
mueran, vea el capitulo 41.
El día
del juicio final, más que en ningún otro momento, es de suprema importancia que
no haya «ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús» (Ro 8:
1). Por lo que el día del juicio puede ser descrito como uno en el que los
creyentes son recompensados y los incrédulos castigados:
Las Naciones Se Han Enfurecido; Pero Ha Llegado Tu Castigo, El Momento
De Juzgar A Los Muertos, Y De Recompensar A Tus Siervos Los Profetas, A Tus
Santos Y A Los Que Temen Tu Nombre, Sean Grandes O Pequeños, Y De Destruir A
Los Que Destruyen La Tierra. (Ap 11; 18)
¿Serán
también reveladas ese día todas las palabras secretas y las obras de los
creyentes, y todos sus pecados? Puede que pensemos eso al principio, porque
Pablo dice que cuando el Señor venga «sacará a la luz lo que está oculto en la
oscuridad y pondrá al descubierto las intenciones de cada corazón. Entonces
cada uno recibirá de Dios la alabanza que le corresponda» (1ª Co 4:5; compare
Col 3:25).
No
obstante, este es un contexto que habla de «encomios», o alabanzas (epainos),
que vienen de Dios, de manera que no debe referirse a los pecados. y otros
versículos sugieren que Dios nunca más recordará nuestros pecados: «Arroja al
fondo del mar todos nuestros pecados» (Mi 7: 19); «tan lejos de nosotros echó
nuestras transgresiones» (Sal 103: 12); «Yo soy el que por amor a mí mismo
borra tus transgresiones» (ls 43:25); «Nunca más me acordaré de sus pecados»
(Heb 8:12; compare 10: 17).
La
Escritura enseña también que habrá grados de recompensa para los creyentes.
Pablo anima a los corintios a cuidar cómo construyen la iglesia sobre el
fundamento que ya está puesto, Jesucristo mismo.
Si Alguien Construye Sobe Este Fundamento, Ya Sea Con Oro, Plata Y
Piedras Preciosas, O Con Madera, Heno Y Paja, Su Obra Se Mostrará Tal Cual Es,
Pues El Día Del Juicio La Dejará Al Descubierto. El Fuego La Dará A Conocer, Y
Pondrá A Prueba La Calidad Del Trabajo De Cada Uno. Si Lo Que Alguien Ha
Construido Permanece, Recibirá Su Recompensa, Pero Si Tu Obra Es Consumida Por
Las Llamas, Él Sufrirá Pérdida. Será Salvo, Pero Como Quien Pasa Por El Fuego».
(1ª Co 3: 12-15
Pablo
dice de similar manera de los cristianos que «es necesario que todos
comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba lo que le
corresponda, según lo bueno o malo que haya hecho mientras vivió en el cuerpo»
(2ª Co 5: 10), aplicando de nuevo grados de recompensa por lo que hayamos hecho
en esta vida.
Asimismo,
en la parábola del dinero, a quien hizo diez veces más se le dijo: «Te doy el
gobierno de diez ciudades», y al que hizo cinco veces más se le dijo: «A ti te
pongo sobre cinco ciudades» (Lucas 19:17, 19). Muchos otros pasajes implican o
enseñan lo mismo sobre la recompensa de los creyentes en el juicio final.
Pero
debemos guardarnos de cualquier mal entendido aquí: Aunque habrá grados de
recompensa en el cielo, el gozo de una persona será completo y pleno para la
eternidad. Si preguntamos cómo puede ser esto si hay diferentes grados de
recompensa, ello simplemente muestra que nuestra percepción de la felicidad
está basada en la suposición de que ella depende de lo que poseamos o del
estatus o el poder que tengamos.
Sin
embargo, en realidad nuestra verdadera felicidad consiste en deleitarnos en
Dios y regocijarnos en el estatus y el reconocimiento que se nos han dado. Lo
tonto de la idea que solo aquellos que han sido muy recompensados y se les ha
dado un gran estatus serán completamente felices en el cielo se descubre cuando
nos damos cuenta que no importa lo grande que sea la recompensa que se nos dé,
habrá siempre aquellos con mayores recompensas, o quienes tienen una autoridad
y estatus más alto, incluyendo los apóstoles, las criaturas celestiales, y
Jesucristo y el mismo Dios.
Por lo
tanto si el estatus más elevado fuera esencial para que las personas fueran
completamente felices, nadie sino Dios sería plenamente feliz en el cielo, lo
que ciertamente es una idea incorrecta. Por otro lado, aquellos con mayores
recompensas y honores en el cielo, aquellos que están más cerca del trono de
Dios, se deleitan no en su estatus sino solo en el privilegio de caer delante
del trono de Dios y adorarlo (vea Ap 4: 10-11).
Nos
sería moral y espiritualmente beneficioso tener una mayor consciencia de esta
clara enseñanza del Nuevo Testamento sobre los grados de recompensa celestial.
En
lugar de establecer una competencia unos con otros, esto haría que nos
ayudáramos y nos alentáramos mutuamente a fin de que todos aumentáramos nuestra
recompensa celestial, pues Dios tiene una capacidad infinita para concedernos
bendiciones a todos, y todos somos miembros del cuerpo de Cristo. (1ª Co 12:
26-27).
Deberíamos
atender con mayor cuidado la admonición del autor de Hebreos: «Preocupémonos
los unos por los otros, a fin de estimularnos al amor ya las buenas obras. No
dejemos de congregarnos, como acostumbran hacerlo algunos, sino animémonos unos
a otros, con mayor razón ahora que vemos que aquel día se acerca» (Heb 10:
24-25). Por otra parte, una búsqueda sincera en nuestras propias vidas de una
futura recompensa celestial nos motivará a trabajar de todo corazón para el
Señor en cualquier tarea que él nos llame a realizar, ya sea grande o pequeña,
pagada o no.
Esto
también nos hará desear su aprobación más que la riqueza o el éxito. Esto nos
motivará a trabajar en la construcción de la iglesia sobre un fundamento,
Jesucristo (1ª Co 3: 10-15).
4. SE JUZGARÁ A LOS ÁNGELES.
Pedro
dice que se ha arrojado a los ángeles rebeldes a tenebrosas cavernas
(reservándolos para el juicio) (2 P 2:4), y Judas dice que Dios tiene a los
ángeles rebeldes perpetuamente encarcelados (para el juicio del gran Día)
(Judas 6). Esto significa que por menos los ángeles rebeldes o demonios también
estarán sujetos a juicio en ese día final.
La
Escritura no indica claramente si los ángeles justicieros también pasarán por
algún tipo de evaluación de sus servicios, pero es posible que estén incluidos
en la declaración de Pablo: «¿No saben que aun a los ángeles los juzgaremos?»
(1ª Co 6: 3).
Es
probable que esto incluya a los ángeles justicieros porque en el contexto no
hay ninguna indicación que Pablo hable de demonios o ángeles caídos, y la
palabra «ángel» sin otro adjetivo se entendía normalmente en el Nuevo
Testamento como referida a los ángeles justicieros. Pero el texto no es lo
suficientemente explícito como para darnos alguna certeza.
5. AYUDAREMOS EN LA OBRA DEL JUICIO.
Es un
aspecto asaz asombroso de la enseñanza del Nuevo Testamento que nosotros (los
creyentes) tomaremos parte en el proceso del juicio. Pablo dice:
¿Acaso No Saben Que Los Creyentes Juzgarán Al Mundo? Y Si Ustedes Han De
Juzgar Al Mundo, ¿Cómo No Van A Ser Capaces De Juzgar Casos Insignificantes?
¿No Saben Que Aun A Los Ángeles Los Juzgaremos? ¡Cuánto Más Los Asuntos De Esta
Vida! (1ª Co 6: 2-3)
Se
podría argumentar que esto simplemente significa que estaremos observando las
declaraciones de Cristo en el juicio y aprobándolas, pero no parece que esto se
ajusta bien al contexto, pues aquí Pablo alienta a los corintios a zanjar las
disputas legales entre ellos mismos en lugar de llevarlas al tribunal delante
de los incrédulos.
En
este mismo contexto dice: «¿Acaso no hay entre ustedes alguien lo bastante
sabio como para juzgar un pleito entre creyentes? Al contrario, un hermano
demanda a otro, Y esto ante los incrédulos!» (1 Ca 6:5-6). Este tipo de juicio
supone ciertamente una cuidadosa evaluación y un sabio discernimiento. Y esto
implica que esa cuidadosa evaluación y discernimiento serán ejercitados por
nosotros al juzgar los ángeles y al juzgar el mundo el día del juicio final.
Esto
es similar a la enseñanza de Apocalipsis 20, donde Juan dice que vio tronos,
«donde se sentaron los que recibieron autoridad para juzgar» (Ap 20:4). Aunque
el texto no explica la identidad de aquellos que estaban sentados sobre los
tronos, el hecho de que se les mencione en plural indica que Cristo no se
reserva solo para sí mismo todos los aspectos del proceso del juicio.
Por
cierto, le dice a sus doce discípulos que ellos «se sentarán en doce tronos
para gobernar a las doce tribus de Israel» (Mt 19: 28; compare Lc 22: 30). Esto
concuerda con el hecho de que a través de la historia de la redención Dios ha
puesto de tiempo en tiempo en manos de las autoridades humanas el derecho de
juzgar, tanto de Moisés y los ancianos que lo asistían, como de los jueces de
Israel que Dios levantó durante el período de los jueces, reyes sabios como
David y Salomón, el gobierno civil de muchas naciones (vea Ro 13: 1-7; 1ª P 2:
13-14), o aquellos que tienen autoridad para gobernar dentro de la iglesia y
supervisar el ejercicio de la disciplina eclesiástica.
D. NECESIDAD DE UN JUICIO FINAL
Como
cuando los creyentes mueren pasan inmediatamente a la presencia de Dios, y
cuando los incrédulos mueren pasan a un estado de separación de Dios y de
sufrimiento y castigo,' podemos preguntarnos por qué Dios ha establecido de
todas maneras un tiempo de juicio final.
Berkhof
señala atinadamente que el juicio final no tiene como propósito permitir a Dios
averiguar la condición de nuestros corazones o la norma de conducta de nuestras
vidas, pues ya él conoce eso en todo detalle. Berkhof dice más bien del juicio
final:
Antes Bien, Este Servirá Al Propósito De Exhibir Ante Todas Las
Criaturas Racionales La Gloria Manifiesta De Dios En Una Acción Forense Formal,
La Que Magnifica Su Santidad Y Justicia, Y Por Otro Lado, Su Gracia Y
Misericordia. Por Otra Parte, Debe Tenerse Presente Que El Juicio Del Día Final
Diferirá Del Juicio De La Muerte De Cada Individuo En Más De Un Respecto. No
Será Secreto, Sino Público; No Se Aplicará Solo Al Alma, Sino También Al
Cuerpo; No Tendrá Relación Con Un Solo Individuo, Sino Con Todos Los Hombres.
E. LA JUSTICIA DE DIOS EN EL JUICIO FINAL
La
Escritura claramente afirma que Dios será enteramente justo en su juicio y
nadie será capaz de quejarse contra él ese día. Dios es alguien que «juzga con
imparcialidad las obras de cada uno» (1 P 1: 17), «porque con Dios no hay
favoritismos» (Ro 2: 11; compare Col 3: 25). Por esta razón, el último día «que
todo el mundo se calle la boca y quede convicto delante de Dios» (Ro 3: 19),
sin que nadie sea capaz de quejarse que Dios lo ha tratado injustamente.
De
hecho, una de las grandes bendiciones del juicio final será que los santos y
los ángeles verán demostrada en millones de vidas la absolutamente pura
justicia de Dios, y esto será motivo de alabanza hacia él por toda la
eternidad. En el momento del juicio a la impía Babilonia, habrá gran alabanza
en el cielo, pues Juan dice: «Después de esto oí en el cielo un tremendo
bullicio, como el de una inmensa multitud que exclamaba: «¡Aleluya! La
salvación, la gloria y el poder son de nuestro Dios, pues sus juicios son
verdaderos y justos» (Ap 19: 1-2).
F. UTILIDAD MORAL DEL JUICIO FINAL
La
doctrina del juicio final tiene varias influencias morales positivas en
nuestras vidas.
1. LA DOCTRINA DEL JUICIO FINAL SATISFACE NUESTRA ÍNTIMA NECESIDAD DE
JUSTICIA EN EL MUNDO.
El
hecho de que habrá un juicio final nos asegura que el universo de Dios es a la
postre justo, pues Dios está al mando, mantiene un registro preciso y provee un
juicio justo. Cuando Pablo le dice a los esclavos que se sometan a sus amos,
les asegura: «El que hace el mal pagará por su propia maldad, y en esto no hay
favoritismos» (Co 3: 25).
Cuando
la descripción del juicio final menciona el hecho de que «se abrieron unos
libros» (Ap 20:12); compare Mal 3: 16), esto nos recuerda (ya sean los libros
literales o simbólicos) que Dios ha mantenido un registro permanente y preciso
de todas nuestras obras, y que en última instancia se saldarán todas las
cuentas y todo se corregirá.
NOTA: Vea el capítulo 41. Para pruebas que apoyan
la idea que los creyentes van inmediatamente a la presencia de Dios cuando
mueren, y los incrédulos inmediatamente a un lugar de castigo separados de
Dios. (Vea también Lc 16: 24-26; Heb 9: 27.)
2. LA DOCTRINA DEL JUICIO FINAL NOS PERMITE PERDONAR SIN INHIBICIONES A
LOS DEMÁS.
Nos
damos cuenta de que no nos pertenece vengarnos de otros que nos han hecho daño,
o aun querer hacerlo, pues Dios ha reservado ese derecho para sí mismo. «No
tomen venganza, hermanos míos, sino dejen el castigo en manos de Dios, porque
está escrito: "Mía es la venganza; yo pagaré"» (Ro 12: 19).
De
esta manera cuando quiera que se nos haya hecho daño, podemos dejar en manos de
Dios cualquier deseo de perjudicar o pagarle a la persona que nos haya dañado,
sabiendo que todo mal en el universo tendrá su paga-ya sea que se demuestre que
ha sido pagado por Cristo cuando murió en la cruz (si el que hizo mal se
convierte en cristiano), o será pagado en el juicio final (por aquellos que no
confían en Dios para salvarse).
Pero
en cualquier caso debemos poner la situación en manos de Dios, y entonces orar
que el pecador confíe en Cristo para su salvación y así recibir el perdón de
sus pecados. Este pensamiento debe impedimos albergar amarguras o
resentimientos en nuestros corazones por injusticias que hayamos sufrido y no
se hayan corregido.
Dios
es justo, y podemos dejar estas situaciones en sus manos, sabiendo que él
corregirá todos los males y dispensará recompensas y castigos absolutamente
justos. De esta manera seguimos el ejemplo de Cristo, quien «cuando proferían
insultos contra él, no replicaba con insultos; cuando padecía, no amenazaba,
sino que se entregaba a aquel que juzga con justicia» (1ª P 2: 22-23).
Él
también oró: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen» (Lc 23:34;
compare Hch 7:60, donde Esteban siguió el ejemplo de Jesús al orar por aquellos
que le ocasionaban la muerte).
3. LA DOCTRINA DEL JUICIO FINAL PROVEE UN MOTIVO PARA UNA VIDA HONESTA.
Para
los creyentes, el juicio final es un incentivo para la fidelidad y las buenas
obras, no como medio de ganar el perdón de sus pecados, sino como un medio de
obtener una mayor recompensa eterna.' Este es un motivo bueno y saludable para
nosotros- Jesús nos dice: «Acumulen para sí tesoros en el cielo» (Mt 6:
20)-aunque se oponga a los populares puntos de vista de nuestra cultura
secular, una cultura que realmente no cree en lo absoluto en el cielo o en
recompensas eternas.
Para
los incrédulos, la doctrina del juicio final provee algún freno moral en sus
vidas. Si en una sociedad existe un amplio reconocimiento general de que todos
algún día rendirán cuentas al Creador del universo por sus vidas, algún «temor
de Dios» caracterizará la vida de muchas personas. Por contraste, los que no
tienen una conciencia profunda del juicio final se entregarán a males cada vez
mayores, demostrando que «No hay temor de Dios delante de sus ojos» (Ro 3: 18).
Aquellos
que niegan el juicio final, dice Pedro, serán «gente burlona que, siguiendo sus
malos deseos, se mofarán: «¿Qué hubo de esa promesa de su venida?»» (2ª P 3:
3-4). Pedro también declara que los pecadores a quienes «les parece extraño que
ustedes ya no corran con ellos en ese mismo desbordamiento de inmoralidad, y
por eso los insultan» aún así «tendrán que rendirle cuentas a aquel que está
preparado para juzgar a los vivos y a los muertos» (1ª P 4: 4-5). La conciencia
de un juicio final es consolación para los creyentes y una advertencia para los
incrédulos de que no se mantengan en el mal camino.
4. LA DOCTRINA DEL JUICIO FINAL OFRECE UN GRAN MOTIVO PARA LA
EVANGELIZACIÓN.
Las
decisiones que toman las personas en esta vida afectarán su destino para toda
la eternidad, y es correcto que nuestros corazones sientan y nuestras bocas se
hagan eco del sentimiento que encierra el llamamiento de Dios a través de
Ezequiel: «Conviértete, pueblo de Israel; conviértete de tu conducta perversa!»
(Ez 33: 11).
En
realidad, Pedro indica que la demora del regreso del Señor se debe al hecho de
que Dios «no quiere que nadie perezca sino que todos se arrepientan» (2ª P
3:9).
G. EL INFIERNO
Resulta
apropiado discutir la doctrina del infierno en conexión con la doctrina del
juicio final. Definiríamos el infierno como sigue: El infierno es un lugar de
un castigo eterno consciente para los impíos.
La
Escritura enseña en varios pasajes que hay un lugar como ese. Al final de la
parábola del dinero, el señor dice: «A ese siervo inútil échenlo afuera, a la
oscuridad, donde habrá llanto y rechinar de dientes» (Mt 25: 30). Esta es una
entre varias indicaciones de que habrá consciencia del castigo tras el juicio
final.
De
manera similar, en el juicio el rey dirá a algunos: «Apártense de mí, malditos,
al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles» (Mt 25: 41), y Jesús
dice que aquellos así condenados «irán al castigo eterno, y los justos a la
vida eterna» (Mt 25: 46).' En este texto, el paralelo entre «vida eterna» y
«eterno castigo» indica que ambos estados no tendrán fin.' Jesús se refiere al
infierno como un lugar «donde el fuego nunca se apaga» (Mr 9: 43), y dice que
el infierno es un sitio donde «su gusano no muere, y el fuego nunca se apaga»
(Mr 9: 48).
La
historia de Lázaro y el hombre rico también indica una horrible consciencia del
castigo:
Resulta Que Murió El Mendigo, Y Los Ángeles Se Lo Llevaron Para Que
Estuviera Al Lado De Abraham. También Murió El Rico, Y Lo Sepultaron. En El
Infierno, En Medio De Los Tormentos, El Rico Levantó Los Ojos Y Vio De Lejos A
Abraham, Y A Lázaro Junto A Él. Así Que Alzó La Voz Y Lo Llamó: «Padre Abraham,
Ten Compasión De Mí Y Manda A Lázaro Que Moje La Punta Del Dedo En Agua Y Me
Refresque La Lengua, Porque Estoy Sufriendo Mucho En Este Fuego». (Lc 16:
22-24)
NOTA: La palabra traducida «castigo" aquí es
kalasis, la cual se utiliza en otro sitio como sufrimiento fisico o tortura
sufrida por los cristianos perseguidos (Martyrdom of Policarp 2.4; compare
Ignacio: A los Romanos 5.3)' En otros momentos simplemente se rejíere al
castigo divino en general, sin especificar la naturaleza de ese castigo (cf
BAGD, pp. 440-41).
Estos textos y otros que se citarán en los
siguientes párrafos indican claramente que la Biblia no enseña el universalismo
(la doctrina de que todos al final serán salvados). Compare Is 66: 24. Que
habla de aquellos que se han rebelado contra Dios: «Porque no morirá el gusano
que los devora, ni se apagará el fuego que Jos consume",
Entonces
ruega a Abraham que mande a Lázaro a casa de su padre, «para que advierta a mis
cinco hermanos y no vengan ellos también a este lugar de tormento» (Lc 16: 28).
Cuando
nos volvemos a Apocalipsis, las descripciones del castigo eterno son también
muy explícitas:
Si Alguien Adora A La Bestia Y A Su Imagen, Y Se Deja Poner En La Frente
O En La Mano La Marca De La Bestia, Beberá También El Vino Del Furor De Dios,
Que En La Copa De Su Ira Está Puro, No Diluido. Será Atormentado Con Fuego Y
Azufre, En Presencia De Los Santos Ángeles Y Del Cordero. El Humo De Ese
Tormento Sube Por Los Siglos De Los Siglos. No Habrá Descanso Ni De Día Ni De
Noche Para El Que Adore A La Bestia Y Su Imagen, Ni Para Quien Se Deje Poner La
Marca De Su Nombre. (Ap 14: 9-11).
Este
pasaje confirma claramente la idea de un castigo eterno consciente de los
incrédulos.
Con
respecto al juicio de la malvada ciudad de Babilonia, una gran multitud en el
cielo exclama: «¡Aleluya! El humo de ella sube por los siglos de los siglos.
Tras la derrota de la rebelión final de Satanás, leemos: «El diablo, que los
había engañado, será arrojado al lago de fuego y azufre, donde también habrán
sido arrojados la bestia y el falso profeta. Allí serán atormentados día y
noche por los siglos de los siglos» (Ap 20: 10).
Este
pasaje también es significativo en conexión con Mt 24:41, según el cual se
envía a los incrédulos «al fuego eterno preparado para el diablo y sus
ángeles». Estos versículos deben hacernos tomar consciencia de la magnitud de
la santidad y la justicia de Dios que invoca este tipo de castigo.
Aun
algunos teólogos evangélicos han negado recientemente la idea de que habrá un
castigo eterno consciente de los incrédulos. 11 Antes la Iglesia Adventista del
Séptimo Día lo había negado, así como varios individuos a lo largo de la
historia de la iglesia. Aquellos que niegan un castigo eterno consciente
invocan a menudo el «aniquilacionismo», una enseñanza de que los impíos han
sufrido el castigo de la ira de Dios por un tiempo, Dios los «aniquilará» de
manera que dejan de existir.
Muchos
que creen en el aniquilacionismo también sostienen que el juicio final y el
castigo del pecado son reales, pero arguyen que después que los pecadores hayan
sufrido durante cierto período de tiempo, soportando la ira de Dios por sus
pecados, al final dejarán de existir. El castigo será por lo tanto «consciente»
pero no «eterno».
NOTA: Una variante del punto de vista de que Dios
eventualmente aniquilará a los incrédulos (aniquilacionismo en sentido
estricto) es el punto de vista llamado «inmortalidad condicional", la idea
de que Dios ha creado a las personas de manera que solo pueden ser inmortales
(la potestad de vivir para siempre) si aceptan a Cristo como Salvador.
Entonces, aquellos que no se vuelven cristianos, no
tienen el don de la inmortalidad y a la muerte o en el momento del juicio final
simplemente dejan de existir. Este punto de vista está muy cerca al del
aniquilacionismo, y no lo he discutido de manera separada en este capítulo.
(Algunas versiones de la inmortalidad condicional niegan el castigo consciente
del todo, aun por un breve período de tiempo.)
Los
argumentos que se proponen a favor del aniquilacionismo son:
(1) Las referencias bíblicas a la destrucción de los impíos, las que, dicen
algunos implican que dejarán de existir después que se les destruya (Fil 13:
19; 1ª Ts 1: 9; 2ª P 3: 7; y otras);
(2) La aparente inconsistencia entre el castigo eterno consciente y el amor
de Dios;
(3) La aparente injusticia que encierra la desproporción entre pecados
cometidos durante un tiempo y un pecado que es eterno; y
(4) El hecho de que la continúa presencia de criaturas malvadas en el
universo de Dios arruinarán eternamente la perfección de un universo que Dios
creó para reflejar su gloria.
En
respuesta, se debe decir que los pasajes que hablan de destrucción (tales como
Fil 3: 19; 1ª Ts 5: 3, 2; 2ª Ts 1: 9 y 2ª P 3: 7) no implican necesariamente el
cese de la existencia, pues el término que en estos pasajes se usa para
«destrucción» no suponen necesariamente el cese de la existencia o la
aniquilación, sino que simplemente son maneras de referirse a los dañinos y
destructores efectos del juicio final sobre los incrédulos.
Con
respecto al argumento del amor de Dios, la misma dificultad de reconciliar el
amor de Dios con un castigo eterno parece estar presente al reconciliar el amor
de Dios con la idea del castigo divino en general, y, a la inversa, (como la
Escritura abundantemente testifica) es consistente que Dios castigue al impío
durante un cierto período de tiempo después del juicio, entonces parece que no
hay motivo necesario por el que sería inconsistente que Dios infringiera el
mismo castigo durante un período de tiempo ilimitado.
Este
tipo de razonamiento puede llevar a algunas personas a adoptar otro tipo de
aniquilacionismo, uno en el que no hay sufrimiento consciente alguno, ni aun
durante un breve período de tiempo, y el único castigo es que los incrédulos
dejan de existir después que mueren. Pero, en respuesta, se podría preguntar si
este tipo de aniquilación inmediata se puede llamar un castigo, pues no habría
consciencia del dolor.
De
hecho, la garantía de que habría un cese de la existencia le parecería a mucha gente,
especialmente a aquellos que sufren y están en dificultades en esta vida, una
alternativa de cierta manera deseable. Y si no hubiera castigo de los
incrédulos del todo, aun gente como Hitler y Stalin no tendrían que enfrentar
nada, y no habría justicia final en el universo. Entonces la gente tendría
grandes incentivos para ser tan malvada como fuera posible en esta vida.
El
argumento que el castigo eterno es injusto (porque hay una desproporción entre
un pecado temporal y un eterno castigo) asume equivocadamente que conocemos la
extensión del mal causado cuando los pecadores se rebelan contra Dios.
David
Kingdon observa que «el pecado contra el Creador es atroz en un grado
absolutamente fuera de nuestra capacidad imaginativa [habilidad] corrompida por
el pecado para concebirlo. ¿Quién tendría la temeridad de sugerir a Dios cuál
debe ser el castigo?»'4 Él responde también a esta objeción al sugerir que los
incrédulos en el infierno puede que sigan pecando y recibiendo castigo por sus
pecados, pero sin arrepentirse nunca, y nota que Apocalipsis 22: 11 apunta en
esta dirección: «Deja que el malo siga haciendo el mal y que el vil siga
envileciéndose»."
NOTA: En Fi1 3:19 y 2 P 3:7. El término que se
traduce "destrucción» es apoleia, que es la misma palabra utilizada por
los discípulos en Mt 26: 8 para hablar de "desperdicio» (desde su punto de
vista) del aceite que acababan de derramar sobre la cabeza de Jesús. Ahora, el
aceite no dejó de existir; estaba evidentemente sobre la cabeza de Jesús.
Pero había sido "destruido» en el sentido que
ya no se le podía utilizar para nada más, o vendido. En 1ª Ts 5: 3 y 2ª Ts 1: 9
otra palabra, olethms se utiliza para la destrucción de los malvados, pero de
nuevo esta palabra no implica que algo dejaría de existir, pues se usa en 1ª Co
5:5 para indicar que se entrega a un hombre a Satanás (sacándolo de la iglesia)
para destrucción de la carne pero ciertamente la carne no dejó de existir
cuando se le expulsó de la iglesia, aun cuando este puede haber sufrido en su
cuerpo (esto sería cierto ya sea que interpretemos «carne" como el cuerpo
t1sico o como su naturaleza pecadora).
Por
otra parte, en este punto, un argumento basado en la justicia de Dios puede
formularse contra el aniquilacionismo. ¿Acaso el breve castigo que imaginan los
aniquilacionistas de hecho paga por todos los pecados del incrédulo y satisface
la justicia de Dios?
Si no
lo paga, entonces no se ha satisfecho la justicia de Dios y el incrédulo no
debe ser aniquilado. Pero si lo paga, se le debe permitir al incrédulo ir al
cielo, y no debe ser aniquilado. En ambos casos, el aniquilacionismo no es
necesario ni correcto.
En lo
que respecta al cuarto argumento, mientras el mal que permanece sin castigo sí
empaña la justicia de Dios en el universo, también debemos reconocer que cuando
Dios castiga el mal y triunfa sobre él, se verá triunfar gloria de su justicia,
rectitud y poder sobre toda oposición (Ro 9: 17, 22-24).
La
profundidad y riqueza de la misericordia de Dios también se revelará, pues
todos los pecadores redimidos reconocerán que ellos también merecen ese castigo
divino y solo lo han evitado por la gracia de Dios a través de Jesucristo (Ro
9: 23-24).
Pero
después que todo esto se ha dicho, tenemos que admitir que la solución final de
lo hondo de esta cuestión yace mucho más allá de nuestra capacidad de
comprensión, y permanece escondida en los consejos de Dios. Si no fuera por los
pasajes de la Biblia citados arriba, que con tanta claridad confirman un
castigo eterno consciente, el aniquilacionismo podría parecemos una opción
atractiva.
Aunque se puede ir en contra del
aniquilacionismo con argumentos teológicos, es la claridad y fuerza de estos
pasajes la que en última instancia nos convence que el aniquilacionismo es
incorrecto y que la Escritura de veras enseña el castigo eterno consciente de
los impíos."
¿Qué
debemos pensar de esta doctrina? Es dificil-y debe ser dificil- para nosotros
pensar en esta doctrina hoy. Si nuestros corazones nunca se conmueven con una
pena profunda cuando contemplamos esta doctrina, entonces nuestra sensibilidad
espiritual y emocional tiene serias deficiencias. Cuando Pablo piensa en el
extravío de sus congéneres judíos, dice: «Me invade una gran tristeza y me
embarga un continuo dolor» (Ro 9: 2).
Esto
es consistente con lo que Dios nos dice de su propia tristeza por la muerte del
malvado: «Tan cierto que como yo vivo -afirma el Señor omnipotente-, que no me
alegro con la muerte del malvado, sino con que se convierta de su mala conducta
y viva. ¡Conviértete, pueblo de Israel; conviértete de tu conducta perversa!
¿Por qué habrás de morir?» (Ez 33: 11).
Y la
agonía de Jesús es evidente cuando clama: «Jerusalén, Jerusalén, que matas a
los profetas y apedreas a los que se te envían! ¡Cuántas veces quise reunir a
tus hijos, como reúne la gallina a sus pollitos debajo de sus alas, pero no
quisiste! Pues bien, la casa de ustedes va a quedar abandonada». (Mt 23: 37-38;
Lc 19: 41-42).
NOTA: Debido a que la doctrina del castigo eterno
consciente es tan ajena a nuestros patrones culturales, y , a un nivel más
profundo, a la inclinación intuitiva que Dios nos ha dado de amar y desear la
redención para todo ser humano creado a la imagen divina, esta doctrina es una
de las más difíciles emocionalmente de declarar por los cristianos hoy.
También tiende a ser una de las doctrinas que
primero abandonan las personas que se apartan del compromiso de aceptar la
Biblia como absolutamente veraz en todo lo que afirma. Entre los teólogos
liberales que no aceptan la absoluta veracidad de la Biblia, no hay
probablemente uno que crea hoy en la doctrina del eterno castigo consciente.
La
razón de que sea dificil para nosotros pensar en la doctrina del infierno es
porque Dios ha puesto en nuestros corazones una porción de su amor por los
individuos creados a su imagen, aun de su amor por los pecadores que se han
rebelado contra él.
Todo
el tiempo que estemos en esta vida, y todo el tiempo que veamos y pensemos en
otros que necesitan oír el evangelio y confiar en Cristo para su salvación, nos
causará gran angustia y agonía de espíritu pensar sobre un castigo eterno.
Pero
también debemos darnos cuenta de que todo lo que Dios en su sabiduría ha
ordenado y enseñado en la Escritura es justo. Por lo tanto debemos ser
cuidadosos de no odiar esta doctrina o rebelarnos contra ella, sino más bien
debemos buscar llegar al punto, hasta donde seamos capaces, en que reconozcamos
que el eterno castigo es bueno y justo, porque en Dios no hay en absoluto
injusticia.
Esto
puede ayudarnos a comprender que si Dios no fuera a ejecutar un castigo eterno,
entonces, aparentemente, no sería satisfecha su justicia y su gloria no se
promovería de la manera que él considera sabia. Y también quizá pueda ayudarnos
a comprender que desde la perspectiva del mundo por venir hay un reconocimiento
mucho mayor de la necesidad y justicia de un castigo eterno.
Juan
escucha clamar a los creyentes martirizados en el cielo: «¿Hasta cuándo,
Soberano Señor, santo y veraz, seguirás sin juzgar a los habitantes de la
tierra y sin vengar nuestra muerte?» (Ap 6; 10). Por otro lado, a la destrucción
final de Babilonia, el tremendo bullicio de una gran multitud en el cielo
exclama con alabanzas a Dios por la justicia de su juicio cuando al final ven
la aborrecible naturaleza del mal tal cual realmente es:
¡Aleluya! La Salvación, La Gloria Y El Poder Son De Nuestro Dios, Pues
Sus Juicios Son Verdaderos Y Justos: Ha Condenado A La Famosa Prostituta Que
Con Sus Adulterios Corrompía La Tierra; Ha Vindicado La Sangre De Los Siervos
De Dios Derramada Por Ella. ¡Aleluya! El Humo De Ella Sube Por Los Siglos De
Los Siglos». (Ap 19:1-3)
Tan
pronto como esto sucedió, «los veinticuatro ancianos y los cuatro seres
vivientes se postraron y adoraron a Dios, que está sentado en el trono, y
dijeron: "¡Amén, Aleluya!"» (Ap 19:4). No podemos decir que esta gran
multitud de los redimidos y las criaturas vivientes en el cielo pronuncian un
juicio moral equivocado cuando alaban a Dios por ejecutar su justicia sobre el
mal, pues todos ellos están libres de pecado y sus enjuiciamientos morales
complacen a Dios.
Sin
embargo, en la era presente, solo debemos acercarnos a una celebración como esa
de la justicia de Dios en el castigo del mal cuando meditamos sobre el eterno
castigo dado a Satanás y sus demonios. Pero ahora están completamente dedicados
al mal y más allá de una potencial redención.
Así
que no podemos anhelar su salvación como anhelamos la salvación de toda la
humanidad. Tenemos que creer que el castigo eterno es verdadero y justo, pero
debemos también anhelar que aun aquellos que persiguen con más severidad a la
iglesia deben venir a la fe de Cristo y así escapar de la condenación eterna.
PREGUNTAS PARA APLICACIÓN PERSONAL
1. ¿Había usted pensado antes que habrá un juicio final para los
creyentes? ¿Cómo afecta su vida hoy la conciencia del hecho que todos compareceremos
ante el trono del juicio de Cristo? ¿Cómo piensa se sentirá que todas sus
palabras y obras se hagan públicas el último día? ¿Hay un elemento de temor
cuando usted contempla ese día?
Si Es Así, Medite En 1ª Juan
4: 16-18: Y Nosotros Hemos Llegado A Saber Y Creer Que Dios Nos Ama. Dios Es
Amor. El Que Permanece En Amor, Permanece En Dios, Y Dios En Él. Ese Amor Se
Manifiesta Plenamente Entre Nosotros Para Que En El Día Del Juicio
Comparezcamos Con Toda Confianza, Porque En Este Mundo Hemos Vivido Como Vivió
Jesús. En El Amor No Hay Temor. El Que Teme Espera El Castigo, Así Que No Ha
Sido Perfeccionado En El Amor.
2. ¿Ha pensado usted antes mucho en hacer tesoros en el cielo, o sobre
obtener una recompensa celestial mayor? Si usted cree realmente en esta
doctrina, ¿qué tipo de efecto cree que esto debe tener en su vida?
3. ¿Cómo piensa que se sentirá participar con Cristo en el juicio de los
ángeles, y de hecho en el juicio de todo el mundo (1 Ca 6:2-3)? ¿Qué dice el
hecho de que Dios nos permita participar en este juicio final sobre nuestra
creación a imagen de Dios y sus propósitos para nosotros en el universo? ¿Qué
le hace eso sentir sobre sí mismo y su relación eterna con Dios?
4. Piense sobre algunos de sus amigos cristianos en su iglesia. ¿Cómo piensa
que se sentirá cuando los observe comparecer ante Cristo en al juicio final?
¿Qué pensarán ellos de usted en ese momento? ¿Afecta la contemplación de este
juicio futuro la manera en que usted piensa de su mutuo compañerismo como
hermanos y hermanas de Cristo hoy?
5. ¿Le complace que habrá un juicio final tanto para creyentes como para
incrédulos? ¿Esto le hace tener un sentido de la justicia de Dios, o siente que
en todo esto hay cierta injusticia o falta de equidad
6. ¿Está convencido que la Escritura enseña que habrá un castigo eterno
consciente para los malvados? ¿Cuándo piensa en esa idea en relación con
Satanás y los demonios, siente que ello está bien?
7. ¿Hay alguien que le haya hecho daño en el pasado, y quien le haya sido
difícil perdonar? ¿Le ayuda la doctrina del juicio final a ser más capaz de
perdonar a esa persona?
TÉRMINOS ESPECIALES
Aniquilacionismo,
castigo eterno conciente, infierno, inmortalidad condicional, juicio ante el
gran trono blanco, juicio de las naciones, juicio final universalismo
PASAJE BÍBLICO PARA MEMORIZAR
Apocalipsis 20: 11-13: Y Vi Un Gran Trono Blanco Y Al Que Estaba Sentado
En Él, De Delante Del Cual Huyeron La Tierra Y El Cielo, Y Ningún Lugar Se
Encontró Para Ellos. Y Vi A Los Muertos, Grandes Y Pequeños, De Pie Ante Dios;
Y Los Libros Fueron Abiertos, Y Otro Libro Fue Abierto, El Cual Es El Libro De
La Vida; Y Fueron Juzgados Los Muertos Por Las Cosas Que Estaban Escritas En
Los Libros, Según Sus Obras. Y El Mar Entregó Los Muertos Que Había En Él; Y La
Muerte Y El Hades Entregaron Los Muertos Que Había En Ellos; Y Fueron Juzgados
Cada Uno Según Sus Obras.
CAPÍTULO 4
LOS NUEVOS CIELOS Y LA NUEVA TIERRA
¿QUÉ ES EL CIELO? ¿ES UN
LUGAR? ¿CÓMO SERÁ RENOVADA LA TIERRA? ¿QUÉ SERÁ VIVIR EN LOS NUEVOS CIELOS Y LA
NUEVA TIERRA?
EXPLICACIÓN Y BASES
BÍBLICAS
A. VIVIREMOS ETERNAMENTE CON DIOS EN UNOS NUEVOS CIELOS Y UNA NUEVA
TIERRA
Tras
el juicio final, los creyentes entrarán al pleno gozo de la vida en la
presencia de Dios para siempre. Jesús nos dirá: «Vengan ustedes, a quienes mi
Padre ha bendecido; reciban su herencia, el reino preparado para ustedes desde
la creación del mundo» (Mt 25:34). Entraremos a un reino donde «ya no habrá
maldición. El trono de Dios y del Cordero estará en la ciudad. Sus siervos lo
adorarán» (Ap 22: 3).
Al
referirse a este lugar, los cristianos frecuentemente hablan de vivir con Dios
«en el cielo» para siempre. Pero de hecho la enseñanza bíblica es mucho más
rica que esto: nos dice que habrá nuevos cielos y una nueva tierra una creación
enteramente renovada y viviremos con Dios allí.
El
Señor promete a través de Isaías: «Presten atención, que estoy por crear un
cielo nuevo y una tierra nueva. No volverán a mencionarse las cosas pasadas»
(Is 65: 17), y habla de «el cielo nuevo y la nueva tierra que yo haré» (Is 66:
22). Pedro dice: «Según su promesa, esperamos un cielo nuev0'y una tierra
nueva, en los que habite la justicia» (2ª P 3: 13).
En la
visión de Juan de los eventos que siguen el juicio final, él dice: «Después vi
un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra
habían dejado de existir» (Ap 21: 1). Continúa para decirnos que también habrá
un nuevo tipo de unificación del cielo y la tierra, pues ve la ciudad santa, la
(nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, procedente de Dios (Ap 21: 2), y
escucha una voz que proclama:
«Aquí,
entre los seres humanos, está la morada de Dios! El acampará en medio de ellos,
y ellos serán su pueblo; Dios mismo estará con ellos, y será su Dios!» (v. 3).
De manera que habrá una unión del cielo y la tierra en esta nueva creación, y
allí viviremos con Dios.
1. ¿QUÉ ES EL CIELO?
Durante
esta era presente, al lugar donde habita Dios se le llama frecuentemente
«cielo» en la Escritura. El Señor dice: «El cielo es mi trono» (Is 66: 1), y
Jesús nos enseña a orar: «Padre nuestro que estás en el cielo (Mt 6:9). Jesús
ahora «subió el cielo, y tomó su lugar a la diestra de Dios» (1ª P 3: 22). De
hecho, el cielo debe definirse como sigue: El cielo es el lugar donde Dios da a
conocer más plenamente su presencia para bendecir.
Discutimos
antes cómo Dios está presente en todas partes] pero cómo manifiesta
especialmente su presencia para bendecir en ciertos lugares. La manifestación
más esplendorosa de la presencia de Dios se percibe en el cielo, donde da a
conocer su gloria, y donde los ángeles, otras criaturas celestiales y los
santos redimidos lo adoran.
2. EL CIELO ES UN LUGAR, NO UN ESTADO MENTAL.
Pero
puede que alguien se pregunte cómo se une a la tierra. Está claro que la tierra
es un sitio que existe en el espacio- tiempo de nuestro universo, ¿pero puede
pensarse el cielo como un sitio que se une a la tierra?
Fuera
del mundo evangélico la idea del cielo como un sitio se niega a menudo,
principalmente porque su existencia solo se puede conocer por el testimonio de
la Escritura. Recientemente incluso algunos eruditos evangélicos han vacilado a
la hora de confirmar el hecho que el cielo es un sitio.'
¿Puede
ser un motivo para no creer que el cielo es un sitio real el hecho de que solo
conocemos sobre el cielo por la Biblia, 'J no podemos dar ninguna prueba
empírica de él?
El
Nuevo Testamento enseña que el cielo es un lugar de varias diferentes maneras y
con mucha claridad. Cuando Jesús fue llevado al cielo, el hecho de que iba a un
sitio parece ser todo el objetivo de la narración, y el propósito que Jesús
intentó que sus discípulos comprendieran mientras ascendía gradualmente en
tanto les hablaba: «Mientras ellos lo miraban, fue llevado a las alturas hasta
que una nube lo ocultó de su vista» (Hch 1; 9; Lc 24: 51: «Mientras los
bendecía, se alejó de ellos»).
Los
ángeles exclamaron: «Este mismo Jesús, que ha sido llevado de entre ustedes al
cielo, vendrá otra vez de la misma manera que lo han visto irse» (Hch 1: 11).
Es difícil imaginar cómo se podría enseñar con más claridad el hecho de la
ascensión a un sitio.
Una
conclusión similar puede deducirse de la historia de la muerte de Esteban justo
antes que lo apedrearan, él, «lleno del Espíritu Santo, fijó la mirada en el
cielo y vio la gloria de Dios, y a Jesús de pie a la derecha de Dios. ¡Veo el
cielo abierto exclamó-, y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios!» (Hch
7: 55-56).
Él
novio meros símbolos de un estado de existencia. Parece más bien que sus ojos
se abrieron para divisar una dimensión de la realidad que Dios nos ha ocultado
en la era presente, una dimensión que sin embargo sí existe en el
espacio/tiempo de nuestro universo, y dentro de la cual Jesús vive ahora en su
cuerpo resucitado, esperando incluso ahora el momento cuando regresará a la
tierra.
Por
otro lado, el hecho de que tendremos cuerpos resucitados como el cuerpo
resucitado de Cristo indica que el cielo será un sitio, pues esos cuerpos
resucitados (hechos perfectos, para nunca volverse débiles o morir otra vez),'
habitarán en un lugar específico en un momento específico, justo como lo hace
Jesús ahora en su cuerpo resucitado.
El
concepto del cielo como un sitio es también el sentido más simple en que se
puede entenderla promesa de Jesús: «Vaya prepararles un lugar» Jn 14:2). Él habla
con mucha claridad de regresar al Padre desde su existencia en este mundo, y
entonces volver de nuevo: «y si me voy y se lo preparo, vendré para llevármelos
conmigo.
Así
ustedes estarán donde yo esté Jn 14:3).
Estos
textos nos llevan a concluir que incluso ahora el cielo es un sitio, aunque su
ubicación nos es ahora desconocida y su existencia nuestros sentidos naturales
no pueden percibir ahora. Es este sitio donde habita Dios el que de alguna
forma será renovado en el momento del juicio final y se unirá a una tierra
renovada.
NOTA: MilIard Erikson, Christian Theology, dice: A
pesar de que el cielo es tanto un lugar como un estado, es en primer lugar un
estado" (p. 1232). Una Afirmación que es dificil de comprender. Algo es un
lugar o no 10 es; no es algo como un lugar sino "principalmente un
estado". Aun más enérgico es Donald Guthrie, quien dice del Nuevo
Testamento:
«No debemos esperar, sin embargo, hallar la
descripción de un lugar, tanto como la presencia de una persona», (New
Testament Theology, p. 875) Y Pablo no piensa en el cielo como un lugar, sino
piensa en él en términos de la presencia
De Dios» (New Testament Theology, p. 880). ¿Pero
tiene sentido esa distinción' Si una persona está presente, entonces por
definición existe un lugar. Porque estar «presente) sit,'l1ifica estar «situado
en este lugar).
3. LA CREACIÓN FISICA SERÁ RENOVADA Y SEGUIREMOS EXISTIENDO Y ACTUANDO EN
ELLA.
Además
de un cielo renovado, Dios hará una «nueva tierra» (2ª P 3: 13; Ap 21: 1).
Varios pasajes indican que la creación fisica será renovada de una forma
significativa. «La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de
Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia
voluntad, sino por la del que así los dispuso.
Pero
queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la
corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los
hijos de Dios» (Ro 8: 19-21).
Pero
¿será la tierra solo renovada, o será completamente destruida y reemplazada por
otra tierra nueva creada por Dios? Algunos pasajes parecen hablar de una
creación enteramente nueva: El autor de Hebreos (citando el Salmo 102) nos dice
de los cielos y la tierra: «Ellos perecerán, pero tú permaneces para siempre.
Todos ellos se desgastarán como un vestido. Los doblarás como un manto, y los
cambiarán como ropa que se muda» (Heb 1: 11-12). Después nos dice que Dios ha
prometido:
«Aún
una vez, y conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo», una
sacudida tan severa como para implicar «la remoción de las cosas visibles para
que no puedan ser removidas» (Heb 12: 26-27). Pedro dice: «Pero el día del
Señor vendrá como un ladrón. En aquel día los cielos desaparecerán con un
estruendo espantoso, los elementos serán destruidos por el fuego, y la tierra,
con todo lo que hay en ella, será quemada» (2 P 3: 10).
Una
descripción similar se encuentra en Apocalipsis, donde Juan dice: «y vi un gran
trono blanco... de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún
lugar se encontró para ellos» (Ap 20: 11). Por otro lado, Juan dice: «Después
vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera
tierra habían dejado de existir, lo mismo que el mar» (Ap 21: 1).
Dentro
del mundo protestante, ha habido desacuerdo sobre si la tierra será destruida
completamente y reemplazada, o solo cambiada y renovada. Berkhof dice que
eruditos luteranos han hecho énfasis sobre el hecho que será una creación
enteramente nueva, mientras eruditos reformados han tendido a enfatizar
aquellos versículos que dicen simplemente que la presente creación será
renovada.
La
posición reformada parece preferible aquí, pues es dificil pensar que Dios
aniquilaría completamente su creación original, dándole así aparentemente al
diablo la última palabra y convirtiendo en chatarra la creación que
originalmente era (muy buena) (Gen 1: 31).
Los
pasajes anteriores que hablan de sacudir y remover la tierra y la primera
tierra que deja de existir puede que se refiera a su existencia en la forma
presente, no propiamente a su existencia en sí misma, y aun 2ª P 3: 10, que
habla de los elementos que se disuelven y de la tierra y lo que hay en ella que
se quema, puede que no se refiera a la tierra como un planeta sino más bien a
las cosas de la superficie de la tierra, ( esto es, a gran parte del terreno y
las cosas sobre el terreno).
4. NUESTROS CUERPOS RESUCITADOS SERAN PARTE DE LA CREACIÓN RENOVADA.
En los
nuevos cielos y la nueva tierra habrá actividades y un lugar para nuestros
cuerpos resucitados, que nunca envejecerán ni se debilitarán o enfermaran. Una
solida consideración a favor de este punto de vista es el hecho que Dios hizo
(muy bueno) (Gen 1: 31) la creación física original. Por consiguiente no hay
nada intrínsecamente pecador o malo o (no espiritual) en el mundo físico que
hizo Dios o en las criaturas que puso en él, o en los cuerpos físicos que nos
dio en la creación.
Aunque
el pecado ha desfigurado y distorsionado todas estas cosas, Dios no destruirá
completamente el mundo físico (lo que sería un reconocimiento de que el pecado
ha frustrado y derrotado los propósitos de Dios), sino más perfeccionara el
mundo entero y lo pondrá en armonía con los propósitos para los cuales
originalmente lo creó.
Por lo
tanto podemos esperar que allí, en los nuevos cielos y la nueva tierra exista
un mundo completamente perfecto, que sea otra vez (muy bueno). Y podemos
esperar que tengamos cuerpos físicos que de nuevo serán (muy buenos) a la vista
de Dios, y que funcionaran para que se cumplan los propósitos para los cuales
El coloco al hombre sobre la tierra.
Cuando
el autor de hebreos dice que (todavía) no vemos que todo este sujeto al hombre
(Heb 2: 8), implica que todas las cosas estarán un dia sujetas a nosotros bajo
el reinado del hombre Cristo Jesús (note v 9) ( Sin embargo, vemos a Jesús
coronado de gloria y honra). Esto implicará le plan original de Dios de que
todo en el mundo este sujeto a los seres humanos que Él ha hecho. En este
sentido, entonces, nosotros (heredaremos la tierra) (Mt 5: 5) y reinaremos
sobre ella como Dios originalmente quiso.
Por
esa razón, no debe asaltarnos la sorpresa al encontrar que algunas de las
descripciones de la vida en el cielo incluyan aspectos que son parte en gran
medida de la creación física o material que Dios ha hecho. Comeremos y beberemos
en la (cena de las bodas del cordero) (Ap 22: 1). El árbol de la vida producirá
(doce cosechas al año).
No hay
un motivo solido para decir que estas expresiones son los banquetes meramente
simbólicas, sin ninguna referencia literal, ¿Son los banquetes simbólicos y los
vinos simbólicos y los arboles simbólicos de algún modo superiores a los
banquetes reales y al vino real y a los ríos reales y a los arboles reales del
plan eterno d Dios?. Estas cosas son solo algunos de los aspectos excelentes de
la perfección y última bondad de la creación fisica que Dios ha hecho.
Por
supuesto, hay descripciones simbólicas en el libro de Apocalipsis, y es
inevitable que en algunos puntos no Seamos capaces de decidir si algo debe ser
tomado simbólicamente o literalmente. Pero no parece dificil pensar que la
descripción de la ciudad celestial con puertas y muros y cimientos es una
descripción de algo que es literal y real, «la ciudad santa, Jerusalén, que
bajaba del cielo, procedente de Dios. Resplandecía con la gloria de Dios, y su
brillo era como el de una piedra preciosa» (Ap 21: 10-11).
«La
calle principal de la ciudad era de oro puro, como cristal transparente los
reyes de la tierra le entregarán sus espléndidas riquezas. Sus puertas estarán
abiertas todo el día, pues allí no habrá noche. y llevarán a ella todas las
riquezas y el honor de las naciones» (Ap 21: 21-26).
Mientras
que posiblemente alberguemos cierta incertidumbre sobre la comprensión de
ciertos detalles, no parece inconsistente con esta descripción decir que
comeremos y beberemos en los nuevos cielos y la nueva tierra, y que llevaremos
a cabo también otras actividades. La música es ciertamente algo que resalta en
las descripciones del cielo en Apocalipsis, y podemos imaginar que se
realizarán actividades tanto musicales como artísticas para la gloria de Dios.
Quizás
la gente trabajará en toda una variedad de investigaciones y desarrollo de la
creación por medios tecnológicos, de invención y creativos, mostrando así toda
la dimensión de su excelente creación a la imagen de Dios.
Por
otro lado, como Dios es infinito y su «grandeza es insondable (Sal 145: 3), y
como somos criaturas finitas que nunca igualaremos el conocimiento de Dios o
seremos omniscientes,' podemos esperar que por toda la eternidad podremos
seguir aprendiendo más sobre Dios y sobre su relación con la creación. De esta
manera continuaremos el proceso de aprendizaje que se inició en esta vida, en
la que vivir «de manera digna del Señor» conlleva «crecer en el conocimiento de
Dios» continuamente (Col 1: 10).
5. LA NUEVA CREACIÓN NO SERÁ (ATEMPORAL» SINO
INCLUIRÁ UNA SUCESIÓN INFINITA DE MOMENTOS.
Aunque
un popular himno habla del momento «cuando suene la trompeta del Señor y se
termine el tiempo», la Escritura no sostiene esa idea. Ciertamente, en la
ciudad celestial que recibe su luz de la gloria de Dios (Ap 21 :23) nunca habrá
oscuridad ni noche: «Pues allí no habrá noche» (Ap 21 :25). Pero esto no
significa que el cielo será un lugar donde se desconozca el tiempo, o donde no
se pueda hacer una cosa después de otra.
De
hecho, todas las descripciones del culto celestial en el libro de Apocalipsis
incluyen palabras que se pronuncian una tras otra en oraciones coherentes, y
acciones (tales como caer delante del trono de Dios y lanzar coronas ante su
trono) que implican una secuencia de eventos.
Cuando
leemos que «los reyes de la tierra llevarán a ella todas las riquezas y el
honor de las naciones» (Ap 21 :24-26), vemos otra actividad que implica una
secuencia de eventos, uno que ocurre tras el atto. Y ciertamente tiene claras
implicaciones el hecho que el árbol de la vida produzca doce cosechas al año,
«una por mes» (Ap 22: 2). (Sobre Ap 10: 6 vea el capítulo 11)
Como
somos criaturas finitas, también podemos esperar que siempre vivamos en una
sucesión de momentos. Justo como nunca alcanzamos la omnisciencia u
omnipresencia de Dios, nunca alcanzaremos la eternidad de Dios en el sentido de
ver todo el tiempo con la misma lucidez y no vivir en una sucesión de momentos
o estar limitados por el tiempo. Como criaturas finitas, más bien viviremos en
una sucesión de momentos que nunca tendrá fin.
NOTA: 1ª Corintios 13: 12 no dice que seríamos
omniscientes o conoceríamos todas las cosas (Pablo podría haber dicho que
conoceríamos todas las cosas, ta panta, si lo hubiera querido decir), pero,
correctamente traducido, simplemente dice que conoceríamos de una manera más
profunda o completa, «tal y como soy conocido», esto es, sin error alguno o
equivocaciones en nuestro Conocimiento.
B. LA DOCTRINA DE LA NUEVA CREACIÓN PROVEE UNA GRAN MOTIVACIÓN PARA
ACUMULAR TESOROS EN EL CIELO EN LUGAR DE EN LA TIERRA
Cuando
consideramos el hecho de que esta creación presente es temporal y que nuestra
vida en la nueva creación durará una eternidad, tenemos una fuerte motivación
para una vida piadosa y para vivir de tal manera que acumulemos tesoros en el
cielo. Al reflexionar sobre el hecho de que el cielo y la tierra serán
destruidos, Pedro dice lo siguiente:
Ya Que Todo Será Destruido De Esa Manera, ¿No Deberían Vivir Ustedes
Como Dios Manda, Siguiendo Una Conducta Intachable Y Esperando Ansiosamente La
Venida Del Día De Dios? Ese Día Los Cielos Serán Destruidos Por El Fuego, Y Los
Elementos Se Derretirán Con El Calor De Las Llamas. Pero, Según Su Promesa,
Esperamos Un Cielo Nuevo Y Una Tierra Nueva, En La Que Habite La Justicia. (2ª
P 3: 11-13)
Y
Jesús nos dice de manera bien explícita:
No Acumulen Para Sí Tesoros En La Tierra, Donde La Polilla Y El Óxido
Destruyen, Y Donde Los Ladrones Se Meten A Robar. Más Bien, Acumulen Para Sí
Tesoros En El Cielo, Donde Ni La Polilla Ni El Óxido Carcomen, Ni Los Ladrones
Se Meten A Robar. Porque Donde Esté Tu Tesoro, Allí Estará También Tu Corazón.
(Mt 6: 19-21)'
C. LA NUEVA CREACIÓN SERÁ UN
SITIO DE GRAN BELLEZA Y ABUNDANCIA Y GOZO EN LA PRESENCIA DE DIOS
En
medio de todas las preguntas que naturalmente tenemos en relación con los
nuevos cielos y la nueva tierra, no podemos perder de vista el hecho que la
Escritura consistentemente describe esta nueva creación como un sitio de gran
belleza y gozo.
En la
descripción del cielo de Apocalipsis 21 y 22, este tema se confirma una y otra
vez. Se trata de una «ciudad santa» (21: 2), un lugar preparado «como una novia
hermosamente vestida para su prometido» (21: 2). En ese lugar «no habrá muerte,
ni llanto, ni lamento ni dolor» (21: 4). Allí podemos «beber gratuitamente de
la fuente del agua de la vida» (21: 6). Es una ciudad que «resplandecía con la
gloria de Dios, y su brillo era como el de una piedra preciosa, semejante a una
piedra de jaspe transparente» (21: 11).
Es una
ciudad de dimensiones enormes, ya sea que las medidas se entiendan como literales
o simbólicas. «Tenía dos mil doscientos kilómetros» y su «anchura y su altura
eran iguales» (21: 16). Partes de la ciudad están construidas de inmensas
piedras preciosas de varios colores (21:18-21).
Estará
libre de todo mal, pues «nunca entrará en ella nada impuro, ni los idólatras ni
los farsantes, sino sólo aquellos que tienen su nombre escrito en el libro de
la vida» (21: 27). En esa ciudad también detentaremos posiciones para gobernar
sobre la entera creación de Dios, pues [los siervos de Dios] «reinarán por los
siglos de los siglos.
Paro
mucho más importante que la belleza fisica de la ciudad celestial, más
importante que el compañerismo que gozaremos eternamente junto a todo el pueblo
de Dios de todas las naciones y todos los períodos de la historia, más
importantes que estar libres del dolor y la pena y el sufrimiento fisico, y más
importante que gobernar el reino de Dios-mucho más importante que todas estas
cosas será el hecho de que estaremos en la presencia de Dios y gozaremos de un
compañerismo ilimitado con él.
«¡Aquí,
entre los seres humanos, está la morada de Dios. Él acampará en medio de ellos,
y ellos serán su pueblo; Dios mismo estará con ellos y será su Dios. Él les
enjugará toda lágrima de los ojos» (21: 3-4).
En el
Antiguo Testamento, cuando la gloria de Dios llenaba el templo, los sacerdotes
no podían «estar allí para ministrar» (2ª Cr 5: 14). En el Nuevo Testamento,
cuando la gloria de Dios rodeó a los pastores en el campo fuera de Belén «la
gloria del Señor los envolvió en su luz, y se llenaron de temor» (Lc 2: 9).
Pero
en la ciudad celestial seremos capaces de sobrellevar el poder y la santidad de
la presencia de la gloria de Dios. «La ciudad no necesita ni sol ni luna que la
alumbren, porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera»
(21: 23). Esto será la realización del propósito de Dios «que nos llamó por su
propia gloria y potencia» (2ª P 1: 30: entonces habitaremos constantemente «con
gran alegría ante su gloriosa presencia» Judas 1: 2 4; Ro 3: 23; 8: 18; 9: 23;
1ª Co 15: 43; 2ª Co 3: 18; 4: 17; Col 3:4: 1ª Ts 2: 12; Heb 2: 10; 1ª P 5: 1,
4,10).
En esa
ciudad viviremos en la presencia de Dios, pues «el trono de Dios y del Cordero
estará en la ciudad. Sus siervos lo adorarán» (22:3). De vez en cuando
experimentamos aquí en la tierra el gozo de la genuina adoración de Dios, y
comprendemos que nuestro máximo gozo es darle gloria a él. Pero en esa ciudad
este gozo se multiplicará muchas veces y conoceremos la consumación de aquello
para lo que nos crearon.
Nuestro
mayor gozo será ver al propio Señor y estar con él para siempre. Cuando Juan
habla de las bendiciones de la ciudad celestial, la culminación de esas
bendiciones llega en la breve declaración: «Lo verán cara a cara» (22: 4).
Cuando miremos el rostro de nuestro Señor y él nos devuelva la mirada con
infinito amor, veremos en él la consumación de todo lo que sabemos bueno y
justo y deseable en el universo.
En el
rostro de Dios veremos la consumación de todos los anhelos que alguna vez hemos
sentido de conocer el amor, la paz, y el gozo perfectos, y de conocer la verdad
y la justicia, la santidad y sabiduría, la bondad y el poder, la gloria y la
belleza. Cuando contemplemos el rostro de nuestro Señor, conoceremos más
plenamente que nunca antes que «me llenarás de alegría en tu presencia)' de
dicha eterna a tu derecha» (Sal 16:11).
Entonces
se cumplirá el anhelo de nuestros corazones, con los cuales hemos clamado en el
pasado: «Una sola cosa le pido al Señor, y es lo único que persigo: habitar en
la casa del Señor todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura del
Señor Y recrearme en su templo» (Sal 27: 4).
Cuando
al final veamos al Señor cara a cara, nuestros corazones no querrán nada más.
«¿A quién tengo en el cielo sino a ti? Si estoy contigo, ya nada quiero en la
tierra.
Dios
fortalece mi corazón; él es mi herencia eterna» (Sal 73: 25-26). Entonces, con
gozo nuestros corazones y voces se unirán con los redimidos de todas las edades
y con los poderosos ejércitos del cántico celestial entonando: «Santo, santo,
santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de
venir» (Ap 4: 8).
PREGUNTAS DE APLICACIÓN PERSONAL
1. En su vida cristiana hasta este punto, ¿ha pasado mucho tiempo pensando
sobre la vida en los nuevos cielos y la nueva tierra? ¿Piensa usted que hay un
fuerte anhelo de esto en su corazón? Si no ha sentido un fuerte anhelo, ¿por
qué piensa usted que ha sido así?
2. ¿De qué maneras este capítulo lo ha hecho apasionarse más sobre la
entrada en la ciudad celestial? ¿Qué posibles efectos sobre su vida cristiana
piensa usted que suscitaría un mayor anhelo de la vida por venir?
3. ¿Está usted convencido que la nueva creación es un lugar donde
existiremos con cuerpos físicos hechos perfectos? Si es así, ¿lo alienta o
desalienta esta idea? ¿Por qué? ¿Por qué piensa que es necesario insistir en
que el cielo es un sitio real aun hoy?
4. ¿Cuáles son algunas maneras a través de las que ha acumulado un tesoro
en el cielo en lugar de la tierra? ¿Hay otras maneras en que podría hacer eso
ahora en su propia vida? ¿Piensa que lo hará?
5. A veces las personas han pensado que se aburrirán en la vida por venir.
¿Siente usted lo mismo? ¿Cuál es una buena respuesta a la objeción que el
estado de eternidad será aburrido?
6. ¿Puede usted describir en modo alguno qué piensa que sentirá cuando
comparezca ante la presencia de Dios y lo vea cara a cara?
TÉRMINOS ESPECIALES
Cielo,
nuevos cielos y nueva tierra
PASAJE BÍBLICO PARA MEMORIZAR
Apocalipsis 21: 3-4: Oí Una Potente Voz Que Provenía Del Trono Y Decía:
«¡Aquí, Entre Los Seres Humanos, Está La Morada De Dios! Él Acampará En Medio
De Ellos, Y Ellos Serán Su Pueblo; Dios Mismo Estará Con Ellos Y Será Su Dios.
Él Les Enjugará Toda Lágrima De Los Ojos. Ya No Habrá Muerte, Ni Llanto, Ni
Lamento Ni Dolor, Porque Las Primeras Cosas Han Dejado De Existir».