1: LA NATURALEZA DE LA RELIGIÓN Y LAS ESCRITURAS

 PREFACIO
Parece estar confundiendo la mente con el corazón. Lo usual es que asociemos los pensamientos con la mente y los sentimientos con el corazón. Por lo tanto, ¿qué puede querer significar cuando dice que un hombre piensa en su corazón? La frase pensar en el corazón se refiere a una reflexión meditada. Muchas ideas son barajadas fugazmente por nuestra mente sin penetrar nunca en nuestros corazones. Aquellas ideas que nos atrapen en nuestro fuero más íntimo, sin embargo, serán las ideas que darán forma a nuestras vidas. Somos lo que pensamos. Cuando nuestros pensamientos son corruptos, nuestras vidas también lo serán.
Todos sabemos que hay personas que pueden recitar los credos sin cometer ninguna equivocación y pasar los cursos de teología con las más altas calificaciones mientras viven vidas sin Dios. Una teología sólida y cierta no es condición suficiente para vivir una vida piadosa. Pero es de todos modos un requisito para una vida piadosa. ¿Cómo podemos hacer la verdad sin antes comprender lo que es la verdad?
Ningún cristiano puede eludir la teología. Todos los cristianos tienen una teología. La cuestión, entonces, no se trata sobre si deseamos tener una teología. Eso ya debe ser dado por hecho. El fondo de la cuestión es: ¿contamos con una teología sólida y cierta? ¿Abrazamos una doctrina verdadera, o acaso una falsa?
Este estudio no se trata de un estudio de texto sobre teología formal. Es una introducción para los laicos sobre las doctrinas fundamentales. Las grandes doctrinas de la Biblia tales del cristianismo. Para comprender el mensaje de la Biblia es necesario que primero comprendamos los conceptos utilizados para trasmitir este mensaje. Por lo tanto, el propósito de este libro será el de introducir al lector en los conceptos claves que juntos conforman el mensaje bíblico.
Cada concepto es expuesto en porciones breves muy digeribles. Se agregan referencias bíblicas sugeridas para dar más cuerpo al tratamiento esquemático de cada concepto. Se trata de un libro básico y elemental. Ha sido diseñado para ser simple pero no simplista. He intentado cristalizar en unas pocas páginas la esencia de los conceptos teológicos, cada uno de los cuales podría ser desarrollado en sendos volúmenes independientes para entenderlos cabalmente.
Quienes lean y estudien este estudio no se convertirán en expertos en teología. Pero se familiarizarán con los conceptos claves que constituyen el marco de una teología a gran escala. Espero que este estudio motive a quienes lo lean para realizar un estudio más profundo de teología, una empresa para toda la vida.
Deseo agradecer a Wendell Hawley de Tyndale House por haber sugerido esta empresa, a Donna Mack por preparar el manuscrito, a David Freeland por su ayuda con las gráficas, y a mi hijo, R. c., por su capacidad editorial.

INTRODUCCIÓN

En la década de los ochenta, la organización Gallup realizó un estudio masivo y completo sobre la religión en los Estados Unidos de América. Aunque los indicadores y las tendencias más marcadas de este estudio fueron publicados y evaluados en diversas revistas, las montañas de información que se recogieron no se hicieron públicas. George Gallup entregó esta información a Christianity Today, quienes a su vez seleccionaron a algunos pocos teólogos para que examinaran y evaluaran el significado de la información. Yo me encontraba en ese pequeño grupo que tuvo el privilegio de analizar la totalidad de la información. Los resultados del estudio son tan aterradores como reveladores.
Entre los elementos más significantes estaban los siguientes:
(1) Más de sesenta millones de estadounidenses afirmaron haber tenido una experiencia de conversión personal, y:
(2) Un porcentaje extraordinariamente alto de estadounidenses dijeron que creían que la Biblia era la Palabra de Dios. "
Como contrapartida a estas afirmaciones, sin embargo, estaba la revelación clara de que los estadounidenses, aun en el caso de evangélicos, eran desgraciadamente ignorantes del contenido de la Escritura y todavía más ignorantes de la historia del cristianismo y la teología cristiana clásica. Posiblemente lo más alarmante fuera el tomar conciencia de que la masa de personas que dicen tener una fe bíblica incide poco y nada sobre las estructuras y valores de la cultura estadounidense.
Por ejemplo, algunos estudios recientes sobre la ética sexual y el tema del aborto sugieren que la diferencia entre el comportamiento de cristianos evangélicos y los que no lo son es insignificante. En otras palabras, el mensaje transparente de estos estudios es que la "fe" cristiana produce una pequeña diferencia o ninguna diferencia en la vida de las personas y en la cultura estadounidense. La medida en que estos estudios sean un reflejo exacto de la realidad es un tema para el debate.
¿Cómo es esto posible? Una explicación viene pronto a nuestras mentes. Es posible que muchos de los que dicen haber tenido una experiencia de conversión estén equivocados o mintiendo sobre su conversión. Sin embargo, si solo la mitad de los afirman haber tenido un nuevo nacimiento son efectivamente regenerados, debemos llegar a la conclusión de que los Estados Unidos ha experimentado un avivamiento más extendido que el Gran Avivamiento.
Si dicho avivamiento ha tenido lugar, debemos preguntarnos entonces por qué hay tan poca evidencia de su impacto sobre la cultura. Parecería ser que tuvimos un enorme avivamiento sin prácticamente ninguna transformación de nuestras costumbres y en nuestra vida. Es más, la discrepancia que surge entre el avivamiento y la transformación en nuestras vidas sería la mayor en la historia del cristianismo. Dicho avivamiento es mera ficción. Es espurio. No se trata de la verdadera fe bíblica que ha sido "resucitada".
Una perspectiva más optimista sobre esta anomalía sería la que explicamos a continuación. La razón principal por la que observamos tan poca evidencia del impacto de este avivamiento sobre la vida y la cultura es porque todavía es demasiado temprano para discernirlo. Las millones de personas que han nacido de nuevo están todavía en su infancia espiritual. Cuando alcancen una madurez espiritual sin duda que entonces se sentirá su impacto sobre la nación.
En la cultura secular, los adolescentes tienden a tener un poderoso impacto en la formación de valores, pero no tan grande como el impacto de aquellos adultos que ocupan posiciones de poder y de influencia. Los niños, sin embargo, no ejercen prácticamente ningún impacto sobre la formación de valores culturales.
Su voz no es escuchada, salvo cuando lloran pidiendo más leche. Los niños no han desarrollado su pensamiento y sus habilidades hasta alcanzar un nivel que haga que sus familias o la comunidad que los rodea busquen su consejo. Deben maduran, deben convertirse en mayores de edad, antes de ocupar puestos de liderazgo dentro de sus familias y comunidades.
Nuestra esperanza es que quienes permanecen en una infancia espiritual finalmente crezcan en madurez y produzcan un fuerte impacto sobre la familia, la comunidad, la nación y el mundo.
Hasta el momento esto no ha sucedido. Puede ser que nunca suceda. Pero para que un avivamiento y un cambio de vida verdaderamente espiritual tengan lugar es necesario superar varias barreras. Y comprenderlas es crucial para el cristiano.
A continuación expongo algunas breves notas sobre diez causas que nos desvían de la meta cristiana de madurez espiritual.
Las presentaré por separado, definiéndolas a cada una en particular.

1: EL ERROR DE LA FE COMO LA DE UN NIÑO

En algunos círculos cristianos el llamado bíblico a tener una fe como la de un niño ha sido elevado a un ideal espiritual que distorsiona radicalmente el significado bíblico de la fe. El Nuevo Testamento describe el adoptar cierta fe como la de un niño corno una virtud. Jesús dijo que "el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él" (Marcos 10:15).
¿Pero de qué se trata esta fe como la de un niño? La palabra como sugiere algún tipo de analogía. La analogía es obvia. Del mismo modo que los hijos confían en sus padres y creen 10 que sus padres les dicen, así también nosotros debemos confiar en
Dios. La vida de un niño depende de la confianza que deposite en el cuidado de sus padres. Cuando un bebé que recién comienza a caminar se acerca con curiosidad a las llamas de una estufa, sus padres le dirán: "[No]" No hay tiempo para explicar las leyes de la energía térmica, y además dichas explicaciones sofisticadas no serían entendidas por el niño.
Sin embargo, en la medida que los hijos comienzan a crecer, su capacidad para confiar en el liderazgo de sus padres comienza a desvanecerse. Poco tiempo después comenzarán a preguntar el porqué, y tarde o temprano, estarán en franco desafío.
Dicho desafío no tiene cabida en el reino de Dios. Los hijos de Dios deben permanecer siempre en esa actitud que caracteriza a un niño, maravillados por su Padre celestial y confiados en Él.
Se trata aquí de un ejercicio apropiado de fe implícita. Dios merece nuestra confianza implícita. Sería una tontería y una imprudencia no confiar en Dios implícitamente. Dios en su totalidad es digno de confianza. El cristiano maduro nunca perderá esta fe similar a la de un niño.
Hay una diferencia muy grande sin embargo entre una fe como la de un niño y una fe infantil, aunque muchas personas en ocasiones las confundan entre sí. Una fe infantil se echa para atrás si tiene que aprender sobre Dios en profundidad. Rechaza la carne del evangelio y se aferra a una dieta únicamente de leche. Por dicho motivo, este cristiano infantil recibe una amonestación:
Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido. y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño; pero el elemento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal (Hebreos 5:12-14).
El llamado del Nuevo Testamento es a la madurez. El apóstol Pablo dice: "Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño" (1 Corintios 13:11). Pablo vuelve a diferenciar la forma en que hemos de permanecer como bebés y la forma en que hemos sido llamados a comportamos como adultos. Dice: "Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar, sino sed niños en la malicia, pero maduros en el modo de pensar" (1 Corintios 14:20).

2: EL TEMOR AL ESCEPTICISMO TEOLÓGICO

La subcultura cristiana padece de una profunda desconfianza hacia la teología. En muchos casos esta aversión a la teología obedece a una desconfianza hacia los teólogos.
1. V. Langmead Casserley, el eminente apologista anglicano, dedicó un capítulo entero de su libro Apologetics & Evangelism ("Apologética y Evangelismo") al tema, "La traición de los intelectuales". Casserley observó que la creciente desconfianza por parte del público cristiano hacia los teólogos ha sido provocada por el escepticismo radical hacia la Biblia y el cristianismo histórico que los eruditos del criticismo moderno manifiestan.
Fueron los teólogos dentro de la iglesia los primeros en declarar que Dios estaba muerto. Los profesores de seminarios y profesores de facultades cristianas son las voces que más se escuchan atacando la confiabilidad de las Escrituras. A comienzos de este siglo el teólogo holandés Abraham Kuyper señaló que "la crítica bíblica se ha convertido en el vandalismo bíblico".
Es indudable que muchos de los seminarios teológicos en los Estados Unidos se han convertido en ciudadelas del descreimiento.
Los padres cristianos se sorprenden y se desconciertan cuando sus hijos regresan a sus hogares de las así llamadas facultades "cristianas" cargados con las dudas y el escepticismo que han aprendido de sus profesores. La reacción a esta traición teológica  suele ser: "Si esto es a lo que conduce el estudiar teología, más vale abandonar cualquier intento".
No hay duda de que la mala teología existe. No hay duda de que el estudio profundo de la teología expone al estudiante a la crítica escéptica. No hay duda de que mucho de lo que pasa por ser teología cristiana no es más que el mero intento del teólogo por justificar su propio descreimiento.
Sin embargo, debemos recordar que aunque la teología escéptica cunda por doquier en nuestras instituciones, su presencia no es nueva. Los principales opositores de Jesús durante su ministerio en esta tierra pertenecían a la clase clerical. Los teólogos en los días de Jesús odiaban la teología de Jesús. Pero el rechazar a toda la teología y a la educación teológica para evitar la mala teología es cometer un suicidio espiritual. Es el ejercicio de otro tipo de traición. Rechazar la teología es rechazar el conocimiento de Dios. Y esta no es una opción abierta para el cristiano.

3: EL ERROR DE LA CREENCIA FÁCIL

La creencia fácil es una forma moderna de antinomianismo, una antigua herejía. Afirma que una vez que una persona ha tomado una decisión por Cristo o ha orado para recibir a Jesús como su Salvador, ya no es necesario que lo acepte como Señor. No existe ningún tipo de requisitos legales que obliguen a ese cristiano.
Hay algunos pocos profesores cristianos, si realmente es que existen, que afirman que la persona que acepta a Cristo como Salvador no debería aceptarlo también como Señor. En lugar de hacer esto, animan a dicho "cristiano carnal" a convertirse en más espiritual y obediente. Pero se echan atrás antes de declarar que es necesario aceptar a Cristo como Señor para obtener la salvación. De hecho, insisten en que este requisito no es necesario para alcanzar la salvación. Permiten la realidad de un cristiano carnal.
Este tipo de antinomianismo está tan extendido en el mundo evangélico que hasta puede constituir una mayoría. La controversia de estos días sobre "señorío de Cristo" en la salvación se centra en esta cuestión.
Recientemente un pastor me habló sobre un hombre joven de su congregación que estaba usando drogas y viviendo una relación ilícita con su novia. El pastor intentó aconsejar a dicho joven con respecto a su estilo de vida. El hombre le contestó con naturalidad:
"Está todo bien, pastor. Yo soy un cristiano carnal". Ser un cristiano significa ser un discípulo de Cristo, en el sentido bíblico de la palabra. Un discípulo es un "estudiante". Se ha matriculado en la escuela de Cristo. El discípulo, como el nombre mismo así lo sugiere, ha sido llamado para seguir un estudio disciplinado de las cosas de Dios.

4: EL NEO-MONASTICISMO

El movimiento monástico en la historia de la iglesia consistió en la glorificación del aislamiento de este mundo. Aquellas personas que huían hacia los claustros estaban buscando refugio de las influencias nefastas de esta sociedad maligna. El monasterio era un puerto seguro para quienes buscaban la pureza espiritual.
Hubo muchas personas que ingresaron en la vida monástica para seguir una vida de oración o de devoción espiritual. Para otros, fue una oportunidad para dedicarse al estudio en reclusión.
Pero había un elemento en el monasticismo clásico que hoy está ausente en el neo-monasticismo: la devoción hacia la erudición teológica.
Cuando hablo sobre el neo-monasticismo, hago referencia a la tendencia presente en algunos evangélicos de "abandonar" este mundo. Estoy describiendo tanto una actitud como un estilo de vida. Se trata de un tipo de negación del mundo que implica muchísimo más que un rechazo a la mundanalidad. Implica un rechazo al mundo como el ruedo principal donde se desarrolla la actividad cristiana. Restringe la actividad del cristiano a un gueto espiritual. Incluye un rechazo voluntarioso del estudio de cualquier cosa que no sea claramente "evangélica".
Recuerdo mi segundo año de vida cristiana. Estaba en mi segundo año en la facultad y durante una clase sobre filosofía occidental toda mi alma fue sacudida. El profesor estaba disertando sobre un ensayo escrito por San Agustín. La disertación abrió mi mente a todo un horizonte nuevo de entendimiento del carácter de Dios. Por ser un cristiano joven deseaba profundizar en mi fe. La obra de Agustín y de otros como él me parecía ser de enorme ayuda hacia ese fin.
Decidí cambiar de carrera para graduarme en filosofía en lugar de Biblia. Cuando hice dicho cambio fui casi expulsado del conjunto de evangélicos en nuestra universidad. Mis amigos estaban escandalizados por mi aparente apostasía. Perdí la cuenta de la cantidad de veces que me citaban el versículo de Colosenses 2:8, "Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas”.
La reacción de mis compañeros me confundía tanto como me dolía. Había decidido estudiar filosofía para fortalecer mi conocimiento de Dios, no para debilitarlo. Aunque ya no estaba en el curso de Biblia, esto no significaba que había rechazado a la Biblia o que había dejado de estudiarla. No podía caber en mi cabeza cómo era posible estar preparados para evitar ser engañados por algo sin antes haber tomado conciencia sobre qué consistía ese algo. Mis estudios de filosofía secular sirvieron para acrecentar mi aprecio por las profundidades y las riquezas encerradas en las cosas reveladas en las Escrituras. Y además me proporcionaron un entendimiento de las herramientas cruciales para la tarea cristiana de apologética. Nunca se cruzó por mi mente que debíamos abandonar al mundo para dejarlo en manos de los paganos.
El neo-monasticismo engendra la ignorancia no solo de la cultura y de las ideas que conforman nuestra fe, sino también la ignorancia de la teología. Demuestra más una falta de fe que una fortaleza de fe.
Los efectos del neo-monasticismo son catastróficos. Al tomar la retirada y no comprometernos con el mundo hemos sufrido la derrota por omisión. Nos agarramos la cabeza al contemplar la secularización de la cultura estadounidense y nos preguntamos cómo puede ser que haya sucedido.

5: EL TEMOR A LAS CONTROVERSIAS

La teología engendra controversias. De esto no cabe la menor duda. Siempre que se estudie teología, inevitablemente surgirán discusiones a continuación. Todos deseamos mantener relaciones signadas por la paz y la unidad. También comprendemos que la Biblia nos prohíbe el ser contenciosos, el provocar divisiones, el ser discutidores, y el emitir juicios con ligereza. Debemos manifestar el fruto del Espíritu, el cual incluye la benignidad, la mansedumbre, la paciencia y la bondad.
Nuestro razonamiento entonces sigue este curso: si hemos de evitar el tener un espíritu discutidor y mostrar el fruto del Espíritu, entonces debemos evitar el estudio de la teología. Existe axioma generalizado que expresa: "Nunca se debe discutir sobre religión ni política". Este axioma ha sido elevado a un serial de preferencia por la sencilla razón que las discusiones sobre religiones o política suelen generar más calor que iluminación. Estamos cansados de la caza de brujas, de la discusión de cosas menores, de las persecuciones, y hasta de las guerras que han comenzado por controversias teológicas.
Sin embargo, la controversia siempre acompaña al compromiso teológico. John Stott, en un libro titulado Christ the Controversialists ("Cristo, el controversial"), afirmó algo que debería resultar obvio a cualquiera que lea la Biblia -la vida de Jesús estuvo envuelta en una tormenta de controversias. Los apóstoles, como antes también les había sucedido a los profetas, no podían pasar un día de sus vidas sin controversias. Pablo dijo que discutía todos los días en el mercado. Eludir la controversia es eludir a Cristo. Podremos tener paz, pero será una paz obsecuente y carnal mientras la verdad sea pisoteada en las calles.
Hemos sido llamados a evitar las controversias impías, sin Dios. Hemos sido llamados a tener controversias piadosas, con Dios. Un aspecto positivo de las controversias cristianas es que los cristianos tienen la tendencia a discutir entre sí sobre teología porque comprenden que la verdad, especialmente la verdad teológica, tiene consecuencias eternas. Las pasiones afloran porque lo que está en juego es muy valioso.
Las controversias impías surgen con frecuencia no porque los combatientes sepan mucho sobre teología sino porque saben demasiado poco. No disciernen la diferencia entre temas contundentes de disputa y detalles menores que nunca deberían ser motivo de división entre nosotros. Tenemos otra máxima: "Tener poco conocimiento sobre algo es muy peligroso". El que se detiene a discutir nimiedades es el estudiante de teología inmaduro.
Es el teólogo que todavía no terminó su entrenamiento el que rebosa confianza en sí mismo e insensibilidad, y el que es discutidor. Cuánto más uno se adentra en el estudio de la teología, uno más discierne cuáles son aquellos temas negociables y tolerables y cuáles son aquellos temas que demandan toda nuestra fuerza para defenderlos.

6: EL ESPÍRITU ANTIRRACIONAL DE NUESTRA ÉPOCA

Creo que estamos viviendo en la época más anti-intelectual que haya conocido la historia del cristianismo. No quiero decir antiacadémica, ni anti-tecnológica ni anti-científica. Por anti-intelectual entiendo contra la mente.
Vivimos en un período que es alérgico a la racionalidad. La influencia de la filosofía existencialista ha sido masiva. Nos hemos convertido en una nación sensual. Hasta nuestro propio idioma lo refleja. Mis estudiantes en el seminario repetidas veces se expresan del siguiente modo en sus exámenes: "Siento que está mal" o "Siento que es verdad." Siempre les tacho la palabra y la sustituyo por la palabra pienso. Hay una diferencia entre sentir y pensar.
En la fe cristiana hay una primacía de la mente. También la primacía del corazón en la fe cristiana. Sin duda que estas dos narraciones paradójicas parecen ser contradictorias. ¿Cómo es posible que existan dos primacías? Debe existir una que prime sobre la otra. Es obvio que no podemos tener dos primacías distintas al mismo tiempo yen la misma relación. Lo que ocurre es que cuando hablo de dos primacías distintas, quiero decir que son con respecto a dos temas distintos.
Con respecto a la primacía en cuanto a la importancia, el corazón viene primero. Si tengo la doctrina conecta en mi pensamiento pero no tengo el amor a Cristo en mi corazón, me he perdido el reino de Dios. Es extremadamente más importante que un corazón este bien delante de Dios que mi teología sea impecablemente correcta.
Sin embargo, para que mi corazón esté bien, existe una primacía del intelecto en término de orden. No puede haber nada en mi corazón que no haya estado primero en mi pensamiento.
¿Cómo es posible amar a un Dios o a un Jesús del cual no comprendo nada? Cuanto más llegue a comprender el carácter de Dios, más será mi capacidad para amarlo.
Dios se revela a sí mismo en un libro. Ese libro ha sido escrito en palabras. Transmite conceptos que deben ser comprendidos por la mente. Seguramente que algunas cosas permanecerán como misterios. Pero el propósito de la revelación de Dios es que la comprendamos con nuestras mentes para que pueda penetrar en nuestros corazones. Despreciar el estudio de la teología es despreciar aprender sobre la Palabra de Dios.

7: LA SEDUCCIÓN DE LA MUNDANALIDAD

Es bueno recordar que el primer desvío que el Cristiano encontró en su camino al cielo en El progreso del peregrino, de John Bunyan, sobrevino cuando Cristiano fue seducido por el consejo del Sr. Sabio Mundano'. El Sr. Sabio Mundano no se llamaba Sr. Falso Teólogo, si bien enseñaba una falsa teología. Podemos entender cómo la mundanalidad nos seduce en términos de sensualidad, materialismo, hedonismo, y otros del mismo calibre. Pero una de las fuerzas seductivas más poderosas del mundo secular es la tentación a adoptar la idea sobre la verdad actualmente popular en la cultura estadounidense.
En su libro The Closing ofthe American Mind ("El cierre de la mente americana', Allan Bloom ha documentado cómo la educación moderna ha adoptado casi universalmente el relativismo como su epistemología vigente. La mente estadounidense se ha cerrado a la verdad objetiva que puede ser conocida racionalmente.
El relativismo es en última instancia irracional. Decir que la verdad es relativa no tiene ningún sentido. Es una afirmación imposible de ser verdadera. La afirmación "Toda verdad es relativa" sería a su vez relativa y no tendría ningún valor como verdad.
Este marco mental, o mejor dicho, este marco mental anti-intelectual de la educación secular se ha infiltrado y casi conquistado al mundo evangélico. Los evangélicos se sienten sublimemente encantados al poder afirmar ambos polos de estas ideas contradictorias que les permite aceptar teologías radicalmente inconsistentes y mutuamente excluyentes.
Para ser más precisos, los evangélicos no llaman a esto relativismo o subjetivismo. Esta filosofía es bautizada y espiritualizada detrás de un fino velo de jerga religiosa. La "guía del Espíritu" se ha convertido en la licencia para una multitud de pecados epistemológicos. Las personas son "guiadas por el Espíritu" para llevar a cabo actos expresamente prohibidos por las Escrituras. Pero esta guía subjetiva puede tener más valor que las Escrituras porque la verdad es relativa. La afirmación de contradicciones irracionales (una redundancia) se justifica por apelaciones a un "orden superior de lógica" que se encuentra en la mente de Dios.
Si buscamos un entendimiento coherente, lógico, consistente, y racional de la Biblia, se nos acusa inmediatamente de adorar en el templo de Aristóteles. Como la filosofía del racionalismo ha sido con frecuencia hostil al cristianismo, huimos de cualquier cosa que remotamente se asemeje al racionalismo. Como el cristianismo tiene la verdad que la razón por sus propios esfuerzos especulativos no puede descubrir, suponemos que hasta la razón misma es negociable.
El cristianismo no es racionalismo. Pero es racional. Puede contener la verdad más allá de lo que la razón pueda ser capaz de sondear. Pero es más que racional, no menos. Se trata de una virtud, no de una desventaja para buscar un entendimiento coherente de la Palabra de Dios. La Palabra de Dios no es irracional. Fue diseñada para ser comprendida por la mente.

8: LA SUSTITUCIÓN PIETISTA DE LA DEVOCIÓN POR EL ESTUDIO

¿Es posible que la lectura devocional de la Biblia sea un impedimento para el crecimiento cristiano? Si se convierte en un sustituto del estudio serio de la Biblia, contesto categóricamente que sí.
Debo hacer una concesión, sin embargo, y se trata de que no estoy totalmente seguro si entiendo la diferencia que existe entre la "lectura devocional de la Biblia" y el estudio bíblico serio. El estudiar la Biblia en serio es en sí un acto devocional. C. S. Lewis en cierta oportunidad señaló:
Este estudio es algo así como un experimento. Su traducción está dirigida al mundo en su totalidad, y no solamente a los estudiantes de teología. Si tiene éxito, es posible que le sucedan otras traducciones de otros grandes libros cristianos. En un sentido, por supuesto, no es la primera traducción en este campo. En el mercado podemos encontrar traducciones de la Teología Germánica, la Imitación, La Escala de la Perfección, y Las Revelaciones de Lady lulian de Norwich, todas ellas muy valiosas si bien no todas con el mismo grado de altura académica. Pero conviene señalar que todos estos libros son de devoción y no de doctrina.
Pero, ahora bien, el laico o el aficionado deben ser instruidos además de ser exhortado. En los días que corren su necesidad de conocimiento es apremiante. Tampoco es mi intención admitir que exista ningún tipo de división marcada entre estos dos tipos de libro. Personalmente, tiendo a encontrar los libros doctrinales de mucha más ayuda en la devoción que los libros propiamente devocionarios, y me inclino a pensar que esta misma experiencia es compartida por muchos otros. Creo que muchas personas que encuentran que "no pasa nada" cuando se sientan, o se arrodillan, frente a un libro devocional, descubrirían que su corazón comienza a cantar sin que nadie se lo pida mientras tratan de descifrar un pasaje difícil de teología, con una pipa entre sus dientes y sosteniendo un lápiz en sus manos.
Hay muchas ayudas disponibles para las lecturas diarias devocionales. Aquellas personas que leen la Biblia todos los días durante quince o veinte minutos son una minoría. Aunque sin duda que quince minutos de lectura diaria de la Biblia es mejor que ninguna lectura.
El problema surge cuando pensamos que podemos sondear las profundidades de las Escrituras con un simple régimen de quince o veinte minutos diarios. Muy pocas disciplinas pueden ser dominadas con ese lapso de atención tan breve. Para crecer en el entendimiento maduro de la Palabra de Dios se requiere un esfuerzo más concertado que el que puede ser logrado por breves períodos de lectura devocional.
La lectura devocional es un gran complemento al estudio en serio pero no constituye un sustituto a dicho estudio. Un estudio de las referencias bíblicas al final de cada capítulo de este estudio, y el comentario que se hace de las mismas dentro de los capítulos, puede resultar un excelente comienzo para dicho estudio en serio.

9: LA PEREZA

Karl Barth en cierta ocasión señaló que los tres pecados primarios y más básicos de la humanidad caída son el orgullo, la deshonestidad y la pereza. No estoy seguro que Barth estuviera en lo correcto al jerarquizarlos de esta manera, pero no cabe duda que sean pecados severos sobre los que la Biblia tiene mucho que decir.
Si debido a nuestra naturaleza caída tenemos una inclinación pronunciada hacia la pereza, debemos estar en guardia para evitarla.
No es para nada seguro el presuponer que el nuevo nacimiento nos librará inmediata y completamente de ser perezosos.
No nos curamos más instantáneamente de la indolencia que lo que nos curamos del orgullo o la deshonestidad.
La vida cristiana demanda un arduo trabajo. Nuestra santificación es un proceso en el que somos colaboradores de Dios.
Contamos con la promesa de la ayuda de Dios en nuestra labor, pero su ayuda divina no anula nuestra responsabilidad para asumir el trabajo. "Ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad" (Filipenses 2: 12-13).
Esta ocupación no es algo que nos redunde en méritos o nos gane nuestra justificación. Es la obra que sigue a la justificación, la consecuencia de la fe. Los cristianos perezosos permanecerán siempre inmaduros porque no se dedican a un estudio diligente de la Palabra de Dios.
Con frecuencia suelo sorprender a mis estudiantes en el seminario cuando les digo que los errores teológicos son pecados.
Este cargo les resulta demasiado fuerte ya que presuponen que no puede existir ninguna culpabilidad moral si alguien comete un error. Yo argumento que la razón primaria por la que malinterpretamos la Biblia no es porque el Espíritu Santo ha fracasado en su labor, sino porque nosotros hemos fracasado en llevar a cabo nuestra labor. No alcanzamos a amar a Dios con toda nuestra mente y descuidamos nuestra responsabilidad de dedicarnos a un estudio riguroso de las cosas de Dios.

10: LA DESOBEDIENCIA

Es posible que no sea del todo exacto incluir a la desobediencia como una influencia causal independiente en nuestro fracaso para crecer en madurez, ya que está implícita en todas las demás.
La enumeramos, entonces, como un resumen genérico de todas las demás. Si bien hemos considerado un número de razones por las que los cristianos a veces descuidan el estudio de la teología, existen al mismo tiempo varias razones positivas importantes para embarcarnos en dicho estudio. Es imperativo que superemos cualquier tipo de obstáculos que se interpongan en nuestro camino mientras perseguimos diligentemente un entendimiento teológico en más profundidad.
La teología alimenta al alma. Para que el alma de una persona se inflame con la pasión por el Dios vivo, la mente de esa persona debe informarse primero sobre el carácter y la voluntad de Dios. No puede haber nada en el corazón que antes no haya estado en la mente. Aunque es posible tener una teología en la mente sin que ella nos traspase el alma, no puede traspasarnos el alma si antes no la aceptamos con la mente.
El entendimiento intelectual de la doctrina es una condición necesaria para el crecimiento espiritual. Sin embargo, no es una condición suficiente para dicho crecimiento. Una condición necesaria es una condición que debe estar presente para que un resultado buscado tenga lugar. Sin ella, el resultado sería imposible.
Por ejemplo, el oxígeno es una condición necesaria para que haya fuego. Sin embargo, la simple presencia de oxígeno no es suficiente para garantizarnos que se produzca un fuego. Esto es una suerte para nosotros, ya que de lo contrario el mundo estaría en llamas si el oxígeno automáticamente produjera fuego. El oxígeno es por lo tanto necesario para producir fuego, pero en sí mismo no es suficiente para producir fuego. Del mismo modo que el oxígeno es necesario pero no alcanza con su presencia para prender un fuego, así también la doctrina es necesaria pero no suficiente para encender un fuego en nuestros corazones. Sin la operación de la gracia del Espíritu Santo en nuestros corazones, la sola presencia de la doctrina nos dejará helados, no importa cuán buena sea esta doctrina.
Dios nos manda a ser diligentes en el estudio. La segunda razón positiva para buscar un conocimiento de la teología es que Dios, que es el tema central de la teología, nos manda progresar en el entendimiento doctrinal. Debemos seguir la exhortación de Pablo de "dejar lo que era de niño" (1 Corintios 13:11) para poder seguir adelante hacia la meta del entendimiento cristiano. Con respecto a la malicia debemos ser como bebés, pero con respecto al entendimiento debemos buscar alcanzar la madurez de un adulto (l Corintios 14:20). No haremos esto para convertirnos en arrogantes y estar orgullosos de nuestro propio conocimiento, sino para crecer en la gracia. Un entendimiento maduro es el fundamento para una vida madura.
Crecer en el conocimiento de Dios es un gran gozo y un privilegio. Es algo que nos encanta. Pero es algo más que un privilegio; es también un deber. Dios nos manda crecer en la plenitud de Cristo. Consideremos el Shema del Israel del Antiguo Testamento:
Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tú Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas (Deuteronomio 6:4-9).
En el corazón de este mandamiento sagrado está el deber solemne de aprender la ley de Dios, de dominar su revelación. No se trata de una empresa alegre e informal. Dominar la Palabra de Dios es sumergirse profundamente en el estudio de la teología.
Debemos recordar al lector que es posible tener una teología buena sin tener una vida buena. Pero no es posible tener una vida buena si no contamos con una teología buena. En este sentido, la teología debe ser vista como una ciencia abstracta. Se trata de un asunto de vida o muerte, de un asunto de vida eterna o muerte eterna. La intención de este estudio es ser una guía de viaje para recorrer los temas de vida o muerte que aparecen en el paisaje teológico.
La Biblia nos dice que el hombre fue creado a la imagen de Dios y que aun, cuando cayó en pecado esta imagen del Alto Dios no fue borrada completamente ni o cesó el hombre de ser el portador de esta imagen.
A pesar de que la naturaleza pecaminosa del hombre reaccione contra ella, la simiente de la religión está implantada en cada hombre y los misioneros dan testimonio de que la religión, expresada en una forma u otra, se encuentra en todas las naciones y tribus de la tierra. Lo que muchos denuncian como una maldición o el «opio del pueblo» es una de las mayores bendiciones que la humanidad ha experimentado.
 La religión no tan sólo afecta lo más profundo de la vida humana sino que controla también sus pensamientos, sentimientos y deseos.
¿Qué cosa es pues la religión? Solamente a través del estudio de la Palabra de Dios podremos comprender la naturaleza de la verdadera religión.
La palabra «religión» proviene no de los originales bíblicos, el griego y el hebreo, sino del latín. En nuestra traducción de la Biblia la encontramos cuatro veces, Hechos 26:5, Santiago 1: 26-27.
El Antiguo Testamento define a la religión como «el temor de Jehová». Este temor no es un sentimiento de terror, sino un respeto reverente a Dios. Es un temor al que acompañan en amor y la confianza. Es esta la respuesta del creyente del Antiguo Testamento a la revelación de la Ley.
En el Nuevo Testamento es más bien la respuesta al Evangelio que a la ley, y se presenta bajo la forma de la fe y la piedad.
Las Escrituras nos enseñan que la religión es una relación del hombre para con Dios en la cual el ser humano se da cuenta de la majestad absoluta y el poder infinito de Dios, a la par que de su propia pequeñez e insignificancia y de su completa impotencia.
Podemos pues definir a la religión así: Una relación con Dios voluntaria y consciente, que se expresa en una adoración rebosante de gratitud y en un servicio lleno de amor. La forma de esta adoración religiosa y servicio a Dios, no es el producto de la voluntad arbitraria del hombre, sino que ha sido determinada por Dios mismo.
LA FUENTE DE LA RELIGIÓN
Hay ciertos puntos de vista erróneos sobre la fuente de la religión en el hombre.
Algunos hablan de la religión como si fuera un conocimiento que reside en la inteligencia. Otros opinan que es un sentimiento de la proximidad de Dios y lo localizan en la zona psíquica del sentimiento, mientras que otros ponen su énfasis en la actividad moral del hombre y hablan de la voluntad.
Todas estas opiniones son parciales y contrarias a las Escrituras, quienes nos enseñan que la religión tiene que ver con el corazón. En la psicología bíblica encontramos que el corazón es el órgano central del alma. Es del corazón de donde mana la vida, los pensamientos, sentimientos y deseos, Proverbios 4:23. La religión comprende todas las facultades del hombre, intelectuales, emotivas y morales. Esta es la única opinión que se ajusta a la naturaleza de la religión.
EL ORIGEN DE LA RELIGIÓN.
Durante los últimos cincuenta años se ha estudiado cuidadosamente la cuestión del origen de la religión. Se trató de dar explicaciones naturales de la misma, pero sin éxito. Algunos hablaron de ella como la invención de sacerdotes astutos y engañosos que trataron de hacer de ella y en tiempos primitivos, una fuente de ingresos, pero hoy día esta explicación ha perdido todo su valor.
Otros afirmaron que la religión empezó con la adoración de objetos inanimados (fetiches), o con la adoración de los espíritus de los antepasados. Sin embargo esta explicación no llegaba a resolver el 'problema de cómo se llegó a esta adoración de objetos inanimados o vivientes. Hubo quienes opinaron que la religión se originó con la adoración de la naturaleza, es decir, de sus maravillas y poderes o con la práctica de la magia.
El defecto esencial de todas estas teorías es que no nos dicen cómo el hombre llegó a convertirse en un ser religioso y todas empiezan con el concepto de un hombre ya religioso.
La Biblia nos da el verdadero y único relato sobre el origen de la religión. Primero nos habla de la existencia de Dios, el único objeto digno de adoración. Luego afirma y asegura que Dios, a quien el hombre jamás pondría descubrir por sus capacidades naturales, se reveló primero en la naturaleza y de un modo especial en su divina Palabra.
Este Dios, afirma la Biblia, exige la adoración y servicio del hombre y asimismo define la clase de adoración y servicio que le agrada. Finalmente, la Biblia nos enseña que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, y que con ello lo capacitó para comprender y responder a su revelación y que al mismo tiempo engendró en él, un deseo natural de buscar la comunión con Dios, y glorificarle.
PARA APRENDER DE MEMORIA ACERCA DE LA NATURALEZA DE LA RELIGIÓN:
1. Deut. 10:12-13. «Ahora pues, Israel, ¿qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón, y can toda tu alma; Que guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos, que yo te prescribo para que hayas bien ?»
2. Sal. 111:10. «El principio de la sabiduría es el temor de Jehová. Buen entendimiento tienen cuando ponen aquellos por abra; su loor permanece para siempre.»
3. Ec. 12:13. «Teme a Dios y guarda sus mandamientos; porque esta es el toda del hombre.»
4. Juan 6:29. «Esta es la abra de Dios, que creáis en el que él ha enviada.»
5. Hechos 16:31. «Y ellas le dijeron: Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo tú, y tu casa.»
LA FUENTE DE LA RELIGIÓN:
1. Sal. 51:10, 17. «Crea en mí, ah Dios, un corazón limpia: Y renueva un espíritu recta dentro de mí. Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantada; Al corazón contrito y humillada no desapreciarás tú, oh Dios».
2. Prov. 4:23. «Sobre toda cosa guardada guarda tu corazón parque de él mana la vida.»
3. Mateo 5:8. «Bienaventurados los de limpio corazón: porque ellos verán a Dios.»
EL ORIGEN DE LA RELIGIÓN:
1. Génesis 1:27. «Y crió Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios la crió.»
2. Deut. 4:13. «Y él os anunció su pacto, el cual as mandó panel' por abra, las diez palabras» (a mandamientos).
3. Ezequiel 36:26. «Y as daré corazón nueva, y pondré espíritu nueva dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y as daré corazón de carne. »
LA REVELACIÓN - PARA ESTUDIO BÍBLICO ADICIONAL
1. ¿Qué elementos de la verdadera religión se encuentran descritos en los pasajes siguientes? Deut. 10: 12; Ec. 12:13; Os. 6:6; Miq. 6:8; Mr. 12:33; Jn. 3:36; 6:29; Hch. 6:31; Ro. 12:1; 13:10; Stg. 1:27.
2. ¿Qué prácticas de la falsa religión nos describen los pasajes siguientes? Sal. 78:35-36; Is. 1:11-17; 58: 1-5; Ez. 33:31-32; Mt. 6: 2, 5; 7:21, 26~27; 23:14; Le. 6:2; 13:14; Ga. 4:10; Col. 2:20; 2 Ti. 3: 5; Tít. 1:16; Stg. 2:15-16; 3:10.
3. Cite seis ejemplos de la verdadera religión Gn. 4: 4-8; 12:1-8; 15:17; 18:22-23; Éx. 3:2-22; Deut. 32:33; 2 R. 18:3-7; 19:4-19; Dn. 6:4-22 Le. 2:25-35, 36-37; 7: 1-10; 2 Ti. 1:5.
PREGUNTAS PARA REPASO
1. ¿Está limitada la religión a ciertas tribus o naciones?
2. ¿Cómo podemos aprender a conocer la naturaleza de la verdadera religión?
3. ¿Qué palabras se usan en el Antiguo y en el Nuevo Testamento para describir la religión?
4. Defina lo que es religión.
5. ¿Qué conceptos equívocos existen acerca de la fuente de la religión en el ser humano '?
6. Según las Escrituras, ¿cuál es el centro de la vida religiosa?
7. ¿Qué diferentes explicaciones se han dado sobre el origen de la religión?
8. ¿Cuál es la única explicación satisfactoria?

2: LA REVELACIÓN EN SÍ.

El estudio de la religión nos conduce al estudio del origen de la revelación. Si Dios no se hubiera revelado, la religión sería imposible. Si Dios no se hubiera dado a conocer, el hombre no habría tenido ningún conocimiento de Dios, y por sí mismo, jamás hubiera llegado a descubrir a Dios. En este estudio distinguiremos la revelación de Dios en la naturaleza, y su revelación en las Escrituras.
Los ateos y los agnósticos no creen en la revelación. Los panteístas hablan de ella algunas veces, aún cuando no tienen lugar para ella en su sistema filosófico. Los deístas admiten que Dios se revela en la naturaleza pero niegan la necesidad, la realidad y hasta la posibilidad de una revelación especial, tal como nos es dada en las Escrituras. Nosotros creemos, en cambio, en una revelación general y en otra especial
LA REVELACIÓN GENERAL
La revelación general difiere de su revelación especial solo en lo que se refiere al tiempo. Esta revelación no nos es dada en forma de comunicación verbal, sino en los hechos, fueras y leyes de la naturaleza, en la constitución y operación de la mente humana y en los hechos de la experiencia y la historia. La Biblia nos habla de ella en tantos pasajes como: Sal. 19: 1-2; Ro. 1:19-20; 2:14:15.
LA INSUFICIENCIA DE LA REVELACIÓN GENERAL
Mientras los Pelagianos, los Racionalista, y los Deístas consideran esta revelación como suficiente para nuestras necesidades presentes, el católico-romano y las Iglesias protestantes están de acuerdo en que no es suficiente.
La mancha del pecado que cayó sobre la creación obscureció esta revelación. A pesar de todo, la imagen del Creador no quedó completamente borrada del hombre, sino que se hizo nebulosa e indistinta. En la actualidad no nos proporciona un conocimiento seguro de Dios y de las cosas espirituales, y por lo tanto no puede darnos un fundamento seguro sobre el cual podamos edificar para nuestro futuro eterno.
La insuficiencia de esta revelación natural está demostrada en la confusión que reina entre aquellos que tratan de fundar su religión sobre una base natural. Si tal revelación no es un fundamento adecuado aún para la religión en general, cuanto menos para la verdadera religión.
De hecho, hasta los pueblos paganos apelan a alguna supuesta revelación natural.
Finalmente, esta revelación fracasa completamente en lo que se refiere a llenar las necesidades de los pecadores. Aún cuando nos da cierto conocimiento de la bondad, la sabiduría y el poder de Dios, no nos da conocimiento alguno de Cristo como el único camino de salvación.
EL VALOR DE LA REVELACIÓN GENERAL
Lo dicho anteriormente no significa que la revelación general no es de valor alguno. Esta revelación explica los elementos verdaderos que todavía se encuentran en las religiones paganas. Por razón de esta revelación, los gentiles sienten que son linaje de Dios, Hechos 17:28, y buscan a Dios, si en alguna manera, palpando, le hallen, Hechos 17:27, contemplan en la naturaleza su eterno poder y divinidad, Ro. 1: 19-20, y hacen, por naturaleza las cosas de la ley, Ro. 2: 14.
El hecho de que los paganos vivan en la oscuridad del pecado y la ignorancia, y corrompan la verdad de Dios, no les impide de que, en cierto modo, participen en la iluminación de su Palabra, Juan 1:9 y en la obra general de su Espíritu, Gn. 6 :3.
Al mismo tiempo, la revelación general de Dios establece un antecedente para su revelación especial. Esta no pondría ser enteramente comprendida sin aquélla. La ciencia y la historia iluminan las páginas de la Biblia.
LA REVELACIÓN ESPECIAL
Además de la revelación de Dios en la naturaleza tenemos su revelación especial encerrada en las Escrituras. La Biblia es el libro de la revelación especial de Dios. Esta es una revelación en la que las palabras y los hechos se completan mutuamente; las palabras interpretan los hechos y éstos acreditan las palabras.
NECESIDAD DE LA REVELACIÓN ESPECIAL
La entrada del pecado en el mundo hizo necesaria esta revelación especial. La visión de la mano de Dios, que hasta entonces se había revelado en la naturaleza, fue obscurecida y corrompida. El hombre quedó ciego espiritualmente, sujeto al error y a la incredulidad.
Aun ahora su ceguera y perversión le impiden de interpretar correctamente los vestigios que quedan de la revelación original, y se halla incapacitado totalmente para comprender cualquier revelación divina posterior. Era pues necesario el que Dios re-interpretara las verdades de la naturaleza, proveyera una nueva revelación de Su redención e iluminara la mente humana y la redimiera del poder del error.
LAS FORMAS DE LA REVELACIÓN ESPECIAL
Dios dio su revelación especial al hombre en diferentes formas:
1. Teofanías o manifestaciones visibles de Dios. Dios reveló su presencia en forma de fuego y de nubes, Éx. 3: 2; 33: 9; Sal. 78: 14; 99:7; en vientos tempestuosos, Job 38:1; Sal. 18:10-16, y en un silbo apacible y delicado, 1ª Reyes 19: 12.  Todas estas eran manifestaciones de su presencia, que daban a conocer algo de su gloria. Entre las apariciones del Antiguo Testamento, son muy prominentes las del Ángel de Jehová, la segunda persona de la Trinidad, Génesis 16: 13 y 31:11; Hech. 23: 20-23; Mal 3: 1.  El punto más sublime de la revelación de Dios a los hombres fue la encarnación de Jesucristo. En él, la Palabra de Dios se hizo carne y habitó entre nosotros. Juan 1:14.
2. Comunicaciones directas Algunas veces Dios habló a los hombres directamente como a Moisés y al pueblo de Israel, Deut. 5:4 y otras veces por mediación de los profetas por medio de la operación interior de su Santo Espíritu, 1ª Pedro 1: 11.  En otros casos se reveló por mediación de sueños y visiones y también por el Urim y el Tummin, Núm. 12:6, 27:21 Isaías 6. En el Nuevo Testamento encontramos a Jesucristo como el Divino Maestro enviado para revelar la voluntad de su Padre y por su Espíritu los apóstoles se convirtieron en órganos de revelaciones posteriores, Juan 14 ;26; 1ª Cor.. 2: 12-13; 1ª Tes. 2:13.
3. Los milagros; Los milagros de la Biblia no deberían ser nunca considerados como meras maravillas para llenar a los hombres de asombro sino como partes esenciales de la revelación de Dios. Son manifestaciones de un poder divino especial, y de la presencia de Dios en un modo particular. En muchos casos son símbolos de verdades espirituales, de la venida del Reino de Dios y del poder divino para la redención. El mayor de los milagros fue la venida del Hijo de Dios en forma humana. Es en Cristo que la creación entera es restablecida y restaurada a su belleza original. 1ª Tim. : :16; Apoc.21: 5.
EL CARÁCTER DE LA REVELACIÓN ESPECIAL
Esta revelación especial de Dios nos habla de la redención. Nos enseña el plan de Dios para la redención de los pecadores y del mundo, y la manera en que este plan se lleva a cabo. De un modo especial renueva al hombre, ilumina su mente y le inclina a hacer el bien, lo llena de santas aspiraciones y lo prepara para el hogar celestial.
Esta redención nos es presentada como un hecho que no tan sólo enriquece nuestros conocimientos, sino que transforma las vidas de los pecadores y los hace santos. Tal revelación es progresiva. Las grandes verdades de la redención aparecen primero muy oscuras, pero gradualmente se esclarecen hasta que en el Nuevo Testamento aparecen con toda su belleza y plenitud.
TEXTOS PARA APRENDER DE MEMORIA SOBRE LA REVELACIÓN GENERAL
1. Sal. 8: 1. «Oh Jehová, Señor nuestro, cuán grande es tu nombre en toda la tierra»
2. Sal. 19:1-2. «Los cielos cuentan la gloria de Dios, y la expansión denuncia la obra de sus manos. El un día emite palabra al otro día, y la una noche a la otra noche declara sabiduría.»
3. Rom. 1: 20. «Porque las Cosas invisibles de él, su eterna potencia y divinidad, se echan de ver desde la creación del mundo, siendo entendidas por las cosas que son hechas.»
4. Rom. 2: 14-15. «Porque los Gentiles que no tienen ley, naturalmente haciendo lo que es de la ley, los tales, aunque no tengan ley, ellos son ley a sí mismos.
Mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio juntamente sus conciencias, y acusándose y también excusándose sus pensamientos unos con otros.»
LA REVELACIÓN ESPECIAL
1. Núm. 12: 6-8. «Y él les dijo: Oíd ahora mis palabras: Si tuvieres profeta de Jehová le apareceré en visión, en sueños hablaré con él. No así a mi siervo Moisés, que es fiel en toda mi casa. Boca a boca hablaré con él.»
2. Heb. 1:1. «Dios, habiendo hablado muchas veces Y en muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros tiempos nos ha hablado por el Hijo.»
3. 2ª Pe. 1: 21. «Porque la profecía no fue en los tiempos pasados traída por voluntad humana, sino los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados del Espíritu Santo.»
PARA ESTUDIO BÍBLICO ADICIONAL
1. Mencione algunas de las apariciones del Ángel de Jehová. ¿Podía haber sido un mero ángel? Gen. 16: 33; 31:11, 13; 32:28; Éx. 23:20-23.
2. Cite algunos ejemplos de la revelación por medio de sueños. Gen. 28: 10-17; 31: 24; 42: 2-7; Jueces 7: 13; 1ª Reyes 3: 5-9; Dan. 2:1-3; Mat. 2: 13, 19-20.
3. Mencione casos en los que Dios se reveló en visiones. Isaías 6; Ezequiel 1-3; Dan. 2: 19; 7: 1-14; Zac. 2-6.
4. ¿Puede usted deducir lo que nos revelan los siguientes milagros? Éx. 10:1-2; Deut. 8:3; Juan 2:1-11; 6:1-14,25-35; 9:1-7; 11:17-44.
PREGUNTAS PARA REPASO
1. ¿Cuál es la diferencia entre la revelación general y la especial?
2. ¿Quiénes niegan absolutamente toda revelación divina?
3. ¿Qué creen los deístas sobre la revelación?
4. ¿Cuál es la naturaleza de la revelación general?
5. ¿Por qué es insuficiente para nuestras necesidades especiales, y cuál es su verdadero valor?
6. ¿Por qué era necesaria la revelación especial?
7. ¿En qué forma nos dio Dios su revelación especial?
8. ¿Cuáles son las características de tal revelación?

3: LA REVELACIÓN DIVINA

Todo lo que conocemos sobre el cristianismo nos ha sido revelado por Dios. Revelar significa "quitar el velo". Implica el retirar la cubierta de algo que estaba oculto.
Cuando mi hijo estaba creciendo, desarrollamos una tradición anual para festejar su cumpleaños. En lugar de seguir el procedimiento normal de repartir los regalos, lo hacíamos mediante una modalidad que era nuestra versión casera del programa televisivo de entretenimientos "Hagamos un trato". Escondía sus regalos en lugares secretos tales como un cajón, o debajo del sillón, o detrás de una silla. Luego le daba opciones: "Puedes tener lo que está en el cajón del escritorio o lo que está en mi bolsillo". El juego alcanzado su Clímax cuando llegamos un "gran trato ó el Oía".
Colocaba en fila a tres sillas que cubría con una manta. Cada manta ocultaba un regalo. Una de las sillas tenía un pequeño regalo, la segunda silla tenía su regalo más grande, y la tercera silla tenía una muleta que había utilizado cuando se fracturó la pierna a los siete años.
¡Por tres años consecutivos mi hijo eligió la silla que tenía la muleta! (Siempre terminaba permitiéndole canjear la muleta por el verdadero regalo.) Al cuarto año, él estaba resuelto a no elegir la silla con la muleta debajo de la manta. Esta vez oculté su regalo grande junto con la muleta y dejé que la punta de la muleta asomara por debajo de la manta. Al ver la punta de la muleta, evitó elegir esa silla. [Nuevamente lo había atrapado]
La diversión del juego consistía en adivinar dónde estaba escondido el tesoro. Pero se trataba únicamente de adivinar, de pura especulación. El descubrimiento del tesoro verdadero no podía concretarse hasta tanto la manta no hubiera sido retirada y el regalo quedara al descubierto.
Lo mismo sucede con nuestro conocimiento de Dios. La especulación ociosa sobre Dios es tarea para un tonto. Si deseamos conocerle en verdad, debemos confiar en lo que Él nos dice sobre sí mismo.
La Biblia nos indica que Dios se revela a sí mismo de diversas maneras. Despliega su gloria en la naturaleza y por medio de la naturaleza. En los tiempos antiguos se reveló por medio de sueños y de visiones. La marca de su providencia está demostrada en las páginas de la historia. Se revela a sí mismo de las Escrituras inspiradas. Y podemos ver el centro de su revelación en Jesucristo que se hizo hombre lo que los teólogos denominan la Encarnación".
El autor de la epístola a los Hebreos escribe: Dios habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo (Hebreos 1:1-2).
Si bien la Biblia habla de las "muchas maneras" en que Dios se ha revelado a sí mismo, debemos distinguir entre dos tipos principales de revelación -la general y la especial.
La revelación general se llama "general" por dos razones:
(1) es general en cuanto a su contenido, y:
(2) ha sido revelada a un público en general.
EL CONTENIDO EN GENERAL: La revelación general nos provee del conocimiento de que Dios existe. "Los cielos declaran la gloria de Dios", nos dice el salmista.
La gloria de Dios la vemos desplegada en la obra de sus manos. Este despliegue es tan claro y manifiesto que ninguna criatura puede dejar de apreciarlo. Nos revela la deidad y el poder eterno de Dios (Romanos 1:18-23). La revelación en la naturaleza no nos brinda una revelación completa de Dios. No nos brinda la información sobre Dios el Redentor que encontramos en la Biblia. Pero el Dios revelado en la naturaleza es el mismo Dios revelado en las Escrituras.
EL PÚBLICO EN GENERAL: No todas las personas en el mundo han leído la Biblia o escuchado la proclamación del evangelio. Pero la luz de la naturaleza brilla sobre cada uno en cualquier lugar y en cualquier tiempo. La revelación general de Dios tiene lugar todos los días. El nunca se queda sin ningún testigo. El mundo visible es como un espejo que refleja la gloria de su Hacedor.
El mundo es el escenario de Dios. El es el actor principal que aparece al principio y en el centro. No puede caer ningún telón.
 QUE OSCUREZCA SU PRESENCIA. De una simple mirada a la creación podemos saber que la naturaleza no es su propia madre. No hay nada de "madre" en la Madre Naturaleza. La naturaleza en sí misma no tiene ningún poder para producir ningún tipo de vida.
En sí misma, la naturaleza es estéril. El poder para producir la vida reside en el Autor de la naturaleza -Dios. El sustituir la naturaleza como la fuente de vida es confundir a la criatura con el Creador. Cualquier forma de adoración de la naturaleza es un acto de idolatría y como talle resulta detestable a Dios.
Debido a la fuerza de la revelación general, todos los seres humanos saben que Dios existe. El ateísmo consiste en la negación lisa y llana de algo que se sabe ser cierto. Por eso es que la Biblia dice: "Dice el necio en su corazón: No hay Dios" (Salmo 14:1). Cuando las Escrituras tratan de este modo al ateo, llamándolo "necio", le están haciendo un juicio moral. Ser un necio en términos bíblicos no es ser de pocas luces o ser poco inteligente; es ser inmoral. Así como el temor de Dios es el principio de la sabiduría, la negación de Dios es el colmo de la necedad.
DIOS---Revelación--Seres humanos
El agnóstico, asimismo, niega la fuerza de la revelación general. El agnóstico es menos estridente que el ateo; no niega de manera tajante la existencia de Dios. Sin embargo, el agnóstico declara que no hay evidencia suficiente para decidirse por una cosa u otra con respecto a la existencia de Dios. Prefiere dejar su juicio en suspenso, dejar la cuestión sobre la existencia de Dios con un signo de interrogación. Sin embargo, a la luz de la claridad de la revelación general, la postura que asume el agnóstico no es menos detestable para Dios que la del ateo militante.
Pero para todo aquel cuya mente y corazón estén abiertos, la gloria de Dios es maravillosa de contemplar -desde los billones de universos en los cielos hasta las partículas subatómicas que componen la más pequeña de las moléculas. ¡Qué Dios increíble es este a quien servimos! RESUMEN
1, El cristianismo es una religión revelada.
2. La revelación de Dios es Dios revelándose. Dios mismo quita el velo que nos impide conocerle.
3. No podemos llegar a conocer a Dios por medio de la especulación.
4. Dios, a lo largo de la historia, se reveló a sí mismo de diversas maneras.
5. La revelación general ha sido dada a todos los seres humanos.
6. El ateísmo y el agnosticismo se basan en la negación de lo que las personas saben que es cierto.
7. La necedad se funda sobre la negación de Dios.
8. La sabiduría se funda en el temor de Dios.
PASAJES BÍBLICOS PARA LA REFLEXIÓN
Salmo 19:1-14, Efesios 3:1-13, 2 Timoteo 3:14-17, Hebreos 1:1-4.

4: PARADOJAS, MISTERIOS Y CONTRADICCIONES.

Diversos movimientos dentro de nuestra cultura contemporánea, tales como la "New Age", las religiones orientales, y la filosofía irracional, han ejercido su influencia y conducido a una crisis de entendimiento. Ha surgido una nueva forma de misticismo que le otorga al absurdo el sello de la verdad religiosa. A nuestro entender, la máxima del budismo zen, "Dios es una mano aplaudiendo", constituye una clara ilustración de este concepto.
Decir que Dios es una mano aplaudiendo suena como algo profundo. La mente consiente se confunde porque va a contramano de los patrones normales de pensamiento. Suena "profundo" e intrigante hasta que la analizamos cuidadosamente y descubrimos que en el fondo solo se trata de una afirmación carente de sentido.
La irracionalidad es un tipo de caos mental. Descansa sobre una confusión contrapuesta con el Autor de toda verdad que no es un autor de confusión.
El cristianismo bíblico es vulnerable a dichas cadenas de irracionalidad exaltada debido a su cándido reconocimiento de que existen muchas paradojas y misterios en la Biblia. Como las diferencias que marcan los límites entre las paradojas, los misterios y las contradicciones son débiles pero cruciales, es importante que aprendamos a distinguir cuáles son estas diferencias.
Cuando buscamos sondear las profundidades de Dios nos confundimos con mucha rapidez. Ningún mortal puede comprender a Dios exhaustivamente. La Biblia nos revela cosas sobre Dios, cosas que aunque somos incapaces de comprenderlas completamente sabemos que son verdades. No tenemos ningún punto de referencia humano, por ejemplo, para entender a un ser que es tres en persona y uno en esencia (la Trinidad), o a un ser que es una persona con dos naturalezas distintas, la humana y la divina (la persona de Cristo). Estas verdades, tan ciertas como puedan serlo, son demasiado "elevadas" para ser alcanzadas por nosotros.
Nos enfrentamos con problemas similares en el mundo natural. Sabemos que la gravedad existe, pero aunque no la entendemos, no por ello intentamos definirla en términos irracionales o contradictorios. Casi todos estamos de acuerdo que el movimiento forma parte integral de la realidad, sin embargo, la esencia del movimiento en sí mismo ha dejado perplejos a los filósofos y a los científicos por milenios. La realidad tiene mucho de misteriosa y mucho que no podemos entender. Pero esto no se convierte en nuestra garantía para dar un salto al absurdo. Tanto en la religión como en la ciencia, la irracionalidad es fatal. En realidad, es mortal para cualquier verdad.
El filósofo cristiano Gordon H. Clark en cierta ocasión definió una paradoja como "un calambre entre las orejas". El propósito de su definición era señalar que lo que muchas veces se denomina una paradoja no es nada más que un razonamiento descuidado. Clark, sin embargo, reconoció con claridad la función y el papel legítimo de las paradojas. La palabra paradoja proviene de la raíz griega que significa "parecer o aparecer". Las paradojas nos resultan difíciles porque a primera vista "parecen" ser contradictorias, pero si las examinamos con mayor detalle podemos encontrarles la solución. Por ejemplo, Jesús dijo que "El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará" (Mateo 10:39). Superficialmente, esto parece ser una afirmación del mismo tenor que la que dice que "Dios es una mano aplaudiendo".
Parece contener en sí una contradicción. Lo que Jesús intentó decir, sin embargo, fue que si alguien pierde su vida en un sentido, la encontrará en otro sentido. Como la pérdida y el hallazgo están en dos sentidos distintos, no hay ninguna contradicción.
Yo sayal mismo tiempo un padre y un hijo pero, obviamente, no en la misma relación. Debido a que la palabra paradoja ha sido muy frecuentemente entendida como sinónimo de contradicción, en algunos diccionarios ingleses ha sido ingresada como una segunda acepción al término contradicción. Una contradicción es una afirmación que viola la clásica ley de no contradicción. La ley de no contradicción afirma que no es posible que A sea A y no-A al mismo tiempo y en el mismo sentido. En otras palabras, algo no puede ser lo que es y no ser lo que es, al mismo tiempo y en el mismo sentido. Se trata de la ley más importante de todas las leyes de lógica.
Nadie es capaz de entender una contradicción porque una contradicción es inherentemente no inteligible. Ni siquiera Dios puede comprender las contradicciones. Pero sin duda que las puede reconocer por lo que en realidad son maneras falsedades.
La palabra contradicción proviene del latín "hablar en contra". También se las conoce como una antinomia, que significa "contra la ley". Si Dios hablara por medio de contradicciones carecería intelectualmente de leyes, tendría un doble discurso. Es un tremendo insulto y una blasfemia incluso el sugerir que el Autor de la verdad pudiera hablar con contradicciones. La contradicción es la herramienta de aquel que miente -el padre de las mentiras que desprecia la verdad.
Existe una relación entre los misterios y las contradicciones que fácilmente nos conduce a confundirlas entre sí. No podemos entender los misterios. No podemos entender las contradicciones.
El punto de contacto entre los dos conceptos es su carácter de no inteligible. Los misterios no nos resultan claros ahora porque carecemos de lo información o de la perspectiva para comprenderlos.
La Biblia nos promete que, una vez en el cielo estos misterios que ahora no podemos comprender serán explicados.
Las explicaciones solucionarán los misterios del presente. Sin embargo, no hay ninguna explicación posible, ni en el cielo ni en la tierra, que pueda solucionar una contradicción.
RESUMEN
1. Una paradoja es una contradicción aparente que puede ser entendida SI se la examina en detalle.
2. Un misterio es algo que ahora nos resulta desconocido, pero que puede ser resuelto.
3. Una contradicción es una violación de la ley de no contradicción.
4. Una contradicción no puede ser resuelta, ni por los mortales ni por Dios, ni en este mundo ni en el porvenir.
PASAJES BÍBLICOS PARA LA REFLEXIÓN
Mateo 13:11, Mateo 16:25, Romanos 16:25-27, 1 Corintios 2:7, 1 Corintios 14:33.

5: LA REVELACIÓN GENERAL INMEDIATA Y MEDIATA

Cuando era niño y mi madre me pedía que hiciera algo sin demora, siempre me daba las órdenes pautándolas con el adverbio inmediatamente. Decía: "Hijo, ve inmediatamente a tu dormitorio".
Utilizaba la palabra inmediatamente para referirse a un acontecimiento en el tiempo que tiene lugar sin que transcurra ningún lapso de tiempo. En la teología el término inmediato significa algo distinto. Significa que algo sucede sin pasar a través de ningún tipo de medio, de cosa o de agente interventor. Se trata de una acción que tiene lugar sin intermediarios.
En la teología bíblica, se distinguen dos tipos de revelación general, aquella que ha sido comunicada por medio de un intermediario y aquella que es directa. Cuando hablamos de la revelación general mediata, nos estamos refiriendo a la revelación que ha sido transmitida a través de algo. Cuando los cielos nos revelan a Dios, se convierten en el medio o los medios a través de los cuales Dios despliega su gloria. En este sentido, todo el universo es un medio de revelación divina. La creación da testimonio sobre su Creador.
La Biblia nos dice que toda la tierra está llena de la gloria de Dios. Lamentablemente, con frecuencia no nos damos cuenta de la propia gloria que nos rodea. Tenemos la tendencia a vivir en la superficie de las cosas. Somos ajenos a las maravillas y el encanto que Dios nos provee en su gloriosa creación. Hemos perdido la sintonía. Hemos perdido el contacto. Las ideas religiosas no tienen ningún valor si no expresan algo real.
La sublime presencia de Dios está en todo lo que nos rodea. Sin embargo, con frecuencia somos sordos y ciegos. No entendemos su idioma. Para apreciar el aroma de las flores es necesario hacer algo más que detenerse. La flor contiene más que un dulce aroma o fragancia. Exhala la gloria de su Creador. Estamos en contacto con la revelación divina cuando somos consientes de la gloria de Dios en la naturaleza. La naturaleza no es divina. Pero la gloria de Dios llena la naturaleza y se nos revela en ella y por medio de ella.
Además de revelar su gloria indirectamente por medio de la creación, Dios también se revela a sí mismo directamente a la  mente humana. Esta revelación se llama la revelación general inmediata.
El apóstol Pablo habla sobre la ley de Dios que ha sido grabada en nuestros corazones (Romanos 2: 12-16). Juan Calvino habló de un sentido de lo divino que Dios implanta en la mente de cada persona. Escribió:
Que existe en la mente humana, y por instinto natural, una determinada percepción de la Deidad, no puede ser cuestión de disputa, ya que Dios mismo... ha dotado a todos los hombres con alguna idea de su Divinidad, la memoria de la cual constantemente renueva y ocasionalmente expande.
Las culturas en todas partes atestiguan la presencia de algún tipo de actividad religiosa, confirmando así la naturaleza religiosa incurable en el género humano. Los seres humanos son religiosos en su parte más íntima. El carácter de dicha religión puede ser crasamente idolátrico; pero hasta la idolatría, y en realidad especialmente la idolatría, nos brinda la evidencia de este conocimiento innato que puede presentarse distorsionado pero nunca obliterado.
En lo más profundo de nuestras almas sabemos que Dios existe y que nos ha dado su ley. Intentamos reprimir este conocimiento para eludir cumplir con los mandamientos de Dios. Pero no importa cuánto tratemos, no podremos silenciar esta voz interior. Puede ser amordazada pero no puede ser destruida.
RESUMEN
1. La gloria de Dios es evidente en todo lo que nos rodea. Ha sido mediatizada por la creación de Dios.
2. Los seres humanos son religiosos por naturaleza.
3. Dios implanta en todos los seres humanos un conocimiento innato de Él. En esto consiste la revelación general inmediata.
PASAJES BÍBLICOS PARA LA REFLEXIÓN
Salmo 19:1-14, Hechos 14:8-18, Hechos 17:16-34, Romanos 1:18-23, Romanos 2:14-15.

6: LA REVELACIÓN ESPECIAL Y LA BIBLIA

Cuando Jesús fue tentado por Satanás en el desierto, reprendió al demonio con estas palabras: "No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios" (Mateo 4:4). Históricamente, la iglesia se ha hecho eco de la enseñanza de Jesús al afirmar que la Biblia es la vox Dei, la "voz de Dios" o el verbuni Dei, la "Palabra de Dios". Llamar a la Biblia la Palabra de Dios no significa sugerir que fue escrita por la propia mano divina de Dios o que nos cayó del cielo en un paracaídas. La Biblia misma dirige nuestra atención hacia muchos de sus escritores humanos.
Si estudiamos la Escritura diligentemente, notaremos que cada uno de sus escritores humanos tiene su estilo literario propio, su vocabulario, su énfasis especial, su perspectiva, y otras características.
Si la producción de la Biblia implicó el esfuerzo humano, ¿cómo es posible considerarla la Palabra de Dios?
A la Biblia se la llama la Palabra de Dios porque ella misma declara, y la iglesia lo cree, que los escritores humanos no escribieron simplemente sus propias opiniones, sino que sus palabras fueron inspiradas por Dios. El apóstol Pablo escribe: "Toda la Escritura es inspirada por Dios" (2 Timoteo 3: 16). La palabra inspiración es una traducción de la palabra griega que significa "exhalado por Dios". Dios exhaló la Biblia. De la misma manera que exhalamos el aire a través de nuestras bocas cuando hablamos, así la Escritura es Dios hablando.
Aunque la Escritura llegó a nuestras manos de las plumas de los autores humanos, la fuente originaria de la Escritura es Dios.
Por eso es que los profetas podían anteponer a sus palabras este prefacio: "Así dijo el Señor". Por eso es que Jesús pudo decir: "Tu palabra es verdad" (Juan 17:17), y "la Escritura no puede ser quebrantada" (Juan 10:35).
La palabra inspiración también dirige nuestra atención al proceso utilizado por el Espíritu Santo para supervisar la producción de la Escritura. El Espíritu Santo guió a los autores humanos para que sus palabras no fueran otra cosa que la palabra de Dios.
No sabemos cómo supervisó Dios los escritos originales de la
Biblia. Pero la inspiración no implica que Dios dictó sus mensajes a quienes escribieron la Biblia. El Espíritu Santo comunicó las propias palabras de Dios por medio de los escritores humanos.
Los cristianos afirman la infalibilidad y la inerrabilidad de la Biblia porque en última instancia Dios es el autor de la Biblia. Y como es imposible que Dios inspire falsedades, su palabra debe ser completamente cierta y confiable. Cualquier producto literario preparado normalmente por los humanos es factible de contener errores. Pero la Biblia no es un proyecto humano normal. Si la Biblia ha sido inspirada y supervisada por Dios, entonces no puede equivocarse.
Esto no significa que las traducciones de la Biblia con las que contamos hoy en día no contengan errores, sino que los manuscritos originales eran absolutamente correctos. Tampoco significa que todas las afirmaciones contenidas en la Biblia sean verdaderas.
El escritor del libro de Eclesiastés, por ejemplo, declara que "en el Sheol, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría" (Eclesiastés 9: 1O). El escritor estaba escribiendo desde una perspectiva de desesperación humana, y sabemos que su afirmación no es verdadera a la luz de otras partes de la Escritura.
Pero hasta cuando nos revela los falsos razonamientos de un hombre desesperado, la Biblia nos dice la verdad.
RESUMÉN
1. La inspiración es el proceso por el cual Dios ha exhalado su palabra.
2. Dios es la fuente originaria de la Biblia.
3. Dios es el supervisor final de la Biblia.
4. Solamente los manuscritos originales de la Biblia no contenían ningún error.
PASAJES BÍBLICOS PARA MEMORIZAR
Salmo 119, Juan 17:17, 1 Tesalonicenses 2: 13, 2 Timoteo 3:15-17. 2 Pedro 1:20-21.

7. LA LEY DE DIOS

Dios gobierna a su universo por la ley. La propia naturaleza funciona bajo su gobierno providencial. Las así denominadas leyes de la naturaleza son simples descripciones de la manera normal que Dios tiene de ordenar su universo. Estas "leyes" son expresiones de su voluntad soberana.
Dios no le rinde cuentas a ninguna ley fuera de sí mismo. No existen normas cósmicas independientes que obliguen a Dios a obedecerlas. Por el contrario, Dios es su propia ley. Esto decir que Dios actúa de acuerdo con su propio carácter moral. Sin propio carácter no es solo moralmente perfecto, sino que es el patrón estándar de la perfección. Sus acciones son perfectas porque su naturaleza es perfecta, y Él siempre actúa de acuerdo con su naturaleza. Por lo tanto, Dios nunca es arbitrario, caprichoso o antojadizo. Siempre hace lo que es correcto.
Como criaturas de Dios, a nosotros también se nos exige que hagamos lo que es correcto. Dios nos exige que vivamos una vida de acuerdo a su ley moral, la cual nos ha revelado en la Biblia. La ley de Dios es el estándar de justicia y la norma suprema para juzgar el bien y el mal. Dios tiene la autoridad para imponernos obligaciones, para exigir nuestra obediencia, y exigir el compromiso de nuestras conciencias, porque Él es nuestro soberano.
También tiene el poder y el derecho para castigar la desobediencia cuando violamos su ley. (El pecado puede ser definido como la desobediencia a la ley de Dios.)
Algunas leyes de la Biblia están directamente basadas en el carácter de Dios. Estas leyes reflejan los elementos transculturales y permanentes de las relaciones, tanto divinas como humanas.
Otras leyes obedecieron a condiciones pasajeras de la sociedad. Esto significa que algunas leyes son absolutas y eternas, mientras que otras pueden ser anuladas por Dios por razones históricas, como las leyes ceremoniales y de dieta de Israel. Solo Dios puede abolir dichas leyes. Los seres humanos nunca tienen la autoridad para abolir la ley de Dios.
No somos autónomos. Es decir, no se nos permite vivir de acuerdo con nuestra propia ley. La condición moral de la humanidad es la de heteronomía: vivimos bajo la ley de otro. La forma específica de heteronomía bajo la cual vivimos es la teonomía, o la ley de Dios.
RESUMEN
1. Dios gobierna al universo por leyes. La gravedad es un ejemplo de las leyes de Dios para la naturaleza. La ley moral de Dios está en los Diez Mandamientos.
2. Dios tiene la autoridad para imponer obligaciones a sus criaturas.
3. Dios actúa de acuerdo a la ley de su propio carácter.
4. Dios nos revela su ley moral a nuestras conciencias y en la Escritura.
5. Solo Dios tiene la autoridad para abolir sus leyes.
PASAJES BÍBLICOS PARA LA REFLEXIÓN
Éxodo 20:1-17, Salmo 115:3, Mateo 5:17-20, Romanos 7:7-25, Gálatas 3:23-29

8: LOS PROFETAS DE DIOS

Los profetas del Antiguo Testamento fueron personas llamadas exclusivamente por Dios y a quienes Dios les entregó en forma sobrenatural sus mensajes para que nos los entregaran. Dios habló su palabra por medio de los labios y los escritos de los profetas.
La profecía implicaba tanto la predicción sobre el futuro (el predecir) como la exhortación y la proclamación presente de la palabra de Dios (el proclamar). Los profetas fueron dotados por el Espíritu Santo para que sus palabras fueran las palabras de Dios.
Por eso es que los mensajes proféticos solían estar precedidos por la expresión: "Así dice el Señor".
Los profetas fueron reformadores de la religión de Israel. Llamaron al pueblo a volverse a la adoración pura y a la obediencia a Dios. Aunque los profetas criticaron la manera como la adoración judía muchas veces se había degenerado y se había convertido en un simple ritual, no condenaron ni atacaron las formas originales de adoración que Dios había encomendado a su pueblo. Los profetas no fueron revolucionarios ni anarquistas religiosos. Su tarea consistía en purificar, no en destruir; en reformar, no en sustituir la adoración de Israel.
Los profetas también estaban profundamente preocupados por la justicia y la equidad social. Eran la conciencia de Israel, llamando al pueblo al arrepentimiento. También actuaron como los defensores del pacto de Dios. Ellos "entregaron citaciones a comparecer" a la nación ante el juez divino por violar los términos del pacto con Dios.
Los profetas hablaron con una autoridad divina porque Dios los había llamado específicamente para ser sus voceros. El profeta no era un cargo hereditario, ni tampoco eran elegidos para ocupar dicha función. Las credenciales de los profetas la constituían el llamado directo e inmediato de Dios unido al poder del Espíritu Santo.
Los falsos profetas fueron constantemente un problema en Israel. En lugar de transmitir los oráculos de Dios, relataban sus propios sueños y opiniones diciéndoles a las personas únicamente lo que ellas deseaban escuchar. Los verdaderos profetas fueron muchas veces perseguidos y rechazados por sus contemporáneos por rehusarse a comprometer la proclamación del consejo de Dios.
Los libros de los profetas suelen dividirse en los libros de los "profetas mayores" y los "profetas menores". Esta diferenciación solo se refiere a la extensión de los escritos canónicos y no constituye ninguna referencia a la mayor o menor importancia de los profetas. Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel son conocidos como los profetas mayores porque fueron los que más escribieron; mientras que Amós, Oseas, Miqueas, Jonás, etc. son los profetas menores porque sus libros son más pequeños.
Los apóstoles del Nuevo Testamento también tuvieron muchas de las características de los profetas del Antiguo Testamento.
Los apóstoles junto con los profetas son llamados el fundamento de la iglesia.
RESUMEN
1. Los profetas del Antiguo Testamento fueron agentes de la revelación divina.
2. La profecía implicaba la predicción sobre el futuro y la proclamación.
3. Los profetas fueron reformadores de la adoración y la vida israelita.
4. Solo quienes habían sido llamados directamente por Dios tenían la autoridad para ser sus profetas.
5. Los falsos profetas expresaban sus propias opiniones y le manifestaban a la gente solo lo que esta deseaba escuchar.
6. La división en profetas mayores y menores es una diferencia establecida en base a la extensión de sus escritos y no en base a su importancia.
PASAJES BÍBLICOS PARA LA REFLEXIÓN
Deuteronomio 18:15-22, Isaías 6, Joe12:28-32, Mateo 7:15-20, Efesios 4:11-16

9: EL CANON DE LA ESCRITURA

Comúnmente pensamos en la Biblia como un solo gran libro. En realidad, es una pequeña biblioteca de sesenta y seis libros individuales.
La reunión de estos libros constituye lo que llamamos el canon de la sagrada Escritura. El término canon proviene de la palabra griega que significa "vara de medir" "metro", "estándar", o "norma". Históricamente, la Biblia ha sido siempre el precepto autorizado para la fe y la práctica en la iglesia.
Con respecto a los libros incluidos en el Nuevo Testamento, los católicos y los protestantes están de acuerdo. Sin embargo, los dos grupos están en franco desacuerdo con lo que respecta a los libros que deberían ser incluidos en el Antiguo Testamento. Los católicos creen que los libros apócrifos deberían ser considerados canónicos, mientras que el protestantismo piensa lo contrario.
(Estos libros apócrifos fueron escritos después que se completó el Antiguo Testamento y antes que se comenzara a escribir el Nuevo Testamento.) El debate con respecto a los libros apócrifos se centra en el tema más amplio sobre qué fue considerado canónico por la comunidad judía. Existe una contundente evidencia que los libros apócrifos no estaban incluidos en el canon palestino de los judíos. Por otro lado, parece ser que los judíos que vivían en Egipto habrían incluido a los libros apócrifos (traducidos al griego) en el canon alejandrino. Hay pruebas más recientes, sin embargo, que arrojan ciertas dudas a este respecto.
Algunos críticos de la Biblia aducen que la iglesia no contó con una Biblia como tal hasta casi principios del siglo quinto. Pero esto es una distorsión de todo el proceso de desarrollo canónico.
La iglesia se reunió en concilios en varias ocasiones durante los primeros siglos para decidir sobre cuales libros pertenecían propiamente al canon. El primer canon formal del Nuevo Testamento fue creado por el hereje Marcia, quien produjo su propia versión expurgada de la Biblia. Para combatir a este hereje, la iglesia se vio obligada a declarar cuál era el contenido exacto del Nuevo Testamento.
Aunque la gran mayoría de los libros que hoy en día están incluidos en el Nuevo Testamento en su día claramente funcionaron con autoridad canónica desde que fueron escritos, hubo algunos pocos libros cuya inclusión en el canon del Nuevo Testamento fue motivo de discusión. Estos fueron hebreos, Santiago, la segunda epístola de Pedro, la segunda y tercera epístola de Juan, Judas, y Apocalipsis.
Existieron además varios libros que rivalizaron para obtener esta posición canónica pero que no fueron incluidos. La gran mayoría de estos eran obras espurias escritas por herejes gnósticos del segundo siglo. Estos libros nunca recibieron una consideración seria. (Este es un punto clave que los críticos suelen pasar por alto cuando alegan que entre más de dos mil contendientes al canon se eligieron solo veintisiete. Y luego preguntan: "¿No es poco probable que se haya seleccionado a los veintisiete correctos?")
En realidad, son solo dos o tres libros los que no fueron incluidos luego de haber sido seriamente considerados. Estos fueron Clemente, El Pastor de Hermas, y La Didaqué. Estos libros no fueron incluidos en el canon de la Escritura porque no habían sido escritos por los apóstoles, y sus propios autores reconocieron que su autoridad estaba subordinada a la de los apóstoles.
Algunos cristianos están preocupados por el hecho de que haya habido un proceso histórico selectivo. Les molesta la pregunta: ¿cómo es posible saber que el canon del Nuevo Testamento incluye los libros que debería contener? La teología católica tradicional contesta esta pregunta apelando a la infalibilidad de la iglesia. La iglesia es vista entonces como "creando" el canon, y tiene así la misma autoridad que la propia Escritura. El protestantismo clásico niega el hecho de que la iglesia sea infalible y que la iglesia "haya creado" el canon. La diferencia entre el catolicismo y el protestantismo puede resumirse de la siguiente manera:
El punto de vista católico: El canon es una colección infalible de libros infalibles. El punto de vista protestante clásico: El canon es una colección falible de libros infalibles.
El punto de vista crítico liberal: El canon es una colección falible de libros falibles.
Si bien los protestantes creen que Dios en su providencia ejerció su cuidado especial para asegurar que solo los libros apropiados fueran incluidos, no convirtió a la iglesia en sí misma en infalible. Los protestantes, además, les recuerdan a los católicos que la iglesia no "creó" al canon. La iglesia reconoció, aceptó, recibió y se sujetó al canon de la Escritura. El término que la iglesia utilizó en los concilios fue recipimus, "Recibimos". ¿Cuál fue el criterio utilizado para evaluar los libros? Las así llamadas evidencias canónicas incluían las siguientes:
1. Los libros deberían contar con la autoría o el respaldo apostólico.
2. Su autoridad debería haber sido recibida por la iglesia primitiva.
3. Deberían estar en armonía con los libros de los cuales nadie dudaba de su canonicidad.
Si bien en una etapa de su vida Martín Lutero cuestionó el carácter canónico de Santiago, más adelante cambió de parecer.
No hay ninguna razón valedera para dudar de que los libros que actualmente están incluidos en el canon del Nuevo Testamento no son los que deberían estar allí.
RESUMEN
1. El término canon proviene del griego, y significa "norma" o "estándar". Se utiliza la palabra canon para describir la lista autorizada de libros que la iglesia reconoce como la sagrada Escritura y, por ende, el "precepto" para su fe y su práctica.
2. Además de los sesenta y seis libros de la Biblia aceptados por los protestantes, los católicos también aceptan a los libros apócrifos como Escritura autorizada.
3. Para combatir la herejía, la iglesia reconoció la necesidad de declarar a cuáles libros se les había reconocido su autoridad.
4. Hubo algunos libros cuya inclusión en el canon fue motivo de disputa (Hebreos, Santiago, 2 Pedro, 2 y 3 Juan, Judas, y Apocalipsis), y otros libros cuya inclusión fue considerada pero que no fueron admitidos en el canon, entre los que se encuentran 1 Clemente, El Pastor de Hermas, y La Didaqué.
5. La iglesia no creó al canon, simplemente reconoció a los libros que tenían las evidencias canónicas y que por lo tanto gozaban de autoridad dentro de la iglesia.
6. Las evidencias canónicas incluyen:
(1) la autoría o el respaldo apostólico,
(2) que la autoridad de dichos libros haya sido reconocida por la iglesia primitiva, y;
(3) el estar en armonía con los libros que sin ningún tipo de duda formaban parte del canon.
PASAJES BÍBLICOS PARA LA REFLEXIÓN
Lucas 24:44-45, 1 Corintios 15:3-8, 2 Timoteo 3:16-17, 2 Pedro 1:19-21, 2 Pedro 3:14-16.

10. INTERPRETANDO LA BIBLIA

Cualquier documento escrito debe ser interpretado si ha de ser entendido. Los Estados Unidos de América cuentan con nueve individuos extremadamente capacitados cuya tarea diaria consiste en interpretar la Constitución. Constituyen la Corte Suprema de dicho país. El interpretar la Biblia es una tarea muchísimo más solemne que interpretar la Constitución de los Estados Unidos de
América. Demanda mucho cuidado y diligencia. La Biblia misma es su propia Corte Suprema. La regla principal de la interpretación bíblica es "la sagrada Escritura es su propio intérprete". Este principio significa que la Biblia ha de ser interpretada por la Biblia. Un pasaje oscuro en la Escritura puede ser aclarado por otro pasaje. Interpretar la Escritura con la Escritura significa que no podemos enfrentar un pasaje de la Escritura con otro pasaje. Cada texto debe ser entendido no solamente a la luz de su contexto inmediato sino también a la luz del contexto de la Escritura en su totalidad.
Además, entendido correctamente, el único método Legítimo y válido para interpretar la Biblia es el método de la interpretación literal. Sin embargo, existe mucha confusión con respecto a la idea de la interpretación literal. La interpretación literal, en un sentido restringido, significa que hemos de interpretar a la Biblia tal como ha sido escrita. Un sustantivo ha de ser tratado como un sustantivo, el verbo como un verbo. Significa que todas las formas utilizadas en la escritura de la Biblia han de ser interpretadas de acuerdo con las reglas normales que gobiernan dichas formas. La poesía debe ser tratada como poesía. Los relatos históricos han de ser tratados como historia. Las parábolas como parábolas, las hipérboles como hipérboles, y así sucesivamente.
A este respecto, la Biblia ha de ser interpretada de acuerdo a las normas que gobiernan la interpretación de cualquier libro. En algunos sentidos la Biblia es muy distinta a cualquier libro que jamás haya sido escrito. Sin embargo, en lo que tiene que ver con su interpretación, ha de ser tratada como cualquier otro libro.
La Biblia no ha de ser interpretada de acuerdo con nuestros deseos y prejuicios. Debemos encontrar lo que en realidad dice y cuidarnos de no forzar nuestros propios puntos de vista. El deporte de los herejes es buscar el respaldo de la Escritura para las falsas doctrinas que no tienen base alguna en el texto. Satanás mismo citó a la Escritura de manera no válida para tentar a Cristo al pecado (Mateo 4:1-11).
El mensaje básico de la Biblia en tan sencillo y claro que hasta un niño lo puede comprender. Sin embargo, para entender adecuadamente la carne de la Escritura se requiere de una cuidadosa atención y estudio. Algunos de los temas abordados por la Biblia son tan complejos y profundos que acaparan el esfuerzo perenne del académico más especializado.
Existen algunos pocos principios de interpretación que son básicos para cualquier estudio correcto de la Biblia. Entre ellos se encuentran los siguientes:
(1) Los relatos narrativos deben ser interpretados a la luz de los pasajes "de enseñanza". Por ejemplo, la historia de Abraham ofreciendo a Isaac en el monte de Moriah parecería sugerir que Dios no sabía que la fe de Abraham era verdadera. Pero las porciones didácticas de la Escritura reflejan con claridad que Dios es omnisciente.
(2) Lo implícito debe ser siempre interpretado a la luz de 10 explícito; y nunca lo explícito por lo implícito. En otras palabras, si un texto en particular parecer implicar algo, no debemos aceptar como correcto lo que ese texto implica si dicha interpretación se contrapone a una afirmación explícita de otro lugar de la Escritura.
(3) Las leyes de lógica gobiernan la interpretación bíblica. Si, por ejemplo, sabemos que todos los gatos tienen cola, no podemos deducir que algunos gatos no tienen cola. Si es cierto que algunos gatos no tienen cola, entonces no puede ser igualmente cierto que todos los gatos tienen cola.
No se trata de un mero asunto de las leyes técnicas de la inferencia; se trata de un asunto de sentido común. Sin embargo, la gran mayoría de las interpretaciones erróneas de la Biblia han sido provocadas por deducciones no legítimas de la Escritura.
RESUMEN
1. La Biblia es su propio intérprete.
2. Debemos interpretar la Biblia literalmente -como ha sido escrita.
3. La Biblia debe ser interpretada como cualquier otro libro.
4. Las partes oscuras de la Biblia deben ser interpretadas a la luz de las partes más claras.
5. Lo implícito debe ser interpretado a la luz de lo explícito.
6. Las leyes lógicas gobiernan todo lo que pueda ser razonablemente deducido o concluido a partir de la Escritura.
PASAJES BÍBLICOS PARA LA REFLEXIÓN
Hechos 15:15-16, Efesios 4:11-16, 2 Pedro 1:16-21, 2 Pedro 3:14-18.

11: LA INTERPRETACIÓN PRIVADA

Dos de los grandes legados de la Reforma fueron el principio de la interpretación privada y la traducción de la Biblia al lenguaje común del pueblo. El mismo Lutero trajo este tema a la luz.
Cuando Lutero se apareció frente a la Dieta de Worms (un concilio que lo estaba acusando de herejía por causa de su enseñanza), declaró:
Si no se me convence con las Escrituras y claras razones pues yo no acepto la autoridad ni del Papa ni de los concilios exclusivamente, ya que con frecuencia se han contradicho entre sí- mi conciencia está prisionera de la Palabra de Dios. Por tanto, no puedo ni quiero retractarme, porque hacer algo contra la conciencia no tranquiliza ni estaría bien. Dios mío, ayúdame. Amén.
La declaración de Lutero, y su subsiguiente traducción de la Biblia a su lengua materna, tuvo dos consecuencias. Primero, le retiró a la iglesia católica el derecho exclusivo de interpretación.
A partir de entonces el pueblo no estaría a la merced de la doctrina de la iglesia, teniendo que aceptar la autoridad de la enseñanza tradicional o la de la iglesia en igualdad de condiciones que la Palabra de Dios. Segundo, puso la interpretación en manos del pueblo. Este cambio ha sido más problemático. Condujo a los mismos excesos que la iglesia católica quería prevenir -la interpretación subjetiva del texto que se aparta de la fe cristiana histórica.
El subjetivismo ha sido el gran peligro de la interpretación privada. Sin embargo, el principio de interpretación privada no significa que el pueblo de Dios tiene derecho a interpretar la Biblia como se le antoje. El "derecho" a interpretar la Escritura va junto con la responsabilidad para interpretarla correctamente. Los creyentes tienen la libertad para descubrir las verdades de la Escritura, pero no están libres para fabricar sus propias verdades. Los creyentes han sido llamados para entender los principios válidos de interpretación y para evitar el peligro de subjetivismo.
Al buscar un entendimiento objetivo de la Escritura no estamos reduciendo la Escritura a algo frío, abstracto y carente de vida. Lo que estamos buscando es entender lo que dice la Palabra en el contexto, antes de encaminarnos a la tarea igualmente necesaria de ponerla en práctica en nuestras vidas. Una afirmación en particular puede tener numerosas aplicaciones personales posibles, pero solo puede tener un significado correcto. El derecho a interpretar la Escritura lleva consigo la obligación de interpretarla con exactitud. La Biblia no es una estatua de cera que puede ser moldeada y a la que puede darse la forma que mejor convenga a las opiniones del intérprete.
RESUMEN
1. La Reforma le brindó a la iglesia una traducción de la Biblia en el lenguaje común del pueblo, y le otorgó a cada creyente el derecho y la responsabilidad de la interpretación privada.
2. La tradición de la iglesia, si bien puede servir como una guía instructiva, no tiene la misma autoridad que la Escritura.
3. La interpretación privada no es una licencia para el subjetivismo.
4. El principio de interpretación privada lleva consigo la obligación de buscar la interpretación correcta de la Biblia.
5. Cada texto bíblico tiene múltiples aplicaciones, pero un solo significado correcto.
PASAJES BÍBLICOS PARA LA REFLEXIÓN
Nehemías 8:8, 2 Timoteo 2:15, 2 Timoteo 3:14-17, Hebreos 1:1-4, 2 Pedro 1:20-21.

12: LA REVELACIÓN Y LAS ESCRITURAS

El término «revelación especial» puede ser usado en más de un sentido. A veces denota las comunicaciones directas de Dios al hombre en mensajes verbales y en sucesos milagrosos. Los profetas y los apóstoles recibieron a menudo mensajes divinos mucho antes de que los escribieran.
Hoy día los encontramos en las Escrituras pero no forman el todo de la Biblia. Una gran parte de la Biblia no fue dada a los escritores sagrados en esta forma sobrenatural, sino que es el fruto de su estudio y reflexión. De todos modos, la frase «revelación especial» se usa con referencia a toda la Biblia, es decir, al conjunto de los hechos y de verdades redentoras que se encuentran en las Escrituras, dentro de su conjunto histórico.
La Escritura nos garantiza estas verdades por el hecho de haber sido infaliblemente inspiradas por el Espíritu Santo. Podemos pues afirmar que toda la Biblia, y solamente la Biblia, es la revelación especial de Dios para cada uno de nosotros. La revelación especial de Dios vive en las páginas de la Biblia y aun hoy día nos da vida, luz y santidad.
PRUEBA BÍBLICA DE LA INSPIRACIÓN DE LAS ESCRITURAS.
Toda la Biblia fue dada por inspiración de Dios y es la guía infalible de fe y conducta para toda la humanidad. Puesto que muchos niegan la inspiración de la Biblia tal asunto requiere una consideración especial.
La doctrina de la inspiración de la Biblia no es una invención humana sino que está fundada en la misma Biblia. Son muchos los pasajes que nos hablan de ello, pero vamos a indicar solamente algunos. Los autores del Antiguo Testamento fueron instruidos por Dios a que escribieran lo que
El les ordenaba. Éx. 17:14; 34: 27; Isa. 8:1; 30:8; Jer. 25: 13; 30:2; Ezeq. 24:1-2; Dan.12:4; Hab. 2:2.
Los profetas tenían conciencia de ser portadores de la palabra del Señor y por tal motivo introducían sus mensajes con estas palabras «Así dice Jehová» o bien, «y fue a mi palabra de Jehová diciendo», Jer. 36:27, 32; Ezequiel capítulos 26, 27, 31, 32, 39.
El apóstol Pablo habla de sus propias palabras como palabras que el Espíritu le había enseñado, 1ª Cor. 2: 13, y alega que es Cristo quien hablaba en él, 2ª Cor. 13: 3. En su carta a los Tesalonicenses declara que su mensaje era «palabra de
Dios», 2ª Tes. 2:13. En la epístola a los Hebreos encontramos citas del Antiguo Testamento mencionadas como palabra de Dios o del Espíritu Santo, Hebreos 1:5; 3:7; 4:3; 5:6; 7 :21.
El pasaje más importante que existe sobre la inspiración de las Escrituras se halla en 2 Timoteo 3:16: «Toda Escritura es inspirada divinamente y útil para enseñar, para reargüir, para corregir, para instituir en justicia».
LA NATURALEZA DE LA INSPIRACIÓN
Existen dos conceptos erróneos de la inspiración. Ambos representan extremos que debemos evitar.
LA INSPIRACIÓN MECÁNICA
Se ha dicho algunas veces que Dios literalmente dictó lo que los autores humanos de la Biblia debían escribir, como si éstos fueran cual plumas en la mano del escritor, es decir, agentes completamente pasivos. Esto significa que sus inteligencias no contribuyeron absolutamente en nada a la forma y contenido de las Escrituras.
Las mismas Escrituras demuestran que no fue así. Los autores humanos eran autores reales, y en algunos casos derivaron sus materiales de fuentes que Se hallaban a su disposición, 1 Reyes 11: 41; 14: 29; 1 Crónicas 29:29 y Lucas 1: 1-4 En otros casos estos autores nos cuentan sus propias experiencias, como en el libro de los Salmos y sus escritos llevan las huellas de su propio estilo literario. El estilo de Isaías es diferente del de Jeremías, y tampoco Juan escribe con el mismo estilo de Pablo.
LA INSPIRACIÓN DINÁMICA
Otros han dicho que el fenómeno de la inspiración sólo afecta a los escritores pero no a sus escritos. Se dice que su vida espiritual y poder intelectual fue levantado a un nivel tal, que comprendieron mejor todas las cosas y tuvieron una orientación más profunda de su verdadero valor espiritual.
Se ha dicho también que esta inspiración no estaba limitada al tiempo cuando escribieron los libros de la Biblia, sino que era una característica permanente en la vida de tales escritores, y que sólo de una manera indirecta tiene algo que ver con sus escritos.
Fue como una especie de iluminación espiritual parecida a la que gozan todos los creyentes, pero solamente en un grado muy superior. Esta teoría no tiene fundamento bíblico y dista mucho de la doctrina bíblica de la inspiración, como veremos después.
LA INSPIRACIÓN ORGÁNICA
El verdadero concepto de la inspiración bíblica enseña que el Espíritu Santo actuó sobre los escritores de la Biblia en una forma orgánica, cual órganos suyos, pero en armonía con las leyes de su ser interior.
El Espíritu Santo los usó tal cual eran, con su carácter y temperamento, sus dones y talentos, su educación y cultura, su vocabulario y estilo. El Espíritu Santo iluminó sus mentes, ayudó su memoria, los impulsó a escribir, dominó la influencia que el pecado hubiera podido tener sobre sus escritos, y los guió en la expresión de sus pensamientos hasta el punto de la selección de palabras.
Sin embargo les dio una buena medida de libertad en sus actividades. Dejó que nos dieran los resultados de sus investigaciones, y que pusieran en los libros sagrados la huella de su propio estilo y vocabulario.
LA EXTENSIÓN DE LA INSPIRACIÓN.
Hay diferencias de opinión sobre este punto, que es necesario estudiar.
LA INSPIRACIÓN PARCIAL
Bajo la influencia del Racionalismo no es raro encontrar hoy día quienes niegan completamente la inspiración de la Biblia, o mantienen que sólo partes de la misma son inspiradas. Algunos niegan la inspiración del Antiguo Testamento pero aceptan la del Nuevo.
Otros afirman que sólo las enseñanzas morales y religiosas de la Biblia son inspiradas pero en lo que se refiere a sus partes históricas, hay errores cronológicos, arqueológicos y científicos. Hay quienes limitan la inspiración al Sermón de la Montaña.
Los que aceptan tales puntos de vista no tienen ya una Biblia sobre la cual apoyarse, puesto que las mismas diferencias de opinión que existen son una prueba positiva de que ninguna de tales personas puede determinar con el menor grado de certeza, qué partes de la Escritura son inspiradas y cuáles no lo son.
Hay todavía otra forma de negar la inspiración bíblica de las Escrituras y estriba en afirmar que sólo los pensamientos están inspirados, pero que la selección de las palabras fue dejada completamente en manos de los autores humanos.
Tal afirmación cae por su propio peso, ya que se halla fundada en el erróneo concepto de que es posible separar los pensamientos de las palabras. En cambio, podemos afirmar que sin palabras es imposible pensar con exactitud.
LA INSPIRACIÓN PLENARIA
La Biblia enseña que cada parte de la misma es inspirada. Jesucristo y los apóstoles apelan con frecuencia al Antiguo Testamento con las palabras «Escrituras» o «Escritura» para solucionar un punto de controversia. Para ellos apelar a la Escritura era lo mismo que apelar a Dios. Es también digno de notar que en la lista de libros que citan de esta forma, se encuentran libros históricos.
En la epístola a los Hebreos se citan con frecuencia pasajes del Antiguo Testamento como palabras de Dios o del Espíritu Santo. Pedro pone las cartas de Pablo al mismo nivel que los libros del Antiguo Testamento 2 Pedro 3: 16 y Pablo afirma que toda la Escritura es divinamente inspirada, 2 Timoteo 3:16.
Podemos pues dar un paso más allá y afirmar que la inspiración de la Biblia alcanza las mismas palabras empleadas. La Biblia es verbalmente inspirada, cosa que no hay que confundir con la inspiración mecánica.
La doctrina de la inspiración verbal está bien justificada por las Escrituras. En muchos casos encontramos que Dios mismo indicó con exactitud a Moisés y a Josué lo que debían escribir. Lev. 3 y 4; 6:1, 24; 7:22, 28; Josué 1:1; 4:1; 6:2, etc. Los profetas hablan como si Jehová pusiera su palabra en sus bocas, Jer. 1:9 o les ordenara hablar al pueblo las mismas palabras' de Dios,
Ezeq. 3:4, 10, 11. Pablo nos habla de que su palabra es doctrina del Espíritu, 1ª Cor. 2: 13 y tanto Pablo como Jesús mismo fundan todo un argumento en una simple palabra, Mateo 22:43-45; Juan 10:35; Gal. 3:16.
LAS PERFECCIONES DE LA ESCRITURA.
Los Reformadores desarrollaron la doctrina de la Escritura en contraste con la Iglesia Católica Romana y algunas de las sectas. Roma enseña que la Biblia debe su autoridad a la Iglesia, mientras los reformadores afirmaron que la Biblia tiene autoridad propia, por ser la Palabra inspirada de Dios.
También afirmaron la necesidad de las Escrituras como el medio de gracia preparado por Dios mismo. La Iglesia Católica Romana afirma que la Iglesia no tiene una necesidad absoluta de las Escrituras y algunas sectas ponen su énfasis en la «luz interior» y en el mensaje del Espíritu Santo en el corazón de los creyentes en detrimento de las Escrituras.
También en contra de la Iglesia Romana, los reformadores defendieron la claridad de las Escrituras. No negaron el que la Escritura encierra misterios demasiado profundos para el entendimiento humano, pero afirmaron que la Biblia nos da todo el conocimiento necesario para la salvación.
Este conocimiento aun cuando no Se halla con igual claridad en cada una de las páginas de la Biblia, nos es dado de tal forma, que cualquiera que sinceramente busca la salvación de su alma puede obtenerlo por sí mismo y no necesita fiar de la interpretación de la Iglesia o el clero.
Finalmente, defendieron la suficiencia de las Escrituras, es decir, negaron la necesidad de la Tradición que la Iglesia Católica Romana mantiene, o la luz interior que preconizaban los Anabaptistas.
TEXTOS PARA APRENDER DE MEMORIA
LA INSPIRACIÓN DE LA BIBLIA / LA AUTORIDAD DE LA BIBLIA
1. 1 Cor. 2:13. «Lo cual también hablamos, no con doctas palabras de humana sabiduría, mas con doctrina del Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual.»
2. 1 Tes. 2:13. «Por lo cual, también nosotros damos gracias a Dios sin cesar, de que habiendo recibido la palabra de Dios que oísteis de nosotros, recibisteis no palabra de hombres, sino según es verdad, la palabra de Dios.»
3. 2 Tim. 3:16. «Toda Escritura es inspirada divinamente y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instituir en justicia.»
4. Isaías 8:20. «A la ley y al testimonio. Si no dijeren conforme a esto es porque no les ha amanecido.»
LA CLARIDAD DE LA ESCRITURA
1. Sal. 19:7b. “El testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al pequeño”
2. Salmo 119:105. «Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino.» Y el v. 130, «El principio de tus palabras alumbra; hace entender a los simples».
LA NECESIDAD DE LA BIBLIA / LA SUFICIENCIA DE LA ESCRITURA
1. 2 Tim. 3: 15. «Y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salud por la fe que es en Cristo Jesús».
PARA ESTUDIO BÍBLICO ADICIONAL
1. ¿Tienen autoridad alguna las tradiciones humanas? Mateo 5:21-48; 15:3-6; Marcos 7:7; Col. 2:8; Tito 1:14; 2 Pedro 1:18.
2. ¿Entendían los profetas con claridad las cosas que escribían? Dan. 8: 15; 12:8; Zac. 1:7 a 6: 11; 1 Pedro 1:11.
3. ¿Qué nos enseña 2 Timoteo 3:16 sobre el valor práctico de la inspiración de la Biblia?
PREGUNTAS PARA REPASO
1. ¿Cuál es la relación entre la revelación especial y la Biblia?
2. ¿Qué diferentes sentidos se han dado al término «revelación especial»?
3. ¿Podemos afirmar que la revelación especial y las Escrituras son palabras sinónimas?
4. ¿Qué pruebas bíblicas podemos dar sobre la inspiración de la Biblia?
5. ¿Qué enseñan las teorías de la inspiración mecánica y dinámica?
6. ¿Cómo definiría usted la doctrina de la inspiración orgánica?
7. ¿Qué podemos pensar de los que dicen que los pensamientos están inspirados pero no las palabras?
8. ¿Cómo es posible probar que la inspiración se extiende a cada parte de la Escritura, y hasta a las mismas palabras?

9. ¿Cuál es la diferencia entre la Iglesia de Roma y los cristianos de la Reforma sobre la autoridad, necesidad, claridad y suficiencia de las Escrituras?